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Metodología en El Dieciocho Brumario de Luis Bonaparte

omar3313 de Noviembre de 2013

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Metodología en El Dieciocho Brumario de Luis Bonaparte

Publicado en 20 diciembre 2012 de Antonio Olivé

Lectores, amigos ya casi familiares, nuestra propuesta en la entrada de hoy es doble. Por un lado os proponemos leer (o re-leer, según el caso apropiado) la obra de Marx, El Dieciocho Brumario de Luis Bonaparte -os la podéis descargar aquí-. Si no sabéis muy bien de que va os explicamos:

en este libro Marx procede a la comparación de dos Bonaparte (Napoleón el Grande con el sobrino al que sus críticos llamaronNapoleón el Pequeño). El primero, Napoleón, aprovechando que el Directorio se venía abajo entre el desorden financiero, la debilidad de su ejecutivo y la corrupción de sus miembros (¿os suena de algo?) se hará con el poder. Todas las facciones (jacobinos, moderados, realistas…) ven el momento propicio para alzarse con el poder en el cambio de régimen que se avecina. En estas circunstancias, Napoleón -recién venido de Egipto- y aconsejador por Talleyrand, Fouché y Sieyès, disuelve el Directorio con el apoyo del ejército y de su hermano Lucien, presidente del Consejo de los Quinientos. Era el 18 de Brumario (9 de Noviembre).

Años más tarde, otro Bonaparte, Luis Napoleón, da un golpe de estado el 2 de diciembre de 1851. Las fechas no coinciden, pero por lo demás las circunstancias son parecidas. Basándose en estas similitudes Carlos Marx escribió entre 1851 y 1852 El 18 de Brumario de Luis Bonaparte.

De esta comparación entre los dos Bonaparte y de las dos jornadas del 18 de brumario,Marx extrajo uno de sus textos más famosos. Al comenzar El 18 de brumario de Luis Bonaparte, en efecto, escribió lo siguiente: “Hegel dice que todos los grandes hechos y personajes de la historia universal se producen dos veces. Pero se olvidó de agregar: la primera vez como tragedia y la segunda vez como farsa. Luis Bonaparte fue, así, la caricatura de su tío.”

La segunda propuesta, utilizando como pretexto esta obra de Marx, consiste en adentrarnos en el concepto marxista del análisis de coyuntura o de situaciones. Para este segundo propósito nos vamos a apoyar en el trabajo deFlorencio Posadas Segura.

Esperamos que sea de utilidad.

Antonio Olivé

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Metodología en El Dieciocho Brumario de Luis Bonaparte

Florencio Posadas Segura

Introducción

En el presente ensayo, no se pretende realizar un estudio exhaustivo sobre la metodología de Marx en El Dieciocho Brumario, se toma como pretexto esta obra para intentar un acercamiento no a la metodología, sino a algunos aspectos de la misma ahí presentes.

En el punto uno, se pretende proporcionar una especie de marco teórico-metodológico que está presente en la obra de Marx. En el segundo, se aborda brevemente la reflexión metodológica de Marx y Engels en relación al 18 Brumario. En el tercero, se sitúa la obra citada en el contexto del pensamiento gramsciano sobre el análisis de situaciones. En el cuarto, se discuten tres acepciones sobre el concepto de coyuntura derivados de la interpretación de los clásicos de la teoría socialista. En el quinto, se examina con cierto detalle tres aspectos de la metodología, que hacen a la teoría de las clases, la psicología del individuo y la problemática del tiempo, presentes en algunos escritores contemporáneos.

Finalmente, se establecen breves conclusiones.

1. Principios metodológicos o vectores en la obra de Marx

Un buen ejemplo de los problemas actuales de las ciencias sociales son los que atañen al marxismo. Tras el nombre de marxismo se presentan posiciones teórico-metodológicas diferentes.

Por una parte, se revela una teorización de la historia en su conjunto, autodefinida como científica, cuyas tesis centrales son las siguientes: 1) el motor y la clave del funcionamiento, así como de la transformación de las sociedades, es el desarrollo de las fuerzas productivas materiales, en donde existe una fuerza productiva en última instancia determinante: los medios de trabajo o instrumentos de producción; 2) las fuerzas productivas de la vida material son definidas, por una parte, como poseedoras de la virtud intrínseca de tenderse a desarrollar continuamente, progresivamente y, por el otro, como entes que no tienen determinación social, esto es, que son susceptibles de ser caracterizadas como tales fuerzas productivas, con independencia de las relaciones sociales; entre fuerzas productivas y relaciones de producción que conforman la estructura económica de una sociedad, sólo existen relaciones de correspondencia o de antagonismo, en donde destaca el carácter primordial de las primeras; sobre la base de la estructura económica de la sociedad, se levanta el edificio jurídico y político al cual corresponden formas determinadas de la conciencia social.

Una concepción de la sociedad, como la anteriormente expuesta, habría de hipotecar el futuro teórico-metodológico del marxismo, tendiendo a situarlo dentro de un enfoque rígido y dogmatizado de la estructura “invariable” de las sociedades humanas y en una concepción evolucionista seudocientífica de su dinámica histórica, supuestamente regida por leyes naturales que se cumplirían necesariamente.

Por otra parte, se despliega un elemento que despunta en la obra juvenil de Marx y reaparece constantemente en su obra madura. Se trata de aquella dimensión del pensamiento marxiano que se manifiesta ante todo como voluntad de acabar con la filosofía especulativa, proclamando que no se trata de interpretar al mundo sino de transformarlo y que es preciso superar la filosofía realizándola. Ese sesgo de la reflexión de Marx es el que se niega otorgarse de antemano la solución al problema global de la historia que hace a su sentido y se opone a proveerse de una “dialéctica” acabada e infalible, afirmando en cambio que el comunismo no es un estado ideal hacia el cual se encaminaría fatalmente la sociedad, sino el movimiento real que suprime el estado de cosas existentes.

Este ingrediente se manifiesta cuando Marx insiste sobre el hecho de que son los hombres quienes hacen su propia historia, sobre la base de condiciones dadas y declara, por tanto, que la emancipación de los trabajadores será obra de los trabajadores mismos.

Estas otras posiciones y planteamientos de Marx no se resuelven en meras especulaciones. Por el contrario, pueden servir deguía teórico-metodológica para abordar el aspecto más importante en la obra de Marx, a saber, su análisis descriptivo y explicativo de la sociedad capitalista, tal como se expone en sus trabajos más acabados como El capital y el 18 Brumario de Luis Bonaparte.

En la llamada acumulación originaria y a todo lo largo del 18 Brumario, por ejemplo, Marx describe un complejo proceso económico, social, político, jurídico e ideológico, donde la imaginación, los deseos, los objetivos y, por tanto, la práctica de los sujetos sociales desempeñan un papel creador decisivo tanto para la emergencia y consolidación del capitalismo, en el largo plazo, como para la creación de la forma bonapartista de Estado, en el corto plazo.

2. La reflexión metodológica de Marx en el 18 Brumario

En rigor, elanálisis sobre su propia metodología utilizada en el 18 Brumario, es casi inexistente y contradictoria. Quizás, es el único lugar de la obra en donde Marx expone su concepción metodológica, estaría dado por el siguiente pasaje: “Sobre las diversas formas de propiedad, sobre las condiciones sociales de existencia, se levanta toda una superestructura de sentimientos, ilusiones, modos de pensar y concepciones de vida diversos y plasmados de un modo peculiar. La clase entera los crea y los plasma derivándolos de sus bases materiales y de las relaciones sociales correspondientes”, concepción posteriormente canonizada por el ya célebre fragmento del Prólogo de la contribución a la crítica de la economía política: “El resultado general al que llegué y que, una vez obtenido, sirvió de hilo conductor a mis estudios, puede resumirse así: en la producción social de su vida, los hombres contraen determinadas relaciones necesarias e independientes de su voluntad, relaciones de producción, que corresponden a una determinada fase de desarrollo de sus fuerzas productivas materiales. El conjunto de estas relaciones de producción forma la estructura económica de la sociedad, la base real sobre la que se levanta la superestructura jurídica y política y a la que corresponden determinadas formas de conciencia social” (2).

La metáfora del edificio, la base y la superestructura integrado por los niveles económico, jurídico-político e ideológico, donde la superestructura se da como una derivación de la base y las propias clases sociales están determinadas por la estructura económica, parecería no corresponder con la realidad examinada y descrita, pues a despecho del propio autor, como diría Althusser, “la determinación económica en última instancia, nunca aparece”.

Lo escasamente descrito por Marx en relación a su mitología, ciertamente se revela contradictorio con todo lo que hace en el conjunto de El Dieciocho Brumario, Federico Engels, tomó al pie de la letra lo escrito por Marx y le dio un sentido aún más economicista y evolucionista, seudocientífico, cuando en el prólogo a la tercera edición, sentencia: “Fue precisamente Marx el primero que descubrió la gran ley que rige la marcha de la historia, la ley según la cual todas las luchas históricas ya se desarrollan en el terreno político, en el religioso, en el filosófico o en otro terreno ideológico cualquiera, no son, en realidad, más que la expresión más o menos clara de luchas entre clases sociales, y que la existencia,

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