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La simpatía como identificación para lograr justicia


Enviado por   •  6 de Noviembre de 2016  •  Ensayos  •  1.469 Palabras (6 Páginas)  •  186 Visitas

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La simpatía como identificación para lograr justicia

Nombre : Asier Olaechea Larregui

En cada sociedad se necesita de algún tipo de cohesión entre los individuos que la componen, con el fin de llevar a cabo ciertos principios, por ejemplo, la justicia. Si bien el cómo aplicar el principio de justicia difiere según los diferentes intelectuales, se da una discusión interesante entre Adam Smith y David Hume, pues el primero observa el surgimiento de la justicia desde un punto de vista emocional y esperando resultados a corto plazo, mientras que el segundo plantea la justicia desde un punto de vista utilitarista y a largo plazo.

Siguiendo esta línea, se plantea que una forma de aplicar la justicia es a través del concepto de simpatía, existiendo dos corrientes diferentes para explicarla y problematizarla. La primera, de Smith, argumenta que la simpatía no emerge solamente de la observación de la pasión, sino que de la circunstancia que la promueve. Es decir, los factores que determinan la simpatía de un espectador a determinada situación es el contexto y la imaginación. Mientras que la segunda, de Hume, plantea que la simpatía es la observación e imitación de una pasión. Sin embargo, esta última definición parece superficial y liviana, ya que no es suficiente observar la pasión de una persona para sentir simpatía por esa pasión. Mucho menos para aplicar el principio de justicia. Como Hume plantea la justicia como medio utilitarista para conseguir fines personales, tiene sentido que él observe la simpatía como un elemento meramente de observación e imitación, superficial. Su planteamiento tiene una lógica egoísta e individualista, por lo tanto, no importa realmente sentir la pasión que el otro vive, sino que basta con hacer creer que uno siente y se identifica con dicha pasión.

Pero el argumento claramente queda corto. Para aplicar el principio de justicia en una determinada sociedad es necesario identificarse con el otro, dependiendo de cuáles sean las causas y contexto que provocan en él cierta pasión. Si el “otro” logra que se identifiquen con su pasión, se cumple la simpatía y, en consecuencia, se lleva a cabo la justicia, pues se entiende que ella es para un fin colectivo. Pero si el “otro” no logra la identificación de los otros hacia él, el principio de justicia no se cumple.

Para que una persona externa a determinada situación pueda simpatizar con el individuo que la vive no es suficiente observar las pasiones externas del sujeto, a pesar de que este es el primer paso que se realiza. Smith va más allá de la superficialidad de la observación externa que plantea Hume, argumentando, el primero, que es necesario ponerse en el lugar del otro para comprender y sentir realmente lo que él vive, desarrollando de esa manera la simpatía por la pasión observada. Esto porque, como expresa el Smith, la simpatía “puede hoy utilizarse sin mucha equivocación para denotar nuestra compañía en el sentimiento ante cualquier pasión” (Smith, p.59, 2004). Por lo tanto, podemos desprender que la naturaleza misma del ser humano es tender a simpatizar frente a determinadas pasiones, las que aunque no vivimos en primera persona es a través de la imaginación donde podemos empatizar y sintomatizar como si nosotros estuviéramos en la situación. Sin embargo, nuestra simpatía estará condicionada al nivel de identificación con la pasión, tal como ya se mencionó. Si el sentimiento de la otra persona no nos logra poner en su lugar e identificarnos con él, la simpatía no se logrará y, por lo tanto, veremos su pasión como injusta o inapropiada. No se logra el principio de justicia. Sentir simpatía por el otro no siempre de logra. Lograrla o no dependerá siempre de la identificación que pueda generar el protagonista de la pasión con nosotros. Y tiene sentido, pues la simpatía debe ser sincera ya que sólo de esta manera se podrá lograr la cohesión de los individuos de una sociedad.

Ahora bien, Hume plantea que sólo es necesario observar determinada pasión para sentir simpatía con ella, pero este tipo de argumento sólo puede ser justificado cuando se llevan a cabo emociones amables. Por ejemplo, si una persona está llorando y una persona externa observa la situación, al momento de ver las lágrimas la persona puede ponerse en el lugar del otro y comprender el dolor que está sintiendo, simpatizando con él. Esto según el argumento de Hume. Pero si cambiamos la situación y ponemos el ejemplo de un desconocido que se encontrase gritando groserías al aire y entrase un tercero a observar la escena se supone, según Hume, esta última persona debiera de igual forma simpatizar con el desconocido, pues sólo con observar la situación es suficiente para entender la pasión del individuo. Pero en este caso no se cumple lo propuesto por el autor, ya que es muy poco probable que el espectador de la situación a través de los gestos observados y de los improperios escuchados logre simpatizar con lo que está viviendo el desconocido. Acá toma relevancia el argumento de Smith, quien plantea que el ser humano si bien tiene disposición a simpatizar con las pasiones de los otros, no siempre se logra la identificación con el protagonista de la situación. La simpatía nace por la curiosidad de averiguar el contexto y las causas de la situación y recién después de conocerlos podemos entrar a la etapa de juicio, en donde medimos qué tan relacionada se encuentra la pasión expresada con la situación vivida. Si éstas llegasen a estar en armonía estaremos en perfectas condiciones para simpatizar.

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