Positivismo en la educación Mexicana.
RozxmariaEnsayo22 de Mayo de 2016
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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO
ESCUELA NACIONAL PREPARATORIA #2
“ERASMO CASTELLANOS QUINTO”
PENSAMIENTO FILOSÓFICO EN MÉXICO
“EL POSITIVISMO Y LA EDUCACIÓN EN MÉXICO”
PROFESOR: CRECENCIO ZEPEDA
ALUMNA: ROSA MARÍA VARGAS VILLA
GRUPO: 650
TURNO: VESPERTINO
CICLO ESCOLAR: 2015-2016
INTRODUCCIÓN:
En este ensayo, mostraré la evolución del pensamiento positivista en México, iniciando por explicar el propio concepto a través del padre del “positivismo”, Augusto Comte, además de relacionar las ideas de Gabino Barreda con las del mismo.
Además explicaré cómo influyeron las ideas positivistas para el surgimiento de un modelo escolar y a su vez la creación de la Escuela Nacional Preparatoria, que es hasta la fecha uno de los mayores ejemplos de educación positivista en México.
La educación en México ha tenido muchas evoluciones y reformas a lo largo de la historia, como el hecho de que se eliminó la educación secular y se convirtió en laica y gratuita, ahora se permite que las mujeres estudien y se desarrollen del mismo modo que los hombres, la educación es más integral, sin embargo en la mayor parte de los casos, sólo se beneficia una minoría y el nivel de conocimientos adquiridos es muy bajo y pobre, podría decirse que sólo como cultura general, y a veces, ni siquiera eso.
Explicaré que el modelo educativo basado en el positivismo, al menos a nivel medio superior y superior, sólo beneficia a algunos cuantos, mismos que se consideran con mayor capacidad intelectual y profesional; desfavoreciendo a la mayor parte de la población estudiantil y adulta, ya que estos fueron preparados para actividades laborales relacionadas a la industria y servicios.
PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA:
El sistema educativo mexicano basado en el positivismo sólo beneficia a una minoría de personas.
HIPÓTESIS:
La educación positivista, está pensada para crear dos grupos sociales, uno superior y otro inferior.
DESARROLLO:
De todos es conocido que Augusto Comte y su obra se ubican en la primera mitad del siglo XIX, época en la que continúa en Francia la lucha entre el viejo orden monárquico y el liberalismo burgués. Si las leyes de la primera constitución francesa procuraban establecer los derechos del ciudadano y del individuo como principios normativos de un orden político, social y económico, los monarcas luchaban por volver al viejo régimen feudal, teológico y militar. Ante esta situación se hacía necesaria una "doctrina orgánica" que reorganizara la sociedad y evitara la "rapiña de las revoluciones" (Comte, 1942: 31).
Comte parte de este contexto histórico y de esta necesidad fundamental: era necesario crear una "doctrina orgánica" original ya que "ni la opinión de los reyes ni la opinión de los pueblos pueden satisfacer en manera alguna la necesidad fundamental de reorganización que caracteriza la época actual" (Comte, 1942: 85). Así, era necesario desarrollar una "idea principal", una "doctrina positiva" que diera lugar a un "sistema de ideas generales destinado a servir de guía a la sociedad" (Comte, 1942: 90). Con estas ideas y frente a la cruda realidad de que la sociedad era controlada en forma violenta con el empleo de la fuerza militar, Augusto Comte concibe otra postura. Había que influir sobre la misma naturaleza del individuo para encauzarla en su propio bien, es decir, en el trabajo, en la productividad. Si el fin militar era el del sistema antiguo, el del nuevo sería "el fin industrial" (Comte, 1942: 91).
Es obvio que si Comte quiso acabar con los órdenes monárquico, feudal, teológico y militar, no quiso hacer menos con el socialismo y el comunismo, por considerar las soluciones de estos dos últimos como "ilusorias y subversivas" (Comte, 1912: 8). Sin embargo, de tales sistemas retomó sus características individuales y colectivas para proponer su combinación, de tal modo que, una vez determinado el objetivo industrial, se hicieran coincidir todas las fuerzas y corrientes personales, familiares y sociales en la búsqueda del "bien común" (Comte, 1912: 36).
Es claro que para llegar a realizar estos objetivos era necesario infundir al pueblo una "doctrina orgánica fundamental, una educación conveniente y un espíritu de cuerpo notable", empleando y desarrollando los recursos fundamentales del hombre: el "sentimiento, la razón y la actividad" (Comte, 1912: 10).
También había que concientizar al pueblo para que "subordinara siempre" la inteligencia a la sociedad, tomando la primera como medio y la otra como fin (Comte, 1912: 38). Los cuatro aspectos a educar serían el moral, el estético, el físico y el filosófico (Comte, 1912: 18-19). Éstas son las pautas educativas de orden general propuestas por Comte con el fin de encauzar la creación, la formación y la consolidación de lo que dio por llamar Gran Être [Gran Ser] (Comte, 1912: 18), o "religión de la humanidad", que tendría el "amor por principio, el orden por fundamento y el progreso como finalidad" (Comte, 1912: 25).
En estos principios se sintetizan y condensan los vínculos de unión con los que los mismos hombres, con sus características individuales y colectivas, crearían una nueva religión, la religión de la humanidad. Toda actividad no tendría otra finalidad que coadyuvar, mejorar y hacer progresar la misma humanidad. Así se pretendía acabar con el sentido religioso-teológico del obrar por Dios. Este es el "organismo", este es el Gran Être en función del cual, por el cual y en el cual habría que trabajar. En la humanidad, por ella y para ella se condensarían "Directamente los tres caracteres esenciales del positivismo: su motor subjetivo, su dogma objetivo y su finalidad activa" (Comte, 1912: 27).
Por otro lado, si bien era cierto que de la concurrencia de la actividad individual se desprendería el bien de la humanidad, también era cierto y necesario que la colectividad debería ejercer cierta función sobre los individuos, para así lograr "la influencia de la sociedad sobre la personalidad" (Comte, 1912: 34). ¡Qué mejor medio que una "educación sistematizada" por medio de la cual se enseñara e hiciera sentir que lo fundamental era satisfacer las necesidades como camino para colmar las aspiraciones de dignidad, de libertad, de felicidad y combinar así la utilidad con la realidad!
En síntesis, lo que ofrecía Augusto Comte era un sistema en el que destacando el valor intrínseco de la humanidad, su sociedad tuviera un modelo que no fuera monarquista, politeísta o monoteísta, sino eminentemente humanista positivista. El principio y fin de la existencia humana no tendría ni cobraría sentido sino en función de su actividad industrial, de su amor, de su orden y de su progreso al servicio de este nuevo y Gran Être: la humanidad.
EL POITIVISMO EN LA EDUCACIÓN
Durante la segunda parte del siglo XIX se llevaron a cabo las Leyes de Reforma, derivadas del conflicto entre liberales y conservadores, la Guerra de Reforma trastocó la vida del país. Más tarde, el triunfo liberal promovió la percepción del mundo y de la vida a través de la ciencia, y no a través de preceptos religiosos: esa fue el obra de educadores como Guillermo Prieto, quienes promovieron la lectura entre los alumnos. La escuela primaria fungió como pilar de la Educación Pública (poco a poco este espacio físico se fue delineando y definiendo como institución) gracias al trabajo de los pedagogos Abraham Castellanos, Enrique Rébsamen y otros pensadores, y al Primer Congreso Nacional de Instrucción Pública (1889-1891). Así, como Secretario de Instrucción, Justo Sierra decretó la educación gratuita, laica y obligatoria, y en septiembre de 1910 se inauguró la Universidad Nacional de México, hasta que el estallido de la Revolución mexicana trastocó de nuevo la vida económica, política y social del país.
Entre diciembre de 1889 y marzo de 1891 se realizaron con congresos nacionales de instrucción pública, cuyos objetivos eran definir los objetivos y las acciones que tomaría el Estado. Los congresos de instrucción fueron esenciales para tomar una determinación sobre lo que pasaría con la educación en el periodo Porfiriano. En primer lugar la idea de la educación Laica, Gratuita y Obligatoria. Tradicionalmente, la educación estaba en manos de la iglesia, y en los congresos se planteó el hecho de que los niños podían recibir una educación moral sin tener que recurrir al método religioso, misma situación que Barreda retoma:
“Se confunde generalmente la moral con los dogmas religiosos, hasta el grado de que para muchos, ambas no sólo son inseparables, sino que vienen a ser una misma cosa; pero cuando se reflexiona sobre la inmensa variedad de religiones y sobre la uniformidad de las reglas de la moral; cuando vemos que los dogmas religiosos cambian”(Barreda, de la educación moral,1863)
Siendo entonces para Barreda la moral, como un músculo del cuerpo que necesita ejercitarse, ya que sostiene que lo que no se usa se atrofia o meramente desaparece; por lo tanto, para Barreda, la religión únicamente es un medio para ejercitar la moral, sin embargo también habla de que los seres humanos tenemos tendencias a lo bueno y a lo malo y que natamente tenemos con nosotros algo que llamamos conciencia.
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