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La Filosofía De La Liberacion


Enviado por   •  2 de Abril de 2013  •  15.392 Palabras (62 Páginas)  •  392 Visitas

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LA FILOSOFÍA LATINOAMERICANA DE LA LIBERACIÓN

Pablo Guadarrama

1. Presentación y valoración general

Este movimiento filosófico comienza a tomar fuerza a fines de la década del sesenta. No obstante su heterogeneidad con sus altas y sus bajas se mantiene con relativa actividad hasta nuestros días. Intento hacer una caracterización integral del mismo, respetando la diversidad de posiciones que hay en él.

El hecho de que la filosofía en toda época y lugar haya tenido pretensiones liberadoras y desalienantes no significa que siempre lo haya logrado, ni que deben ser consideradas todas las formas precedentes como antecedentes imprescindibles de esa actual corriente de pensamiento. Un estudio preliminar de las fuentes teóricas de la filosofía de la liberación revela que sus nutrientes sólo podían encontrarse en aquellas últimas expresiones del filosofar que mayores aportes han ofrecido a los proyectos emancipatorios de la humanidad en los últimos tiempos, y no en todas y cada una de las disímiles modalidades de la reflexión filosófica contemporánea.

El resultado final de este trabajo indica, a su vez, que ha sido muy diferente la recepción que ha tenido esta corriente de pensamiento durante las dos últimas décadas en el ámbito académico latinoamericano y más allá de estas latitudes. Este hecho ha estado condicionado por múltiples circunstancias entre las que sobresalen las de carácter político, factor éste que evidencia una de las proyecciones fundamentales de esta forma de filosofar. Atacada lo mismo por las derechas intransigentes y los círculos académicos tradicionalistas que por las izquierdas dogmáticas o superexigentes, esta corriente ha dado cabida en su seno, en distintas circunstancias, tanto a propugnadores de ideas realmente revolucionarias como a sostenedores de usuales esquemas conservadores, encubiertos tras lenguajes populistas.

Aun cuando el componente político ha estado muy presente en las distintas formulaciones de la filosofía latinoamericana de la liberación en consonancia con la tradición filosófica de esta región, sería injusto reducir todo su andamiaje al de un discurso político. En verdad su discurso, en diverso grado, tiene proyecciones metafísicas, ontológicas, antropológicas, axiológicas, etcétera. Estos aspectos han sido justipreciados en los principales autores que mayor atención le dedicaron a la conformación de dicha filosofía. En este resumen sólo se aspira a valorar aquellos elementos que pueden considerarse aportativos, dignos de consideración y consustanciales a una corriente filosófica que, como ocurre la mayoría de las veces, aspira a constituirse en síntesis dialéctica superadora de todas las filosofías anteriores y a la vez ser útil a su circunstancia.

Los intelectuales latinoamericanos que profesan y que se han identificado con la filosofía de la liberación en su mayoría son profundos conocedores de la tradición filosófica occidental y se han formado básicamente en alguna que otra de sus variantes fundamentales como el hegelianismo, el historicismo, la fenomenología, el existencialismo y el neotomismo, en tanto que el marxismo no constituyó en el período de surgimiento de este movimiento por lo regular un punto de partida, ya que en algunos casos ni siquiera manejaban suficientemente las obras de los clásicos de esta filosofía, sino a través de sus diversas versiones y deformaciones.

Preocupados por interpretar y transformar de algún modo la realidad latinoamericana, se percataron de las insuficiencias de aquellas corrientes para dicha tarea, aun cuando no pudieran renunciar a sus logros y, en especial, al aparato categorial elaborado por esas corrientes y escuelas del pensamiento europeo. Sin embargo, veían en ellas básicamente un aparato ideológico justificatorio de la visión eurocéntrica del mundo, en la que el mundo latinoamericano y la reflexión filosófica emanada de él se situaban en una posición de subordinación. Por tal razón intentaron romper esos lazos de dependencia intelectual, aunque sin desaprovechar los instrumentos crítico-teóricos elaborados por la filosofía europea y crear un pensamiento desde estas tierras al servicio de los pueblos de nuestra América. Tales intentos no estuvieron exentos de ciertas hiperbolizaciones sobre el futuro papel hegemónico de la filosofía latinoamericana, que por suerte en su generalidad han sido superados aunque subsistan en algunos y que son comprensibles como lógico mecanismo de defensa ante tantos siglos de dominación cultural, pero que atentaba a su vez contra la comprensión de la esencia histórico-universal de la filosofía.

Los representantes de la filosofía de la liberación que mayor trascendencia han tenido por sus obras -Leopoldo, Zea, Enrique Dussel, Arturo Roig, etcétera- han encontrado paulatinamente en el marxismo un inobjetable instrumento de valor científico y de compromiso con los oprimidos que se quieren liberar, sin llegar a identificarse absolutamente con la concepción dialéctico-materialista del mundo. Zea llega a coincidir con el marxismo sobre la falsedad de la libertad burguesa y sobre la necesidad de una genuina liberación humana. También coincide con los marxistas en su crítica a la explotación capitalista y a la dominación imperialista sobre los pueblos del Tercer Mundo. Dussel así mismo ha planteado como tarea de la filosofía de la liberación "continuar el discurso teórico de Marx desde América Latina". Francisco Miró Quesada y Horacio Cerutti han reconocido en el marxismo una filosofía de la liberación. Alejandro Serrano Caldera sostiene que "Carlos Marx abrió un horizonte nuevo en la teoría y acción revolucionaria, pero también en la historia del pensamiento humano. De igual modo Arturo Andrés Roig destaca el trascendental paso realizado por Marx en la comprensión de la historia y su significado para el estudio de las ideas filosóficas. Similares posiciones asumen en Uruguay Carlos Mattos y Yamandú Acosta, entre otros.

Muchos seguidores de la filosofía de la liberación como Dussel, Germán Marquínez Argote y Luis José González Alvarez, estos dos últimos en Colombia, comparten con el marxismo la interpretación de la historia humana, pero no las concepciones cosmovisivas que se derivan del enfoque dialéctico-materialista del mundo. Pero esto no constituye obstáculo alguno para la recepción del fermento científico y liberador en el plano social contenido en el marxismo.

La filosofía latinoamericana de la liberación gústele o no a algunos de sus representantes es heredera de la tradición filosófica occidental, cuyas últimas expresiones

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