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Ideas de la Modernidad para Marx, Durkheim y Weber


Enviado por   •  22 de Marzo de 2021  •  Apuntes  •  2.379 Palabras (10 Páginas)  •  142 Visitas

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Esbozo la Modernidad para Marx, Durkheim y Weber

Max Weber y la modernidad

¿Qué serie de circunstancias han determinado que precisamente solo en Occidente hayan nacido ciertos fenómenos culturales, que (al menos como solemos representárnoslos) parecen marcar una dirección evolutiva de universal alcance y validez?

Las categorías de desacralización o desencantamiento y racionalización constituyen, sin duda, la clave de la interpretación weberiana de la modernidad.

  • Desacralización se entiende, inicialmente, como el proceso a través del cual con la búsqueda de la salvación y la seguridad de esta salvación se van desprendiendo de los medios mágico-sacramentales institucionalizados por la tradición religiosa.

Frente al modelo del monje que, para encontrar a Dios, debe entregarse a su servicio y asegurar su salvación, se aparta del mundo, el protestantismo ascético propone el modelo del santo laico, que organiza su vida e interviene en la vida social con el fin de que una y otra se ordenen.

El desencantamiento y la racionalización son, así, las dos caras del proceso de la modernidad occidental, un proceso que, al decir de Weber, irá generando sus propias patologías, y que a medida que se desacraliza va dando primacía a una “racionalidad instrumental”, de signo raigalmente utilitarista, que terminará, según Weber, por encerrarnos en una “jaula de hierro”.

Si bien es cierto que la racionalidad de la acción con respecto a fines quedó legitimada por su ordenamiento conforme a valores religiosos, es no menos cierto que esa racionalidad fue desacralizando el mundo de los valores y construyendo la cultura profana y laica de la modernidad occidental. Es profana porque seculariza los valores, y laica porque es portada ya no por monjes apartados del mundo, ni por el estamento clerical, sino por santos laicos que se atienen a esa racionalidad para organizar sus propias vidas e intervenir en el mundo.

Esa cultura laica y racionalizada, por un lado, sirve de fundamento y provee de sentido al comportamiento racional, y por otro, es ella misma expresión del proceso de racionalización de los subsistemas sociales y de la conducta individual.

El proceso de racionalización de las “esferas vitales” o subsistemas de acción racional, centra el estudio de Weber. Weber cree que el fundamento de esa racionalización hay que encontrarlo en el conjunto de creencias de la doctrina protestante, y en particular, en el puritanismo.

Weber sostiene que hay todo un conjunto de creencias y preceptos éticos, que rigen la conducta racional de las personas, y lleva a los individuos a promover acciones racionales con el objetivo de llegar a un fin, racionalizando de esta manera el sistema social.

La racionalización de la conducta y del orden social son, para los individuos y para los pueblos, signos de su condición de elegidos para la salvación que, además, producen frutos visibles: incremento de la riqueza individual, acumulación de capital social, etc.

Weber habla de la idea de “profesión”, y dice que, para la ética protestante, este término cobra sentido cuando se lleva a cabo el cumplimiento de los deberes que corresponde a cada individuo, y de la posición que se le ha asignado en la vida.

Desde esta perspectiva, el individuo se asume no como un recipiente de la divinidad, sino como un ejecutor de su gloria y, por tanto, obrar en el mundo queda revestido de un carácter ético. De esta manera, el trabajo es dignificado con la dignidad que le provee su condición de instrumento para la realización de la mayor gloria de Dios.

Este principio religioso y ético vuelve el trabajo metodológico, constante y atenido a reglas, en el medio a través del cual el elegido puede estar seguro de su salvación.

Weber defiende que la racionalización de la conducta en el mundo con fines ultramundanos fue el efecto de la concepción que el protestantismo ascético tuvo de la profesión.

Entiende pues, que el trabajo no es propiamente un medio natural surgido para atender únicamente a las necesidades vitales de los individuos, sino que es un deber, dentro del mundo profesional. El trabajo queda convertido en un estilo de vida del individuo, con ciertas normas y una ética determinada.

La profesionalización del trabajo permite, por un lado, el enriquecimiento personal y, por otro, incrementar significativamente el rendimiento social.

El rendimiento social es fruto de la eficiencia y eficacia de las instituciones sociales, gracias a que ellas son administradas por los profesionales, a los que Weber considera piedras angulares de la construcción moderna en la medida en que ellos son los “titulares más importantes de la vida social”.

Para Weber esta concepción del trabajo es influencia directa en la formación del “espíritu capitalista”, porque conduce a una consideración de la vida profesional como un ejercicio ascético y consecuente de la virtud y como una comprobación del estado de gracia en la honradez, cuidado y método que se pone en el cumplimiento de la propia tarea profesional.

El trabajo entendido como profesión contribuye a la racionalización del obrar en el mundo porque promueve una vida austera, que sabe prescindir de todo lo que es superfluo; pero, por otra parte, destruye todos los frenos que la ética tradicional ponía a la aspiración a la riqueza.

Sin embargo, para Weber la racionalización se ha ido alejando de su fundamentación religiosa, y se ha ido transformando en acción con fines en la tierra. La racionalización ha acabado poniéndose en manos de la búsqueda incesante de capital. La conducta racional burguesa ha ido orientándose hacia la explotación de otros individuos como medio para acumular riqueza y aumentar el capital.

Para Weber el capitalismo y la modernidad occidental, consisten en un proceso de racionalización y desencantamiento que se produce en la vida cotidiana de los individuos como la dignificación del trabajo.

Weber actualmente se muestra como un adelantado al posmodernismo que se produce en la actualidad.

Max Weber relaciona la modernidad directamente con el sistema económico moderno que será determinante del estilo de vida de los individuos.

Para Weber la sociedad no se estructura sólo por el sistema de mercado, hecho que quiere decir que la posición de los individuos en lo económico no es necesariamente el determinante fundamental de su posición en todos los otros órdenes de la vida.

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