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Introducción a la Filosofía. Núcleo Académico Mérida


Enviado por   •  9 de Julio de 2015  •  Ensayos  •  1.528 Palabras (7 Páginas)  •  115 Visitas

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República Bolivariana de Venezuela

Universidad Pedagógica Experimental Libertador

Instituto de Mejoramiento Profesional del Magisterio

Introducción a la Filosofía

Núcleo Académico Mérida

Febrero.201

Creando un poco de conocimiento, Adela Cortina Orts (Valencia 1947) filósofa española. Catedrática de Ética de la Universidad de Valencia y Directora de la Fundación ÉTNOR para la ética de los negocios y las organizaciones, ha sido la primera mujer miembro de la Academia de Ciencias Morales y Políticas (2008).

Tras cursar filosofía y letras en la Universidad de Valencia, ingresó en 1969 en el departamento de Metafísica. En 1976, defiende su tesis doctoral, sobre Dios en la filosofía trascendental kantiana y enseña durante un tiempo en institutos de enseñanza media. Una beca de investigación le permite frecuentar la Universidad de Múnich, donde entra en contacto con el racionalismo crítico, el pragmatismo y la ética marxista y, más en concreto con la filosofía de Jürgen Habermas y Karl-Otto Apel. Al reintegrarse a la actividad académica en España, orienta definitivamente sus intereses de investigación hacia la ética. En 1981 ingresa en el departamento de Filosofía Práctica de la Universidad de Valencia, donde obtiene en 1986 la cátedra de Filosofía Moral.

Entre su abundante producción, cabe citar Ética civil y religión, este libro aborda cuestiones de una enorme actualidad: ¿Cómo pueden los creyentes articular su dimensión moral inspirada en el evangelio en medio de una sociedad abierta, permisiva y pluralista? ¿Deben resignarse a vivir su compromiso moral cristiano encerrados en los círculos estrictamente confesionales? ¿Qué plataformas de encuentro pueden existir entre creyentes y no creyentes de cara a la construcción de una sociedad más libre, más justa y más solidaria?

Adela Cortina trata de fundamentar una Ética civil, que no se contraponga a la moral creyente, sino que, al contrario, ésta última hace aporte para su formación.

Desde la misma introducción ya asienta su posición, al sostener ante la pregunta de si pueden considerarse ciudadanos los cristianos que no sólo pueden considerarse ciudadanos, sino que es necesario que lo sean.

Adela está totalmente en contra de las éticas laicistas. Dice que aprovechan los errores y malos usos que se ha hecho del evangelio para poner a la gente en contra de la religión, aunque acepten que esta pueda ser una fuente de humanización, a pesar de los malos usos que se le haya dado.

Los creyentes también lamentan los malos usos que se ha hecho de la religión a lo largo de la historia, porque desde su fe esto es también inadmisible y degradante.

En el fondo es comprensible que cosas como la inquisición, los fanatismos, el hecho de que la religión pueda instrumentarse como ideología, entre otros. hayan provocado un rechazo a la religión entre los no creyentes, y que estos deseen extirparla, confundiendo el impulso religioso con sus portadores.

El afán de algunos sectores cristianos por monopolizar lo moral y “prohibir” su acceso por otro camino que no sea el cristianismo puede provocar el rechazo de los no creyentes.

Sin embargo, que esto sea comprensible no quiere decir que sea correcto, ni que tenga razón aquel que quiere hacer desaparecer la religión por culpa de actos equivocados llevados a cabo por algunas minorías

En el primer capítulo se pregunta sobre si la sociedad actual está ciertamente corrompida, como tanto se afirma actualmente. Seguidamente, hace lo que en sus términos llama una sintomatología moral, a lo que concluye de un modo optimista diciendo que nuestras sociedades no están muertas ni irremediablemente corrompidas y que, por tanto, el ineludible deber de civilidad de cada ciudadano está en ir recomponiéndola desde los distintos ámbitos.

En el segundo capítulo, siguiendo la misma tónica anterior, analiza con rigor crítico lo que se ha dado en llamar la crisis de valores. Al respecto se concluye que mejor sería hablar de un renacimiento de nuevos valores y por ende, de la necesidad de crear sentidos compartidos desde una auténtica ciudadanía moral.

En el tercer capítulo, que quizá es el fundamental en el contexto del estudio que se plantea abordar, trata acerca de la moral cívica y la moral creyente, sopesando sus diferencias, sus posiciones y sus diferentes justificaciones.

En este sentido, plantea la cuestión central de los “mínimos decentes”, (cuestión profusamente abordada en Ética Mínima), acerca de las morales de mínimos y morales de máximos. Concluye este capítulo afirmando que es necesario establecer un “mínimo decente” en la convivencia ciudadana.

En el cuarto capítulo, aborda la cuestión de los valores absolutos. Se pregunta si existen valores absolutos sobre los cuales

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