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Los Sofistas

larissaferc2 de Abril de 2015

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1 LOS SOFISTAS.

1.1 La sofística: caracteres generales

1.1.1 ¿QUIÉNES SON LOS SOFISTAS?

Se denomina sofistas a un grupo de pensadores griegos que aparecen en la segunda mitad del siglo V a. C. Eran hombres de una vasta cultura, casi enciclopédica, que habían venido a Atenas atraídos por su esplendor cultural. Por lo general eran todos extranjeros, metecos, es decir, no habían nacido en Atenas.

Tienen en común, al menos, tres rasgos:

1. Entre sus enseñanzas incluyen un conjunto de disciplinas humanísticas: retórica, política, derecho, moral, etc.

2. Son los primeros profesionales de la enseñanza. Para ganarse la vida alquilan pequeños locales y se dedican a enseñar a los hijos de los ricos y los acomodados - sobretodo comerciantes- pero cobrando, cosa inaudita en aquellos tiempos. Esto llegó a escandalizar a la gente culta y a ciertos sectores de la población.

3. Son críticos con la cultura y la educación tradicional que resultaba inadecuada para las exigencias de la época que vivían.

1.1.2 ¿POR QUÉ SURGEN LOS SOFISTAS?

Inciden en su aparición dos factores:

1. La evolución que había seguido la filosofía desde sus inicios -en concreto el desarrollo de las distintas teorías físicas-.

2. Las circunstancias políticas que llevan a la instauración de un sistema democrático en Atenas.

1.1.2.1 Evolución de la filosofía anterior.

En relación con lo que es la Naturaleza, el universo, los filósofos han ido desarrollando distintas teorías que afirman cosas enfrentadas entre sí: para unos hay un único principio (milesios, Heráclito y Parménides), para otros hay múltiples (los pluralistas); para unos el movimiento es imposible (Parménides), para otros la realidad está en continuo movimiento (Heráclito); para unos el universo está regido por una inteligencia ordenadora (el Nous de Anaxágoras), para otros es fruto de una necesidad ciega y azarosa (Demócrito).

Es un espectáculo fascinante pero a la vez descorazonador: la filosofía de la Naturaleza se había mostrado incapaz de producir un sistema aceptable para todos.

Protágoras ejemplifica el clima intelectual generado por esta evolución de la filosofía; clima que se refleja en la defensa del relativismo (no hay una verdad absoluta) y el escepticismo (si la hay es imposible conocerla).

Al abandono de la investigación natural no sólo contribuyó la circunstancia filosófica arriba descrita sino también las necesidades planteadas por la práctica democrática de la sociedad ateniense.

1.1.2.2 Circunstancias políticas: la democracia ateniense.

1. La victoria frente a los persas y la extensión de la democracia.

Las guerras médicas han concluido con una clara victoria de Atenas sobre el régimen tiránico de los persas, pero a ello han contribuido todos los ciudadanos: las clases no aristocráticas habían sido convocadas para el sangriento trabajo de la guerra. Consecuentemente, reclaman ahora, con todo derecho, un puesto un la sociedad ateniense.

Hay una irrupción de las clases populares en la vida pública, es lo que hoy denominaríamos una democratización de la sociedad. Esta se concreta de la siguiente manera:

a) El gobierno de la ciudad se realiza a través de la participación de los ciudadanos libres - quedan excluidos los extranjeros, los esclavos y las mujeres -. Las decisiones se toman en la asamblea en el ágora, donde reunidos los ciudadanos con derecho a voto, exponen sus distintas posiciones.

b) Hay una gran identificación de los ciudadanos con la Polis y el gobierno ya que participan por turnos - a veces por sorteo, a veces por elección- en todos los asuntos de la ciudad: administración de justicia, cargos gubernativos, defensa, etc.

A partir de ahora ya no es el factor herencia -el linaje- el valor predominante ni el único que da derecho a participar en la vida pública. Ésta está abierta a todos los ciudadanos.

2. La necesidad de prepararse para el liderazgo: saber es poder.

Con la democracia el liderazgo político no pasa por el linaje sino por la aceptación popular. Cuando las decisiones las toma la asamblea, si se desea el triunfo, el poder político, el político debe ser un buen orador para manejar la masa. Para ello habrá de prepararse y poseer ciertas ideas acerca de lo justo, lo conveniente, la ley, la administración, el Estado, etc.

Saber y saber expresarse se convierte en algo fundamental para tener éxito en la vida política, y son precisamente estas enseñanzas las que los sofistas ofrecen en sus escuelas.

3. La importancia de la palabra: el poder de la asamblea.

"El que sabe y no se explica claramente, es como si no pensara" afirma Pericles. Se adquiere conciencia de la importancia y el poder de la palabra. La oratoria, la elocuencia, la retórica son instrumentos fundamentales tanto para convencer como para poder desenmascarar los intereses privados o de grupo que pueden esconderse tras los discursos y las leyes establecidas.

“La palabra es una gran dominadora, que con un pequeñísimo y sumamente invisible cuerpo, cumple obras importantes, pues puede hacer cesar el temor y quitar los dolores, infundir la alegría e inspirar la piedad... Pues el discurso, persuadiendo al alma la conduce convencida, a tener fe en las palabras y a consentir en los hechos... La persuasión, unida a la palabra impresiona al alma como ella quiere. La misma relación tiene el poder del discurso con respecto a la disposición del alma que la disposición de los remedios respecto a la naturaleza del cuerpo.”

Gorgias, Elogio de Elena 8, 12- 1 11

4. Giro antropológico y político: los asuntos del ser humano en la ciudad.

De esta manera en la filosofía se produce un giro en sus preocupaciones temáticas y se centra en las preocupaciones de los propios ciudadanos atenienses en sus discusiones en la plaza pública.

Los sofistas inician una reflexión sobre las estructuras políticas y jurídicas de la sociedad helénica y sobre los comportamientos morales de sus ciudadanos. Temas marginados hasta ahora - por los regímenes políticos anteriores- y que ahora son tema central y objeto de la crítica racional.

5. De los problemas abstractos a la problemática cotidiana.

Más que un saber universal o problemas de carácter abstracto interesa ahora estudiar lo cotidiano - de carácter político -. Interesan aquellos saberes que sirvan para la realidad problemática que el ser humano vive cada día: qué educación ha de darse a los ciudadanos, cómo se ha de organizar la sociedad, cómo se ha de distribuir el poder en ella, qué relación debe existir entre la sociedad y el individuo, qué leyes han de regular esas relaciones, etc. Se busca lo mejor para la ciudad y el ciudadano.

6. Los filósofos toman un papel público y activo.

El sabio, el filósofo, hasta ahora recluido en círculos minoritarios y centrado sobre la especulación teórica, hace su entrada en la vida social como alguien que es capaz de prevalecer sobre el contrario gracias a su saber y la fuerza de su discurso -fruto de su dominio del arte de la oratoria -. Esto es lo que hará que algunos sofistas sean temidos y criticados por la forma en que utilizan su saber.

1.1.3 EL ESTILO Y LAS INTENCIONES DE LOS SOFISTAS.

Puesto que las decisiones se tomaban en la asamblea y en ella eran los mejores oradores los que conseguían éxitos y el mejor reconocimiento social los sofistas aprovechan el momento eufórico para ofrecer su saber y las técnicas para saber hablar bien.

“El arte sofístico es preciso considerarlo como una filosofía retórica. El sofista comienza sus discursos con frases como "yo sé", "conozco", "ya hace mucho tiempo que he observado", "no hay nada seguro para el hombre". Algunos dicen que el modelo a imitar fue el mismo Pericles que dominaba el arte de la improvisación, otros dicen que fue Gorgias porque cuando se presentaba en el teatro tenía la osadía de decir: "Proponerme un tema" y ninguno le ganaba a hablar y refutaba a todos. Así pues, los antiguos denominaban sofistas a aquellos filósofos que sabían exponer sus doctrinas con elocuencia. La ciudad de Atenas comenzó a temerlos porque ganaban todos los pleitos, tanto si tenían razón como si no, ya que dominaban el arte de la improvisación para saber defender el sí y el no de una misma cuestión según las circunstancias y las necesidades de los clientes.”

Filostrato, Vidas de los Sofistas, I

El discurso sofista es un tipo de discurso grandilocuente. Pero hablar bien no siempre quiere decir querer razonar para llegar a la verdad o defender causas justas. En muchas ocasiones la intención es la búsqueda del aplauso, del reconocimiento social, la demostración del poder y el dominio en el arte de convencer. Un ejemplo claro de esta utilización del saber sofístico es lo que se denomina el Doble discurso, éste consiste en saber defender el sí y el no de una misma cuestión con el mismo poder de convicción.

“Sobre lo bello y lo feo también podemos formular un doble discurso. Pues unos dicen que una cosa es lo bello y otra lo feo, que la diferencia, como en el nombre, también existe en la realidad; otros en cambio, mantienen que es lo mismo lo bello y lo feo. Pienso que si alguien, en un momento, diera la orden de que todo el mundo reuniera en un solo lugar aquello que cada uno considera feo, y después mandara tomar de este montón aquello que cada uno considera bello, no quedaría ni una sola cosa, sino que entre todos habrían recogido todo. Esto es así porque ninguno piensa lo mismo.”

Anónimo, Dobles razonamientos

Hubo

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