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Filosofia Del Lenguaje Moderno


Enviado por   •  17 de Octubre de 2013  •  1.685 Palabras (7 Páginas)  •  357 Visitas

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Filosofía del Lenguaje Moderno

En el siglo XX se le da importancia al lenguaje como el origen de nuestros actos, en primer lugar, y de cómo construimos nuestra convicción de lo que es real a partir de ese mismo lenguaje, en segundo lugar. Entre los máximos representantes de la filosofía del lenguaje moderno, tenemos a Wittgenstein, Austin y Searley.

Ludwig Wittgenstein, (1889-1951)

Wittgenstein propuso dos esquemas filosóficos distintos. En el Primer Wittgenstein hace una propuesta de lógica filosófica para crear un lenguaje que pueda reflejar exactamente a la realidad para los postulados científicos. En el Segundo Wittgenstein niega toda posibilidad a tal lenguaje y postula que sólo existe el lenguaje de la vida cotidiana. Su principal propuesta aquí es que vivimos en juegos de lenguaje. Por lo que existen múltiples conjuntos de lenguaje particulares. Según lo describe Guillermo Briones: Aquí dice que no pretende teorizar ni explicar nada, salvo describir el fenómeno del lenguaje. Al respecto señala que el lenguaje comprende varios Juegos lingüísticos diferentes entre sí y para diferentes usos, cada uno de los cuales está sometido a sus propias reglas. Por otro lado, dice, el significado de las palabras define su uso. Solo cuando se sabe cómo han de ser usadas, sea para interrogar, describir objetos, nombrar, etc., solo entonces puede decirse que se conoce y se puede hablar un cierto lenguaje.

El lenguaje es mucho más que darle nombre a las cosas y tampoco puede sustituir a las cosas que nombra. Es decir, el significado correcto de los signos lingüístico no son los objetos designados por ellos. Tampoco podemos crear modelos ideales o lógicos para nombrar lo que sucede en la realidad (como el intento de crear un lenguaje solamente científico), sino que es en la vida cotidiana donde deben buscarse los significados que adquieren las palabras en la forma que un grupo particular de hablantes las usa.“El significado de una palabra es su uso en el lenguaje” dice Wittgenstein, es decir, lo que hace al lenguaje es la forma en que es usado y practicado en los diversos juegos, como dar ordenes, informar, etc. Para Wittgenstein el lenguaje consiste en mil juegos.

John. L. Austin (1911 – 1960)

Estudió y enseñó en Oxford, donde se destacó por la importancia que le concedió al lenguaje ordinario. Clasifico a las expresiones “realizativas” en oposición a las expresiones “constatativas” que son aquellas comprometidas en una función asertiva Para Austin ambas formas de expresión, realizativas y constatativas son acciones, o más bien, actos de habla. Así, emitir un juicio o hacer una descripción es ejecutar un acto de habla tal como lo es hacer una promesa o dar una orden. Pero aquí hay algo más. Tradicionalmente la filosofía había separado la teoría de la práctica, el conocer del hacer, pero en esta proposición de Austin, tal dualidad desaparece porque el conocer y el hacer son una misma cosa. No serían dos cosas distintas, sino dos dimensiones o enfoques de la misma cosa. Una expresión constatativa se sitúa en el lado del conocer, o de la teoría, mientras que las expresiones realizativas se sitúan en la dimensión práctica, del hacer, de las acciones.

Finalmente, Austin hace distinciones para los actos de habla completos, es decir, que al producir un acto de habla se llevan a cabo tres actos simultáneos. O bien, que cuando alguien dice algo es necesario distinguir entre: El acto de decirlo, que Austin llama el acto locucionario. “Es la acción de hablar, la producción de decir algo. El acto que ejecutamos al decir algo y que denomina el acto ilocucionario (prometer, afirmar, advertir, etc.), es el que realizamos al decir algo, por ejemplo: cantar, aconsejar, pedir, interrogar, explicar, ordenar, amenazar. Podemos decir que realizar un acto locucionario es, en general y por lo mismo, realizar un acto ilocucionario, (…) es llevar a cabo un acto al decir algo, como cosa diferente de realizar el acto de decir algo. Y el acto que realizamos porque decimos algo y que llama el acto perlocucionario (persuadir, asustar, entretener, asombrar, etc.). Se refiere a los efectos del decir algo. Por ejemplo, la mamá que le dice al chico (/”Anda a lavarte ahora mismo”/, realiza un acto lingüístico que consiste en una locución (los términos dichos), una ilocución (una orden), y una perlocución (la intención de la mamá de inducir al chico a lavarse). Decir algo producirá ciertas consecuencias o efectos sobre los sentimientos, pensamientos o acciones del auditorio, o de quien emite la expresión, o de otras personas. Existe una diferencia entre lo que consideramos la producción real de efectos reales y lo que consideramos como meras consecuencias convencionales, en tanto que el acto ilocucionario tiene naturaleza lingüística, está vinculado con la producción de cierta formula, el acto perlocucionario esta fuera del dominio de la lengua.

John R. Searle (1932)

El filósofo Austin plantea un aspecto del marco teórico de los Actos de Habla, lo que es continuado por Searle. Según nos explica éste, el hablar un lenguaje es tomar parte en una forma de conducta gobernada por reglas por lo que «aprender y dominar un lenguaje es aprender y haber dominado esas reglas», y cuando se le pregunta a este autor por la validez

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