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Resumen Cap. I Y II De Introducción A La Sociología De Peter Berger


Enviado por   •  23 de Noviembre de 2014  •  1.718 Palabras (7 Páginas)  •  6.476 Visitas

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PRESENTACION

El intento por dar una definición respecto a en que consiste la sociología, siempre involucra un gran desafío. Esto porque es una ciencia social nueva que no tiene más de 200 años, (a diferencia de otras ciencias, por ejemplo la física que nace en la Grecia clásica hace más de 2000 años) y por lo mismo aún hay dificultad en los autores para dar una definición unificadora respecto a lo que es la sociología. De acuerdo a lo anterior, tenemos que cada sociólogo tiene una concepción propia de los que es la sociología lo que sin duda dificulta el entendimiento de la misma, ya que en nuestra cátedra los tiempos son breves y no nos da el tiempo para estudiar en detalle a los sociólogos más emblemáticos. Es por esta razón que, pensando en el ámbito de la sociología de la educación, elijo a un sociólogo en particular para verlo más en detalle que los otros, y este sociólogo es Peter Berger.

La razón para la elección de este sociólogo se relaciona con su manera de entender la sociología como una ciencia que intenta comprender los fenómenos tras la fachada de las estructuras sociales, lo que a mi juicio nos ayuda a entender los problemas educativos de una manera alejada de cualquier prejuicio. Es por esta razón que a continuación les ofrezco un resumen de los capítulos I y II del texto de Peter Berger Introducción a la Sociología.

Introducción a la sociología de Peter Berger.

Capítulo I La Sociología como Pasatiempo Individual (Berger, 1976, págs. 10-42):

En este capítulo, mostraremos las perspectivas que según Berger se tienen del sociólogo, las imágenes del sociólogo como el las llama. La primera imagen, es “el sociólogo como recolector de estadísticas acerca de la conducta humana”. (Ibid, pág. 20) En este punto el sociólogo se considera esencialmente como un ayudante de una máquina. Va a su asunto con un cuestionario, entrevista a personas al azar, asienta sus tabulaciones en innumerables tarjetas que acto seguido son introducidas en una máquina. Berger plantea que la persona encargada de hacer encuestas se ha convertido en figura muy conocida dentro de la vida estadounidense, importunando a la gente de sus opiniones desde la política exterior hasta el papel higiénico. Berger a partir de esto, afirmará que los datos estadísticos en si no forman la sociología, sino que se convierten en sociología únicamente cuando son interpretados (ibíd., pág. 25). Esto no quiere decir que los datos de estos estudios no sean auténticos, son materias primas que pueden emplearse en la interpretación sociológica.

Otra imagen del sociólogo que ofrece Berger, es la que se “concibe como un hombre interesado en el desarrollo de una metodología científica que pueda imponer después a los fenómenos humanos” (ibíd., pág. 26). Desde sus principios, la sociología se ha comprendido a sí misma como una ciencia. Ha habido muchas controversias acerca del significado de esta autodefinición. Por ejemplo, los sociólogos alemanes han subrayado la diferencia entre la ciencia social y la natural. Al mismo tiempo es totalmente cierto que algunos sociólogos, especialmente en Estados Unidos, han llegado a interesarse en las cuestiones metodológicas a tal grado que han dejado de interesarse absolutamente en la sociedad (ibíd., pág. 28)

Para Berger, toda disciplina científica debe desarrollar una terminología (ibíd.) Esto con tal de evitar la vaguedad y confusión en las alusiones a la realidad social. Por ejemplo, el concepto de clase. Debe haber decenas de significados que puedan tener este término en lenguaje común: categorías de acuerdo a ingresos, razas, grupos étnicos, clasificaciones de acuerdo a inteligencia. Es por ello que el sociólogo debe tener una definición precisa e inequívoca del concepto si desea proseguir su trabajo con cierto grado de exactitud (ibíd., pág. 29)

Finalmente, Berger considera una imagen del sociólogo no tanto en su papel profesional sino como en su existencia: “como manipulador frio de lo humano” (ibíd., pág. 30). El sociólogo se convierte en un hombre que se designa a sí mismo como superior, encontrando su satisfacción no en vivir, sino en valorar fríamente la vida de los demás.

Entonces, Berger se pregunta: ¿Cómo debemos imaginar al sociólogo? (ibíd., pág. 31) Al exponer las diversas imágenes que abundan en la concepción popular respecto a los sociólogos, Berger intentará mostrar lo que los propios sociólogos llaman un tipo ideal: “El sociólogo es una persona que se interesa por comprender la sociedad de manera disciplinada. La naturaleza de esta disciplina es científica, trata de ser objetivo. El sociólogo es una persona que se interesa intensa, incesante y descaradamente por las acciones de los hombres. Su ambiente natural son todos los sitios de reunión humana.” (ibíd., pág. 32)

Debido a lo anterior, es que la fascinación de la sociología para Berger, radica en el hecho de que su perspectiva nos hace contemplar desde un nuevo punto de vista el mismo mundo en el que hemos pasado toda nuestra vida. Como hombres que son, los sociólogos también procuran separar sus conocimientos profesionales de sus asuntos diarios. (ibíd., pág. 38)

Finalmente para Berger, “la gente que no siente tentación alguna ante las puertas cerradas, que no tiene curiosidad respecto a los seres humanos, que se siente contenta de contemplar el paisaje sin preguntarse qué clase de gente vive en aquellas casas, probablemente

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