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Historia De La Educacion Mexicana


Enviado por   •  13 de Abril de 2015  •  3.224 Palabras (13 Páginas)  •  180 Visitas

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En este ensayo veremos lo que se vio en este parcial, donde una explicación de lo que se consiste y llegando a una conclusión abarcando distintos temas, como; el sistema alcanteriano, el milagro mexicano, el neoliberalismo del siglo XXI, estrategias de educación virtual apoyadas en las TIC.

SISTEMA LANCASTERIANO

Llamaron a su organización Compañía Lancasteriana en honor a Joseph Lancaster. El objetivo de estas instituciones era difundir en México la enseñanza mutua/libre. El sistema Lancasteriano fue adaptado por Bell y Lancater de origen Inglés. La organización o el método que usaban era muy diferente al que hoy en día se está acostumbrado debido a que el trabajo del profesor consistía en elegir a los estudiantes más destacados, los cuales después enseñaban a 10 o 20 niños en forma de un semicírculo, a éstos enseñantes se les llamaba monitores, además de estos, existía un funcionario más importante, el inspector, su función era de vigilar a los monitores, de entregar y recoger de éstos, los útiles de la enseñanza y de indicar al maestro los que deben ser premiados o sancionados. Su función del docente a la hora de clase consistía en observar la marcha del aprendizaje y a mantener la disciplina. La enseñanza en las escuelas Lancasterianas era en un lugar amplio y "convenientemente distribuida, facilita las tareas escolares que el maestro ha planeado y explicado de antemano a los monitores. Un severo sistema de castigos y premios mantiene la disciplina. El maestro era como un jefe de taller que lo vigilaba todo y que intervenía en los casos difíciles".

En lo que respecta al material y el mobiliario escolar, la escuela lancasteriana tenía una plataforma que era usada por el maestro, unos bancos para los niños, el telégrafo, los semicírculos, los pizarrones, los punteros y los cartelones. El telégrafo, era una tabla con la que el maestro daba órdenes a los inspectores o monitores, sobre la marcha del aprendizaje.

La táctica y la disciplina era custodiada por celadores o instructores y monitores, y estos se basaban en cuadros de honor, cuadros negros, orejas de burro y en premios y castigos para que la disciplina se hiciera hacerse valer. El inspector vigilaba a los instructores y se hacía cargo de entregar y recoger los instrumentos para las materias a impartir, y al finalizar el día, el maestro indicaba al instructor quien debía ser castigado o premiado. Los monitores eran los encargados de las asignaturas en las escuelas lancasterianas y se iban rolando entre los grupos, unos monitores podían ser de lectura, de escritura o aritmética, aunque también algunos podían ser monitores de dos o tres asignaturas. El plan de las escuelas lancasterianas consistía en tres asignaturas, las cuales eran: lectura, escritura y cálculo elemental.

La compañía Lancasteriana en México quedó fundada en México el 22 de febrero de 1822; sus creadores fueron: Manuel Condoniú, Agustín Buenrostro, coronel Eulogio Villaurrutia, Manuel Fernández Aguado, Eduardo Turreau e Ignacio Rivoll

El tañido de la campana, indicación de cambio de actividad, gobernaba un día típico en la escuela lancasteriana. Los monitores o ayudantes de los maestros se presentaban temprano en la escuela antes de los demás, para recibir instrucciones sobre las clases de lectura, escritura, aritmética y doctrina cristina, que impartían a sus diferentes grupos. Los alumnos llegaban a las 9, antes de entrar a la escuela formaban filas para que los instructores revisasen la limpieza de la cara, manos, las uñas de los dedos chicos, sin olvidar las ropa y el calzado.

Al toque de la campana, los niños entraban en filas o un salón grande con largas mesas y bancos alineados frente a una plataforma donde estaba el escritorio del maestro. A cada alumnos de aquel se sentaban los instructores generales del orden, niños que ayudaban al director a mantener la disciplina y a transmitir órdenes a la clase; un instructor general vigilaba el orden por la mañana y otro por la tarde. Al mismo tiempo, bajo la vigilancia del maestro y los instructores, “los alumnos se ponían enfrente de las mesas, se quitaban los sombreros, se los echaban en las espaldas, sujetos por un cordón y se arrodillaban para rezar una breve oración”.

La primera asignatura era la escritura dividida en 8 clases. Los alumnos más chicos ocupaban las mesas situadas inmediatamente frente al director. Estos, en ves de una superficie de madera, tenían una caja llena de arena. Los 10 niños sentados del mismo lado de la mesa miraban al instructor dibujar una letra en la arena. Enseguida, ellos intentaban imitarlo. Los diestros lo dibujan solos sin ayuda del monitor. En lecciones subsecuentes, el instructor se ponía de pie sobre el banco al otro lado de la mesa, indicaba las letras del alfabeto escritas en un tablero.

Las enunciaba en voz alta, despacio y con un tonillo especial: “primera clase. Atención: A mayúsculas”, y apuntaba la mencionada letra. Todos los niños de la clase marcaban luego la marcaba la misma letra en la arena con un punzón o con el dedo. La mañana se dedicaba en practicar la letra mayúscula y en la tarde las minúsculas.

En las 5 clases siguientes se aprendía la escritura en pizarras con ejercicios de palabras de una a 5 silabas, dictadas para cada instructor, según el orden de la clase. La voz del monitor ordenaba cada acto como: “manos a las rodillas, manos sobre las mesas, presenten pizarras y pizarrines, etcétera”. Para evitar confusión y ruido, cada instructor comenzaba en dictado cuando el anterior había terminado de hablar. Después de dictar 3 palabras, y a la señal de “examen” dada por el maestro y transmitida a cada instructor, se revisaban las pizarras de los niños de cada clase. La escritura en papel se reservaba para las clases superiores, cuyos alumnos practicaban muestras de la letra grande, mediana y cursiva, con el fin de alcanzar la perfección de su letra y al mismo tiempo aprender la moral y la urbanidad.

El tañido de la campana ponía fin a la clase de escritura. Los niños se levantaban enseguida de sus mesas y caminaban a los pasillos para formarse en semicírculos, movimiento o evolución que ejecutaban en 3 minutos en completo silencio. Cada niño se colocaba en el semicírculo que le correspondía según su nivel de lectura y buscaba el “telégrafo” indicador de su propia clase. Aquel constaba de palos de madera con un aspa de hojalata con el número de la clase en un lado y en el otro EX que quería decir examen. El instructor sacaba el telégrafo de su agujero en las mesas de escribir y lo colocaba en dos asas de hierro fijas en la pared en medio de cada semicírculo.

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