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Filosofia: El arte de la duda


Enviado por   •  30 de Septiembre de 2023  •  Ensayos  •  4.841 Palabras (20 Páginas)  •  33 Visitas

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Introducción:

Los humanos desean conocer la verdad o tal vez desean creer que lo que conocen es la verdad. En otras palabras, sea lo que sea la verdad esta es secundaria a dicho deseo. Por lo que mientras lees, se cuidadoso al asumir que es verdad y que es mentira, siempre duda, mantén un demonio interno en todo momento. Con esto claro, aventurémonos en este viaje en el que la verdad no existe, sobre hechos que quien sabe pasaron o no, sobre el dudoso amor entre el hombre y el saber. Garantizo su cualidad, pero no su veracidad, espero desde el fondo de mi corazón que quien este leyendo termine con más preguntas que respuestas, si es que yo tengo corazón claro, y si es que yo existo claro.

La Filosofía:

Empecemos por el comienzo, literalmente, “los humanos desean conocer la verdad”. Centrémonos en dos términos de esta frase, “deseo y “conocimiento”, podemos cambiar deseo por “amor” si es que no es ya lo suficientemente obvio a donde quiero llegar.

Filosofía, el arte de la duda, la disciplina que comenzó cuando los hombres dudaron de sus dioses (refiriéndome por supuesto a la filosofía griega). Para algunos forma de vida y para otra fuente de conocimiento, ahora bien ¿Qué separa al hombre corriente del filósofo? Mi respuesta es que nada, ya que el filósofo no es más que un hombre astuto (en mi humilde opinión). Entendamos astuto como un rasgo, una forma de vivir tal vez, dicho hombre simplemente vive enamorado y con un diablillo en su interior, siempre buscando el saber y siempre dudándolo. Este arquetipo se ve encarnado en dos grandes filósofos: Sócrates y René Descartes.

Sócrates:

La forma de hacer filosofía de Sócrates era muy especial, él se presentaba ante los demás como alguien que no sabe y debe ser instruido, sabiendo esto, no es sorpresa que el famoso método socrático se base en una conversación o debate entre dos interlocutores.

 Sócrates comparte con sus discípulos algo distinto al conocimiento, el deseo por saber y una mente abierta y reflexiva, pero no crédula. La historia referida al oráculo de Delfos nos da un vistazo a parte de la vida y el pensamiento filosófico de Sócrates; este filosofo duda de la aseveración del Oráculo, ya que cree no poseer más sabiduría que los otros hombres, tal reacción da eco a su famosa frase “solo sé que no se nada” mostrando que Sócrates estaba consciente de su propia ignorancia. Convencido de que las palabras del Oráculo tienen algún significado oculto, este se propone a conversar con los más sabios acorde a los ciudadanos, esperando encontrar respuestas, sin embargo, las apariencias muchas veces engañan.

Después de conversar con políticos, artesanos y poetas, Sócrates llega a la conclusión de que estos hombres no saben, si no que creen saber, han caído en una trampa tejida por su propia soberbia, con esto Sócrates toma conciencia tanto de los límites como de los fallos del saber humano y a mi parecer este hecho también reafirma su humildad, siendo este automáticamente más sabio que todos los hombres con los que hablo por el simple hecho de reconocer su propia ignorancia.

Rene Descartes:

El famoso filósofo y matemático era un hombre que (en una época en la que muchos filósofos aun respaldaban sus argumentos en Dios) no confiaba en nada más que la lógica, la introspección y un argumento solido que viniera de un individuo racional. En consecuencia, para resolver preguntas de gran calibre como “¿qué es el amor?” o “¿cuál es el sentido de la vida?”, Descartes propuso que siempre que nos encontremos frente a problemas complejos, debemos dividir estos en secciones más simples mediante preguntas. Esto es lo que él llama la “duda metódica”

Descartes describía este método mediante una analogía. Todos tenemos una cesta de manzanas, donde hay algunas buenas y otras malas, esta cesta es nuestro conjunto de ideas y concepciones del mundo, verdaderas y falsas. No queremos fruta mala en nuestra cesta, por lo que Descartes saco todas las creencias de su cesta y empezó desde cero inspeccionando cada una de ellas, para asegurarse de que solo aquellas que consideraba verdad quedaran.

“Las falsedades nos dicen tanto, sino es qué más que la verdad”

Al examinar, Descartes se dio cuenta de que muchas de las cosas que tomaba como verdades absolutas ahora no parecían incuestionables, los sentidos nos engañan todo el tiempo y a veces los sueños hacen que confundamos lo real de lo ficticio, claro que al momento en que nuestros sentidos vuelven a la normalidad, en que el soñador despierta del sueño, podemos comprobar si es que estabas siendo engañado o no. ¿Pero y si todo es un engaño? ¿Qué pasa si todos estamos experimentando una misma falsa realidad, desde el nacimiento hasta la muerte? Esta duda generalizada dejo a Descartes en una situación de incertidumbre, atascado en el escepticismo radical, en donde no podía estar seguro de ninguna de sus creencias. Pero entonces, se percató de que en realidad había una excepción, algo que no era incierto.

Descartes sabía que estaba dudando, él podía estar seguro de eso. Y si dudaba, entonces debía existir, al menos como una cosa pensante, ya que una duda es un pensamiento, y si hay un pensamiento, debe haber un pensador. En consecuencia, Descartes declaró:

“Pienso, luego existo” (Rene Descartes, Meditaciones sobre la primera Filosofía)

Esta es una de las realizaciones más famosas en filosofía y también la creencia fundamental de Descartes, la primera creencia que volvió a poner en su canasta de manzanas. Y a partir de ahí, pensó que podría embarcarse de nuevo a creencias más ciertas.

Con estos grandes pensadores deseo que tengan en cuenta, queridos lectores, que la duda es lo que nos acerca a la verdad, o desde un punto de vista más pesimista nos mantiene alerta de las falsas verdades, podría decirse que nos deja “mirando al cielo con los pies en la tierra”. Esto último justamente aplica por igual a el corazón de la disciplina, el amor al conocimiento, este corazón mantiene a los hombres sabios como Sócrates alejados de la soberbia, lo que les confiere la humildad para seguir aprendiendo. Pero alejándonos un poco de esta bonita reflexión, pasemos del “amor a la sabiduría” al “conocimiento”.

“Si le preguntaras a Hume o a Kant si es son científicos o filósofos, no podrían responder, porque no había tal distinción. De hecho, hasta mediados del siglo XIX no existía una distinción clara entre ciencia y filosofía. SI estudiaras ciencias en Oxford o Cambridge, sería en el departamento de filosofía natural, porque la ciencia era parte de la filosofía. En la última parte del siglo XIX, se separaron y después de eso es realmente una cuestión de elección, las disciplinas no existen, las construimos.” (Noam Chomsky)

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