La filosofía del lenguaje
AllwarsMonografía18 de Noviembre de 2015
5.466 Palabras (22 Páginas)236 Visitas
I. INTRODUCCIÓN.
1. La filosofía del lenguaje es una rama de la filosofía (y más específicamente de la semántica filosófica), en esta disciplina desembocan dos problemas concernientes al lenguaje, por un lado, está el significado (lingüístico), y por otro, el contenido de las representaciones mentales (que es uno de los problemas de la filosofía de la mente). Lo que le interesa a la filosofía del lenguaje, es en primer término, establecer las propiedades semánticas de las expresiones, y luego, el hecho de que éstas nos llevan a las representaciones mentales, para averiguar así, cuales son las condiciones que hacen que la representaciones mentales tengan contenido.
El objeto de estudio de la filosofía del lenguaje son específicamente, las propiedades semánticas genéricas (PSG), es decir, aquellas propiedades de los significados lingüísticos compartidas por todas las lenguas, se trata de establecer que es significar para un expresión u oración cualquiera en una lengua cualquiera. En este sentido, el tipo de preguntas que debe responder la filosofía del lenguaje, es de carácter general y abstracto, tales como: ¿Qué conjunto de propiedades semánticas genéricas exhibe una oración cualquiera en cualquier lengua? de esta pregunta se desprende que a la filosofía del lenguaje, le interesan las lenguas naturales (como el francés, el castellano, etc.), sólo en la medida en que se pueden instanciar o ejemplificar en ellas estas propiedades generales y abstractas del lenguaje, la tarea de la filosofía del lenguaje, es identificar y especificar estas propiedades “tipo” que deberán ser compartidas por todas las lenguas naturales, por lo tanto su atención estará centrada en el lenguaje pensado como abstracción.
Una propiedad será genérica entonces, cuando sea posible atribuirla a un tipo de expresiones, y se demuestre que este tipo es una propiedad que se puede ejemplificar o instanciar en cualquier lengua. Algunas de las propiedades semánticas genéricas, que se han propuesto por el análisis de la filosofía del lenguaje, son que una oración o expresión pueda: ser significativa, ser verdadera, expresar un significado, referir algo, y denotar algo.
Como dije antes, la labor de la filosofía del lenguaje será identificar o individuar las PSG, es decir, aislar la propiedad en las características privativas a su modo de ser, de modo que no sea posible confundirla con otra cualquiera. Pero para esto primero deberá resolver dos problemas. El primero será establecer las condiciones de “existencia” de la propiedad, es decir, en que ámbito ontológico reside ésta (si corresponde, por ejemplo, al ámbito del sentido o de la denotación). El segundo, será establecer las condiciones de identidad de la propiedad, o sea, establecer como ella se mantiene estable a través de condiciones cambiantes.
Una vez determinados los requerimientos con que debe cumplir la individuación de las PSG, la filosofía del lenguaje tiene que encontrar los medios para identificar cada una de estas propiedades, la metodología utilizada para este efecto, es la formulación de condiciones que deben cumplir las PSG, para ser tales. Estas condiciones serán la base para especificar propiedades tipo y para que estas se puedan ejemplificar en cualquier lengua.
El análisis de las condiciones de individuación de una PSG puede llevarse a cabo de tres formas: ya sea por condiciones necesarias y conjuntamente suficientes; por condiciones solamente suficientes; o por condiciones sólo necesarias. La primera de estas modalidades de análisis es la más difícil de cumplir, pues es demasiado abarcador, para individuar la propiedad habría que satisfacer por separado cada una de las condiciones necesarias y todas las suficientes.
En el caso de las condiciones suficientes, la sola satisfacción de la condición basta para considerar que una expresión determinada tenga la propiedad. El requisito de este tipo de condición, es que esté constituida de varias subcondiciones, cuya satisfacción en conjunto permita identificar la propiedad.
Por último una condición es necesaria cuando, su no satisfacción implica que no es posible individuar la propiedad, por ejemplo en el caso de los nombres propios que si bien es necesario que tengan una referencia a la cual aludir, esa condición no es suficiente para individuar la propiedad, ya que se necesita además (como condición también necesaria) que exista algún tipo de relación identificable entre el NP y el objeto.
Además de éstas existen otro tipo de modalidades, menos rigurosas, que sólo proponen criterios de análisis.
2. La filosofía del lenguaje y la filosofía analítica son dos áreas de la filosofía en general, con distintos objetivos e intereses. La primera tiene su apogeo a fines del siglo XIX y se extiende hasta el siglo XX (hasta los 70); la segunda, es una corriente que predomina en la filosofía anglosajona durante el siglo XX. La tarea de la filosofía del lenguaje es proporcionar un criterio de significación (estableciendo las propiedades semánticas genéricas), y este criterio de significación debe tener un carácter general y abstracto, válido para cualquier expresión en cualquier lengua; la filosofía del lenguaje pretende, en otras palabras, establecer que es significar para una expresión cualquiera en todas las lenguas. La filosofía analítica, en cambio, busca inquirir y dilucidar los enunciados propuestos por la disciplina filosófica en general, enunciados que regularmente tienen una impronta marcadamente metafísica. Por esta razón, a la filosofía analítica le interesa analizar estas proposiciones desde una perspectiva fenomenológica, es decir, como enunciados empíricamente observables, comprobando si tienen o no sentido expresiones como, “Dios es lo uno”.
El modo de relacionarse de ambas disciplinas, se manifiesta en el hecho de que toda filosofía analítica presupone una filosofía del lenguaje (aunque no a la inversa), pues la segunda entrega el canon, el criterio semántico, con el que la primera puede distinguir, mediante el análisis, el significado de las oraciones y expresiones constatando si éstas tienen o no sentido, y estableciendo así sus condiciones de verdad o falsedad. De esta manera, la filosofía del lenguaje entrega el criterio del significado en abstracto y la filosofía analítica examina el lenguaje en la experiencia, a través de un análisis lógico de los enunciados filosóficos.
Por último, la filosofía del lenguaje posee tres orientaciones; una logicista; una pragmatista, que reduce el lenguaje a reglas de uso; y una naturalista, que corresponde a teorías causales del significado. En la primera, se buscan establecer criterios formales para determinar el significado de nombres propios y predicados, y así estipular el significado de las oraciones aseverativas, en esta orientación destacan, entre otros autores Frege y Russell, que son los antecedentes de la filosofía analítica, además de formular las primeras reglas que intentan postular la idea de un lenguaje (para ellos, estrictamente lógico) constituido por significados universalmente reconocibles, así, en estos autores están presentes en ciernes ambas disciplinas.
3. Peirce, en su tríada semi ótica, elabora una concepción del significado, ya no sólo como una correspondencia binaria entre un significado y su significante, sino como una relación entre tres elementos: un objeto, un representamen y un interpretante, y llama a esta triple relación semiosis; proceso en el cual la representación de un signo atraviesa por distintas instancias.
Triada Semiótica [pic 1]
Interpretante
[pic 2][pic 3][pic 4]
Representación del SIGNO
Objeto (inmediato)
[pic 5]
Representamen Ground Objeto (dinámico)
En primer lugar está el objeto (dinámico), que corresponde a un objeto o sustancia del mundo indeterminado (un “esto”), algo que tenemos ante la vista y que posee un sin fin de cualidades y características. Sólo cuando decidimos resaltar una cualidad determinada del objeto, por ejemplo un día frío, estamos determinándolo a éste en algún respecto o cualidad. El signo o representamen, es el portador del signo representativo, la expresión (que posee propiedades semánticas) que está por esa cualidad que se ha resaltado del objeto, la representa, Peirce lo define así: “es algo que está por algo para alguien en algún respecto o capacidad”. La cualidad o capacidad encarnada por el signo, aquella en que el objeto dinámico ha sido determinado, es lo que Peirce llama el ground. El último elemento de esta tríada es el interpretante, que es otro signo, que se crea en la mente de un intérprete, y que corresponde a un signo equivalente o más desarrollado que el representamen. Por último, el objeto inmediato, que es la representación del objeto determinada por el interpretante, es el corolario del proceso semiótico, ya no se trata del objeto que en primera instancia era un algo indeterminado, sino que ahora resulta una entidad dotada de significación. Esta tríada semiótica, ayuda a comprender al filósofo del lenguaje que para realizar la labor de identificar o individuar las PSG, es indispensable hacerlo relacionalmente, porque cada una de estas propiedades semánticas, para ser significativas, dependen (metafísicamente) de una propiedad perteneciente a un ámbito ontológico distinto, la cual constituye el fundamento o ground de la relación semántica. El establecer el ground de la relación posibilitará individuar una PSG, ambas serán tareas del filósofo del lenguaje, que al hacerlo proporcionará una teoría de la determinación del contenido. En síntesis, los pasos a seguir por el filósofo del lenguaje en la individuación de PSG son los siguientes: en primer lugar, reconocer el carácter relacional de las PSG; en segunda instancia, establecer una jerarquía de las relaciones semánticas, determinando cual es la relación más originaria o esencial que una expresión tiene con los otros dos elementos de la triada; y finalmente establecer cual es el fundamento de esa relación semántica que se ha elegido como la más esencial.
...