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Filosofia De La Liberacion Scannone

cielitozu23 de Marzo de 2013

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ACTUALIDAD Y FUTURO DE LA FILOSOFIA DE LA LIBERACION

Por Juan Carlos Scannone S.I.

Cuando, a comienzo de los años 70, varios de nosotros planteamos una filosofía de la liberación latinoamericana,1 nos movía a hacerlo, por un lado, la situación de dependencia injusta de nuestro país y de América Latina y, por otro, la convicción de que, para superarla liberadoramente, era necesario -aunque, por supuesto, no suficiente- el aporte de una filosofía liberadora. Es decir, una filosofía que no sólo tomara como tema la liberación, sino que la pensara desde la praxis de ésta -también teórica-, liberándose asimismo críticamente de ideologías de dominación.

Aunque las circunstancias han cambiado radicalmente en muchos aspectos, sin embargo, la situación de nuestros pueblos ha empeorado, pues las mayorías sufren no sólo la opresión, sino también la exclusión. De modo que la mencionada tarea de la filosofía permanece en su núcleo, debiendo eventualmente añadir a la crítica de la realidad social a partir de lo integral humano, su autocrítica con respecto a su recorrido en algo más de treinta años. Por ello estimo que la filosofía de la liberación -respondiendo a desafíos antiguos y nuevos- sigue hoy tan y quizás más vigente que en los 70. Por lo tanto tiene futuro, si sigue llevando a pensamiento crítico la actualidad histórica, a fin de contribuir a cambiarla en más humana.

Por consiguiente, en esta ponencia trataré, primero, de la nueva situación actual latinoamericana (1); luego, de los retos que presenta a la filosofía en general y, en especial, a la filosofía de la liberación. Pues, gracias a los caracteres que la distinguen a ésta desde sus comienzos, está intrínsecamente capacitada para responder a dichos desafíos, desde el ámbito reflexivo que le corresponde (2). Por último consideraré algunos aspectos en que dicha filosofía se está renovando, a fin de que su respuesta se adecue mejor a las actuales circunstancias históricas (3).

1. La nueva situación histórica

1.1. Globalización, exclusión y "nueva cuestión social"

Enrique Dussel tituló su importante obra publicada en 1998: Ética de la liberación en la edad de la globalización

y la exclusión,2 señalando con estas dos últimas palabras dos importantes momentos de la "nueva cuestión social", después de la caida del muro de Berlín: primero, una globalización promovida según el así llamado "pensamiento único" neoliberal, que pretende carecer de alternativas. Y, segundo, una de las consecuencias más funestas de éste para la persona humana, a saber, la exclusión de millones de personas, de decenas de países y aun de continentes enteros, cuya máxima expresión entre nosotros es el desempleo estructural.3

Pues, cuando el mercado se propugna como autorregulado y regulador de toda la vida social, se pervierte intrínsecamente en motor de concentración injusta de riqueza, ahondando así cada vez más la brecha entre pobres y ricos, entre naciones pobres y naciones ricas, y deja de ser instrumento, para transformarse en centro y fin; las finanzas desreguladas tienden entonces a primar sobre la producción, oponiéndose no pocas veces tanto a los intereses de los trabajadores como a los de los empresarios productivos; la política se pone al servicio de los poderes económicos y financieros; la cultura promovida por éstos a través de los medios de comunicación de masa, jaquea a las culturas de los pueblos, tratando de imponer una uniformización de pautas y conductas, etc., etc. Por otro lado, la implosión de la Unión Soviética dejó sin contra-partida la hegemonía unilateral de los Estados Unidos como nuevo imperio mundial. Por ello, la ideología del "pensamiento único" -como ya lo dije más arriba- se pretende sin alternativas viables; y en América Latina se nos presenta el ALCA como si fuera la panacea para todos nuestros problemas económicos, con la amenaza de una mayor dominación no sólo económica, sino también política y cultural. Todos éstos son caracteres de la "nueva cuestión social" que, luego del atentado a las torres gemelas, está agravada aún más por una concepción fundamentalista de la lucha antiterrorista y por la teoría y la práctica de la "guerra preventiva".

Por todo ello, parece indudable que la "liberación" humana integral -de todo el hombre y de todo hombre y mujer, sobre todo de los pobres, oprimidos y excluidos- se ha convertido hoy en más necesaria y urgente que hace treinta años: la liberación como tema de reflexión, como actitud existencial y política y como práctica histórica, aun teórica.

De ahí que permanezca como necesaria una reflexión desde y sobre la liberación, que -en forma interdisciplinar- sea al mismo tiempo radicalmente crítica, "generalista" -es decir, abarcando integralmente al hombre, la sociedad y la realidad histórica- y universal, en cuanto se extiende más allá de las particularidades históricas y culturales, abarcándolas.

1.2. Signos positivos de los tiempos

Sin embargo, la novedad de la situación se manifiesta asimismo en rasgos positivos, que caracterizan el momento actual y que también dan que pensar y qué pensar a la filosofía.

Pues, según parece, el peligro militar ha pasado en América Latina y la democracia -aun la formal- es en muchas partes sólidamente apreciada, después de la dolorosa expe-riencia de la subversión y la represión. Además, los pueblos latinoamericanos muestran signos de resistencia cultural a la uniformización arriba aludida, en medio de un siempre mayor pluralismo ético, cultural y religioso, que -según creo- marca un cambio cualitativo con respecto a los años 70. Otra novedad positiva es el lugar social cada vez más reconocido que ocupa la mujer, de cuya liberación ya hablaba entonces la filosofía de la liberación en su "erótica latinoamericana". Pero, según mi apreciación, hay además otros dos fenómenos que caracterizan positivamente la actual situación y praxis históricas latinoamericanas, a saber, el del surgimiento de comunidades de naciones que continúan con el ideal de la "Patria grande", por ejemplo, en el Cono Sur bajo la figura del Mercosur, no obstante las dificultades que ha encontrado y sigue encontrando, Y, por otro lado, el de la emergencia de la sociedad civil, como diferente del Estado y del mercado, a pesar de eventuales ambigüedades.

1.3. El Mercosur como promesa

Cuando el Grupo de Lisboa, bajo la dirección de Riccardo Petrella,4 diseña seis escenarios posibles para los próximos 30 años ante el fenómeno de la globalización, uno de los que siguen la lógica de la integración y no de la fragmentación, es precisamente el de las comunidades de naciones, cuyo modelo actual es la Unión Europea. Se trata entonces de unión en el respeto de las diferencias, unión no sólo económica, sino también política, social y cultural. Los mismos autores indican el Mercosur y el Pacto Andino como yendo en esa dirección y constituyendo, por consiguiente, alternativas viables ante la globalización unilateral.

Pues, por ejemplo, el Mercosur debería constituir no sólo una unión aduanera o un mero mercado común, sino inspirarse, como se dijo, en la Unión Europea, para conver-tirse en una verdadera comunidad -aun política- de naciones. Tiene como vocación su ampliación, al menos a toda América del Sur. Y, porque la unión hace la fuerza, también podría -desde una posición menos desigual- negociar con otras comunidades de estados, aun un eventual ingreso al ALCA, pero con conveniencias para ambas partes.

4 Cf. su obra: Los límites de la competitividad. Cómo se debe gestionar la aldea global, Buenos Aires, 1996.

Se trata, por lo tanto, de un signo de los tiempos, que apunta a una mayor liberación humana de nuestros pueblos. Por ello la filosofía debe saber discernirlo en sus implicancias ético-históricas, para el bien común latinoamericano y universal.

1.4. La emergencia de la sociedad civil

Ante el debilitamiento del Estado -por la crisis del Estado de bienestar-, y la amenaza de la "tiranía del mercado", se fue dando universalmente, pero también en nuestra América, el nuevo fenómeno del despertar de la sociedad civil. Ésta se auto-organiza en ONGs, voluntariados, tercer sector, grupos organizados alternativos de reflexión, de participación ciudadana y de presión, en movimientos sociales (los "sin tierra", los piqueteros, movimientos indígenas, etc.), creando -sobre todo de cara a la exclusión- amplias redes de solidaridad tanto nacionales como internacionales.

En general, se trata de nuevos agentes y sujetos históricos, llevando a cabo "un nuevo modo de hacer políti-ca" no partidista,5 es decir, de moverse en el espacio público -no estatal- en búsqueda del bien común. Se preocupan por intereses no sólo sectoriales sino universalizables (Adela Cortina): los derechos humanos, el trabajo, la justicia, la lucha contra corrupción e impunidad, los espacios verdes, etc. Buscan desde las bases alternativas viables al neoliberalismo. Se mueven sobre todo en lo local, es decir, en el barrio, el pueblo, la parroquia, el municipio, aunando generalmente un "pensar en global" con un "actuar en local", dando así lugar a la expresión "glocalización".

Se trata de un fenómeno típico de reacción superadora de la globalización neoliberal, que pone en juego la creatividad de los pobres y excluidos, así como de la clase media empobrecida (los "nuevos pobres"). Es una nueva modalidad de la astucia y sabiduría popular latinoamericana,6

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