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La Racionalidad


Enviado por   •  3 de Marzo de 2015  •  2.027 Palabras (9 Páginas)  •  166 Visitas

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LA RACIONALIDAD COMO RAZÓN PURA

La precursora de las formas de la racionalidad relevantes a la planificación hoy en día es la racionalidad clásica, asociada con la edad del Iluminismo. Es el concepto de razón de Descartes, que se basa en pensar las convicciones internas del individuo sobre el mundo externo, para suplantar las normas tradicionales de costumbre y religión. Según GELLNER (1992: 3-7, 28-29, 71-72), la razón cartesiana es universalista y trascendente.

Es lo que los filósofos hoy en día llaman racionalidad categórica o epistémica. MORTIMER Y MAUND (1976: 11) la entienden como la fuente última de las razones que justifican las creencias y sus acciones consecuentes.Se presenta un debate filosófico sobre el conocimiento científico y las racionalidades. LAUDAN (1984) y GIERE (1989) establecen que la ciencia solamente necesita de la racionalidad instrumental, que solo requiere de la eficiencia causal, estableciendo el vínculo causal entre las consecuencias de una acción y la meta que se propone. A la vez, SIEGEL (1996) argumenta que la validación de la evidencia de la relación causal requiere de una racionalidad epistémica, que es de naturaleza problemática o problematizante.Pero algunos filósofos idealistas no están de acuerdo con que la racionalidad categórica sea inherentemente problemática, y continúan buscando un sistema de validación universal.

RESCHER (1993) propone la racionalidad evaluativa como forma jerárquica de análisis de los medios y los fines para decidir sobre las acciones apropiadas, basando su validez en el argumento ontológico del valor inherente de la racionalidad, por una parte, y de la naturaleza universal de los valores humanos básicos, por otra.

NOZICK propone en su libro The Nature of Rationality (1993) que la teoría de la racionalidad sustantiva es otra forma de racionalidad categórica. Este sistema axiomático es una especie de regresión a la racionalidad instrumental formal, en la cual los valores y las metas se forman por un procesamiento reflexivo de las preferencias, dice Alexander. Su pretensión categórica se basa en su «mecanismo homeostático», así que la «racionalidad viene a formar y controlar su propia función».

LA RACIONALIDAD COMO UNA LÓGICA DE ACCIÓN

WEBER (1922: 35) desarrolla sofisticadas diferenciaciones entre las distintas clases de racionalidades. Una de estas distinciones se da entre las relaciones entre los medios y los fines. Weber diferencia entre racionalidad formal y racionalidad sustantiva; define la racionalidad formal como el hecho y el cálculo de sus medios o procedimientos apropiados. Friedmann la considera como una racionalidad de escogencia instrumentalmente eficiente, una relación lógica para determinar los medios óptimos disponibles para alcanzar una meta dada. Esto se conoce como racionalidad instrumental y es la base de muchos modelos teóricos y métodos de soporte de toma de decisiones.

La racionalidad instrumental formal se identifica a menudo con el modelo estereotípico «clásico». Pero muchas de las características estereotipadas de la racionalidad no son aplicables a esta forma de racionalidad. Por ejemplo, dice Alexander, mientras la racionalidad formal implica la cuantificación, esta no se limita a los datos «duros» empíricos o a la información. El escoger entre los cursos alternativos de la acción, incluso aplicando la racionalidad instrumental, a menudo incluye el conocimiento subjetivo y el juicio intuitivo; también incluye imaginación y creatividad al diseñar las alternativas sujetos del análisis de las decisiones y de la evaluación.

Según Weber, mientras la racionalidad instrumental se limita a los medios, considerando los fines como dados, la racionalidad sustantiva incluye «los propios fines propuestos y calculados por el actor». Dice WEBER (1956: 5) que «la acción es [sustantivamente racional] cuando el fin, los medios y los resultados secundarios son todos tomados en consideración y sopesados». Esto implica la consideración racional de los medios alternativos al fin, de las relaciones del fin con otros resultados prospectivos de utilización de cualquier medio dado, y finalmente de la importancia relativa de los diferentes posibles fines.

Según DAVIDOFF Y REINER (1962) cuando nos referimos a la planificación como una escogencia racional, esta se identifica más con la racionalidad sustantiva que con la racionalidad instrumental. Esta situación condujo al desencantamiento de los modelos y métodos basados en la racionalidad instrumental y el desarrollo de métodos de soporte y de evaluación. Tales métodos combinan la consideración y el análisis de metas y objetivos con la evaluación de cursos de acción alternativos.

Weber definió la racionalidad formal y sustantiva en términos consecuencialistas: una relación lógica entre medios y fines basada en la valoración de los impactos de las acciones proyectadas. Weber fue cuidadoso en distinguir entre estas y otra forma de racionalidad: la racionalidad del valor. Mientras la primera implica una acción orientada hacia las expectaciones calculables y se anticipa a las consecuencias, la segunda se interesa en las propiedades intrínsecas de la acción (WEBER, 1922:12).

Una respuesta a las críticas a los límites de la racionalidad fue el reconocimiento de la racionalidad restringida (bounded rationality). Se proponen modelos de escogencia más adaptados a las realidades del individuo y a la conducta social: Simón, con el modelo satisfaciente y Lindblom, con el incrementalismo desarticulado (disjointed incrementalism), el rastreo mixto (mixed scanning) y la planificación direccional (ALEXANDER, 1992: 56-58).

Según Alexander, otra respuesta fue el cambio de orientación de la racionalidad, de un interés por la toma de decisiones y la acción desde lo individual, a la preocupación de la interacción social.

LA RACIONALIDAD COMO UNA LÓGICA DE ARGUMENTO

Bajo este encabezamiento se encuentran formas de racionalidad menos interesadas en la acción y más en la interacción, y su materia son las afirmaciones y la comunicación.

Varios filósofos buscaron una línea de acción, la teoría crítica, que cuestiona las premisas básicas de conocimiento sobre las cuales se había basado la racionalidad. Se planteó que el conocimiento no es ni trascendente, ni empírico ni individual, sino esencialmente un constructo social. Así, la racionalidad, más que interesarse en atribuirse a agentes o a acciones, debe preocuparse por las interacciones sociales. HABERMAS (1981) resumió las implicaciones normativas de esta línea de pensamiento en su teoría de la acción comunicativa, en donde desarrolla la racionalidad comunicativa como una alternativa a la acción racional

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