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NO HAY DOCENCIA SIN DECENCIA


Enviado por   •  19 de Junio de 2014  •  1.254 Palabras (6 Páginas)  •  426 Visitas

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NO HAY DOCENCIA SIN DISCENCIA

INTRODUCCION

El termino discencia como otros en Freire es un neologismo. Se puede entender como el conjunto de funciones y actividades de los discentes, esto es, los educandos.

El acto de cocinar, por ejemplo, supone algunos saberes concernientes al uso de la estufa, como encenderla, como graduar para más o para menos la flama, como lidiar con ciertos riesgos aun remotos de incendio, como armonizar los diferentes condimentos en una síntesis sabrosa y atractiva. La práctica de cocinar va preparando al novato, ratificando algunos de aquellos saberes, rectificando otros, y posibilitando que se convierta en cocinero.

Es preciso, sobre todo, y aquí va ya uno de esos saberes indispensables, que quien se esta formando, desde el principio del mismo de su experiencia formadora, al asumirse también como sujeto de la producción del saber, se convenza definitivamente de que enseñar no es transferir conocimiento, sino crear las posibilidades de su producción o de su construcción.

Es preciso, por el contrario, que desde los comienzos del proceso vaya quedando cada vez mas claro que aunque diferentes entre si, quien forma se forma y re-forma al formar y quien es formado se forma y forma al ser formado. Es en este sentido como enseñar no es transferir conocimientos, contenidos, ni formar es la acción por la cual un sujeto creador da forma, estilo o alma a un cuerpo indeciso y adaptado.

No hay docencia sin discencia, las dos se explican y sus sujetos, a pesar de las diferencias que los connotan, no se reducen a la condición de objeto, uno del otro, quien enseña aprende al enseñar y quien aprende enseña al aprender. Quien enseña enseña alguna cosa a alguien. Por eso es que, desde el punto de vista gramatical, el verbo transitivo-relativo. Verbo que pide un objeto directo –alguna cosa- y un objeto indirecto –a alguien.

Enseñar no existe sin aprender y viceversa y fue aprendiendo socialmente como, históricamente, mujeres y hombres descubrieron que era posible enseñar. Fue así, aprendiendo socialmente, como en el transcurso de los tiempos mujeres y hombres percibieron que era posible.

Muchos hombres y mujeres se preguntan para que somos hechos o habernos vuelto. François Jacob afirma que “somos seres programados pero para aprender”

DESARROLLO

Enseñar exige rigor metódico

El educador democrático no puede negarse el deber de reforzar, en su práctica docente, la capacidad crítica del educando, su curiosidad, su insumisión. Una de sus tareas primordiales es trabajar con los educandos el rigor metódico con que deben “aproximarse” a los objetos cognoscibles.

Se percibe la importancia del papel del educador, el merito de la paz con que viva la certeza de que parte de su tarea docente es no solo enseñar los contenidos, sino también enseñar a pensar correctamente. De allí la imposibilidad de que un profesor se vuelva critico si –mecánicamente memorizador- es mucho mas un repartidor cadencioso de frases e ideas inertes que un desafiador. El intelectual memorizador, que lee horas sin parar, que se domestica ante el texto, con miedo de arriesgarse, habla de sus lecturas casi como si las estuviera recitando de memoria –no percibe ninguna relación, cuando realmente existe, entre lo que leyó y lo que ocurre en su país en su ciudad, en su barrio. Repite lo leído con presicion pero realmente intenta algo personal.

Leer críticamente no se hace como si se compara la mercancía al mayoreo leer críticamente no se hace como si se compara la mercancía al mayoreo. Leer veinte libros, treinta libros. La verdadera lectura me compromete de inmediato con el texto que se me entrego y de cuya comprensión fundamental también me vuelvo sujeto. Al leer no estoy en el puro seguimiento de la inteligencia del texto como si ella fuera solamente producción de su autor o de su autora. Por eso mismo, esta forma viciada de leer no tiene nada que ver con el pensar acertadamente y con el enseñar acertadamente.

En verdad, solo quien piensa acertadamente puede enseñar a pensar acertadamente aun cuando, a veces, piense de manera errada. Y una de las condiciones para pensar acertadamente es que no estemos demasiado seguros de nuestras certezas.

2.- Enseñar exige investigación

No hay enseñanza sin investigación ni investigación sin enseñanza. Esos quehaceres se encuentran cada uno en el cuerpo del otro. Mientras enseño continuo buscando, indagando. Enseño porque busco, por que indague, porque indago y me indago. Investigo para comprobar, comprobando intervengo, interviniendo educo y me educo. Investigo para conocer lo que aún no conozco y comunicar o anunciar la novedad.

3.-Enseñar exige respeto a los saberes de los educandos

Por eso mismo pensar acertadamente impone al profesor o, en términos mas amplios, la escuela, el deber de respetar no solo los saberes con que llegan los educandos, sobre todo los de las clases populares –saberes socialmente construidos en la práctica comunitaria- tenemos que discutir con los alumnos la razón de ser de esos saberes en relación con la enseñanza de los contenidos. ¿Por qué no aprovechar la experiencia que tienen los alumnos de vivir en áreas de la ciudad descuidadas por el poder público para discutir, por ejemplo, la contaminación de los arroyos y de los riachos y los bajos niveles de bienestar de la población, los basureros abiertos y los riesgos que ofrecen a la salud de la gente? ¿Por qué no hay basureros abiertos en el corazón de los barrios ricos o incluso simplemente clasemedieros de los centros urbanos?

4.-enseñar exige crítica

En la diferencia y en la “distancia” entre la ingenuidad y la crítica, entre el saber hecho de pura experiencia y el que resulta de los procedimientos metódicamente rigurosos, no hay para mí una ruptura si no una superación. La superación y no la ruptura se da en la medida en que la curiosidad ingenua, sin dejar de ser curiosidad, al continuar siendo curiosidad, se hace crítica.

La curiosidad como inquietud indagadora, como inclinación al desvelamiento de algo, como pregunta verbalizada o no, como la búsqueda de esclarecimiento, como señal de atención que sugiere estar alerta, forma parte integrante del fenómeno vital. No habría creatividad sin la curiosidad que nos mueve y que nos pone pacientemente impacientes ante el mundo que no hicimos, al que acrecentamos con algo que hacemos.

5.-enseñar exige estética y ética

La necesaria promoción de la ingenuidad a la crítica no puede o no debe ser hecha a distancia de una rigurosa formación ética siempre al lado de la estética. Decencia y belleza de acuerdo. La práctica educativa tiene que ser, en sí, un testimonio riguroso de decencia y de pureza.

Transformar la experiencia educativa en puro adiestramiento técnico es despreciar lo que hay de fundamentalmente humano en el ejercicio educativo: su carácter formador. Si se respeta la naturaleza del ser humano, la enseñanza de los contenidos no puede darse alejada de la formación moral del educando. Educar es, sustantivamente, formar.

Divinizar o satanizar la tecnología o la ciencia es una forma altamente negativa y peligrosa de pensar herrado. De manifestar a los alumnos, a veces con aires de quien es quien es dueño de la verdad; un rotundo desacierto.

CONCLUSION

El proceso de aprender, en el que históricamente descubrimos que era posible enseñar como tarea no solo incrustada en el aprender, sino perfilada en sí, con relación a aprender, es un proceso que puede encender en el aprendiz una curiosidad creciente, que puede tornarlo más y más creador. Lo que se quiere decir es lo siguiente: cuando más críticamente se ejerza la capacidad de aprender tanto más se construye y desarrolla lo que vengo llamando curiosidad “epistemológica”, sin la cual no alcanzamos el conocimiento cabal del objeto.

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