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Filosofia Rrhh

ely18mm7 de Abril de 2014

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Por Luis Ramiro Beltrán.

Doctor en Comunicación Social. Consejero Regional en Comunicación para América Latina, Centro para Programas de Comunicación, Universidad Johns Hopkins.

La influencia general de los modelos foráneos.

Una de las mayores críticas que se hacen a muchos estudios sobre comunicación en Latinoaménca es la de que se adscriben indiscriminada y pronunciadamente a modelos teóricos importados principalmente de Estados Unidos. En efecto, una de las conclusiones de la primera reunión general de investigadores en comunicación latinoamericanos fue la siguiente: «A los investigadores les ha faltado un esquema conceptual propio».

Dos de los esquemas de la investigación en comunicación más importantes de Estados Unidos -la orientación hacia efectos y la orientación hacia las funciones- han sido criticados en Latinoamérica por analistas como Mattelart (1970) y Zires de Janka (1973).

La influencia de la orientación hacia efectos se puede verificar fácilmente al pasar revista a la literatura latinoamericana pertinente. Por ejemplo, en muchos de los estudios inventariados por Merino Utreras (1974), se puede reconocer rápidamente el clásico paradigma lasssvelliano. Al hacer una crítica a la tendencia del modelo de Lasswell a desconocer los factores ideológicos, Assman (1974: 7 y 8) anotó que los «así llamados análisis de contenido, morfología y contenido, opinión pública, público perceptor, etc. predominan», en tanto que la excepción la constituye «el análisis de la situación socioeconómica relacionada con los medios de comunicación y el análisis político-ideológico». También se ha considerado que el modelo de Lasswell ha «dejado de lado el estudio del comunicador del sistema predominante de comunicación de masas y el objeto de la comunicación» (Zires de Janka,1973: 5). Aquí la implicación es que el modelo dio marcado énfasis al receptor, de manera que la investigación pudiera determinar la forma en que se ejerció efectivamente la persuasión comercial o política sobre aquél.

La fuerte influencia de otro paradigma norteamericano -el modelo clásico de la difusión de innovaciones- también se puede comprobar fácilmente en la literatura sobre investigación latinoamericana relativa a la adopción de tecnología agrícola. Este modelo se ha aplicado ampliamente en México, Costa Rica, Colombia y Brasil. Lo que más se le critica es que sufre de insensibilidad frente a factores contextuales y socioestructurales de la sociedad, cargo que se analizará con algún detalle en una de las secciones siguientes de este escrito. Entre los latinoamericanos que han criticado este modelo se encuentran Parra (1966), Cuéllar y Gutiérrez (1971) y Díaz Bordenave (1974). Críticas a su aplicación en los países menos desarrollados provienen de los propios investigadores norteamericanos, tales como Havens (1972), Havens y Adams (1966), Felstehausen (1971), Gruning (1968a, 1968b) y Esman (1974: 70 a 78). Rogers (1969: 380), un destacado investigador difusionista que ha resumido, articulado y analizado mucha de la investigación mundial sobre difusión, reconoció que uno de los defectos del modelo lo constituía «el uso indebido de métodos de investigación amarrados a una cultura (principalmente desarrollados en Estados Unidos) en investigaciones por encuesta en los países menos desarrollados».

Teorías que vinculan a la comunicación con la «modernización»-como las propuestas por Schramm (1963, 1964), De Sola Pool (1963) y Frey (1966) parecen haber ejercido influencia sobre el modo de pensar de varios expertos latinoamericanos. Sin embargo, la literatura de la región disponible a la fecha no muestra muchos ejemplos de aplicación empírica de estas teorías a situaciones latinoamericanas. Si, por otro lado se considera al modelo de difusión como un componente de las teorías de modernización, entonces-como ya se ha dicho-éste sí se ha aplicado con frecuencia en esta región.

Algunos investigadores norteamericanos con larga experiencia y gran influencia en el campo de la investigación sobre comunicación en Latinoamérica se han sumado a la posición crítica:Uno de los errores graves de la investigación en comunicación ha sido el camino que hemos elegido para someter a prueba en ultramar generalizaciones basadas sobre investigaciones en Estados Unidos. Varios años de entusiastas informes y artículos de revistas se dedicaron a demostrar que las mismas generalizaciones se aplicaban en ultramar. Fue sólo cuando fueron sometidas a la prueba crítica de utilidad, que encontramos que no contábamos con un conjunto de conocimientos útiles para las metas del desarrollo presentes (Myren, 1974: 47).

«El problema teórico más grave-especifica Felstehausen (1971: 7 y 8)- proviene del supuesto de que la comunicación juega un papel independiente en lo que se refiere a influir en los cambios sociales y en el comportamiento sin haber verificado adecuadamente tal supuesto en los países en desarrollo o, para el caso, en cualquier otro» .

Con menos frecuencia, la revisión de la literatura también revela la presencia en Latinoamérica del modelo de búsqueda de información y de la hipótesis del flujo de la comunicación en dos etapas. Sobre esta última, anota Bostian (1970), se ha encontrado que «explica muy pocas situaciones de comunicación y probablemente constituye un concepto demasiado simplificado para tener utilidad en explicar el proceso de comunicación».

Más aún, investigadores norteamericanos con experiencia en países poco desarrollados, como McNelly y Molina (1972), han hecho notar el sesgo elitista implícito en este paradigma. Enfrentados con la abrumadora realidad de que los medios masivos en países similares a los de Latinoamérica no llegan a la masa campesina, quienes se adhieren al modelo han aducido que los mensajes de dichos medios pueden llegar indirectamente al campesinado por conducto de líderes de opinión. Sin embargo, estudios como aquellos realizados en Perú por los arriba citados y los de Schneider (1973, 1974) en Brasil, proporcionan bases para pensar que este argumento de «destilación» puede constituir simplemente una excusa para la inaccesibilidad de la mayoría de la población de los países subdesarrollados a los mensajes de los medios masivos (Rogers,1974).

La literatura disponible no indica que haya mucha influencia de otros posibles modelos norteamericanos.La conclusión obvia es la de que, en efecto, la investigación sobre comunicación en Latinoamérica ha estado, y todavía lo está, considerablemente dominada por modelos conceptuales foráneos procedentes mas que todo de Estados Unidos de América.p>

Cualquiera sean las respuestas hay quienes reclaman acción terapéutica, como Díaz Bordenave (1974: 208), que propone: «Debemos vencer esa compulsión mental que tenemos de percibir nuestra propia realidad a través de conceptos e ideologías extraños y aprender a mirar a la comunicación y a la adopción desde una nueva perspectiva»

Ceguera ante la estructura social: La investigación en difusión.

Si un investigador, al intentar estudiar el comportamiento social de las hormigas, negara la influencia que el medio ambiente ejerce sobre ellas, sería criticado acremente por sus colegas por esta obvia ceguera, por la crasa artificialidad de su óptica. Sin embargo, cuando un investigador estudia la conducta de comunicación de los humanos con una casi total despreocupación por la determinante influencia de los factores organizativos de su sociedad, pocos de sus colegas lo condenan. ¿Es realista, lógica y científica esta forma de llevar a cabo la investigación? Esta pregunta está en el meollo de las críticas que se hacen a gran parte de la investigación sobre comunicación realizada hasta ahora en Latinoamérica.

La acusación de insensibilidad a decisivas influencias contextuales probablemente puede ser pertinente, en diferentes grados y formas, a varios tipos de investigación. Sin embargo, se ha aplicado particularmente al área de divulgación de innovaciones agrícolas en la que el enfoque criticado es especialmente notorio.

Supuestos detrás del modelo de difusión.

Ciertos supuestos generales, explícitos o no, fueron hechos en y para la situación de países altamente desarrollados (como Estados Unidos) y luego se aplicaron acríticamente a las diferentes condiciones de Latinoamérica y de otros países. Un supuesto básico del enfoque de difusión es que la comunicación por sí misma puede generar desarrollo, independientemente de las condiciones socio-económicas y políticas. Otro es que el incremento en la producción y consumo de bienes y servicios constituye la esencia del desarrollo y que, a su debido tiempo, se derivará necesariamente de ello una distribución justa del ingreso y de las oportunidades. Un tercer supuesto es que la clave del aumento en la productividad es la innovación tecnológica, sin tomar en cuenta a quiénes pueda beneficiar ni a quiénes pueda perjudicar.

Si, en efecto, la comunicación (en este caso, en la forma de difusión de innovaciones) es una fuerza tan poderosa y autónoma, ¿para qué preocuparse mucho por la naturaleza de la sociedad? Si el desarrollo consiste esencialmente en generar más v mejores productos de manera que «todo el mundo» pueda disponer de ellos, ¿para qué inquietarse por factores generales sociales, económicos, culturales y políticos? Si la tecnología es de por sí tan buena que sólo necesita comunicarse a otras personas a fin de generar desarrollo, ¿cuál es realmente la razón para mortificarse

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