ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

SUSTENTO FILOSÓFICO DE LA TEORÍA DEL ÁRBOL DEL CONOCIMIENTO

SITOCA21 de Noviembre de 2013

3.961 Palabras (16 Páginas)550 Visitas

Página 1 de 16

FACULTAD DE CIENCIAS HISTORICO SOCIALES Y EDUCACIÓN

ESCUELA DE POSGRADO

TEMA:

PARTICIPANTES:

MENA SANCHEZ DORIS BERENICE

ORTIZ ESQUERRE MARIELLA

TORRES CACERES SILVIA ELVIRA

CURSO: FILOSOFÍA Y EPISTEMOLOGÍA DE LA EDUCACIÓN

DOCENTE: DR. JOSÉ MAQUÉN CASTRO

LAMBAYEQUE, SETIEMBRE 2013

Introducción……………………………………………………………………………....3

I. Sustento filosófico de la teoría el árbol del conocimiento……………………………………………………………………………..4

II. Acoplamiento estructural…………………………………………….………………6

Acoplamientos de primer orden…………………………………………………..........7

Acoplamiento de segundo orden………………………………..……………………..8

Acoplamiento de tercer orden……….……………………………………………..…..9

Acoplamientos conductuales sexuales y de crianza…………………………....….11

Acoplamiento químico………………………………………………………………....11

Acoplamiento social…………………………………….……………………….……...12

Acoplamiento cultural……………………………………………………………..........13

Autoconciencia…….…….……………………………………………………………...14

III.Conclusiones……………………………………………………………………........15

Bibliografía……………………………………………………………………….……....16

INTRODUCCIÓN

Desde la fenomenología de la percepción como fenómeno biológico, Maturana abre un espacio de reflexiones sobre el lenguaje, sobre el conocimiento, sobre lo social. Es decir, establece relaciones, nexos entre lo biológico y lo social a través del conocimiento y el lenguaje.

Como punto de partida plantea, por un lado, una reflexión epistemológica que se pregunta ¿cómo es que conocemos los seres humanos?, y sobre la validez de este conocer; y por otro lado, constituye un espacio de reflexión biológica que tiene que ver con el preguntarse por nuestro operar como seres vivos.

El trabajo de Maturana puede ser, por lo tanto, caracterizado como un sistema explicativo ontológico unitario de la vida y de la experiencia humana. Es ontológico porque visualiza a la experiencia humana desde un punto de vista situado dentro de las condiciones de constitución de lo humano y no desde una posición externa, y es explicativo porque propone una mirada de la dinámica de relaciones que genera los fenómenos del conocimiento. El enfoque de Maturana nos lleva a reflexionar sobre las condiciones que nos permiten el explicar todo lo que ocurre en la vida como fenómeno del vivir.

El libro El árbol del conocimiento. Las bases biológicas del entendimiento humano, es una invitación a romper con la concepción acabada de lo que implica el conocer. Durante su lectura, muchas de nuestras construcciones previas se tambalearon, pues nos hemos formado bajo el arquetipo del pensamiento que concibe la realidad como existiendo fuera del sujeto cognoscente, una realidad ya dada que puede ser conocida de manera absoluta por éste, y que por tanto, de lo único que hay que preocuparse es de encontrar el método adecuado y válido para “descubrir” esa realidad.

En palabras de Maturana y Varela (2002, 2004), “El fenómeno del conocer no se lo puede tomar como si hubieran “hechos” u objetos allá afuera, que uno capta y se los mete en la cabeza. La experiencia de cualquier cosa allá afuera es validada de una manera particular por la estructura humana que hace posible “la cosa” que surge en la descripción”. Dar una descripción “objetiva” de un fenómeno en el cual “el propio investigador está involucrado pretendiendo que no lo está, es una flagrante contradicción conceptual, y como tal nos imposibilita adquirir tal conocimiento en tanto operar universal de la naturaleza humana.

Con lo anterior, están apuntando al hecho de que “(…) el universo de conocimiento, de experiencias, de percepciones del ser humano, no es posible explicarlo desde una perspectiva independiente de ese mismo universo. El conocimiento humano (experiencias, percepciones) sólo podemos conocerlo desde sí mismo”. Es esta una tautología cognoscitiva a la que hacen mención los autores a lo largo de la obra que se puede soslayar.

La propuesta de Maturana y Varela se fundamenta entonces en el desarrollo de dos premisas fundamentales, a saber:

• Todo conocer es un hacer, es decir que todo conocer depende de la estructura del que conoce.

• El que el conocer sea el hacer del que conoce, está enraizado en la manera misma de su ser vivo, en su organización.

Así, abordan desde los fundamentos biológicos –con una mirada que difiere del paradigma positivista el fenómeno social que implica la manera en que los humanos llegan a conocer, tomando como norte la imposibilidad de separar lo humano en su naturaleza biológica y social.

El propósito, la comprensión y utilización de algunos términos básicos, expuestos en una de las obras más importantes de Maturana y Varela, escrita ya hace más de dos décadas y cuyos planteamientos continúan vigentes y se han convertido en el fundamento de múltiples investigaciones y experiencias en distintos ámbitos del saber.

Aquí presentamos algunas de las ideas que de una manera muy elocuente y profunda nos hablan desde la biología, sobre el devenir de los seres vivos, como seres que tienen componentes y estructuras particulares, lo que les confiere la capacidad de autoproducirse, es decir, de ser autopoiéticos. Así mismo, derivar el hecho de que gracias a nuestra constitución biológica es posible construirnos a través de acoplamientos de orden estructural y existir de esta manera. En tal sentido, en El árbol del conocimiento. Las bases biológicas del entendimiento humano, cobra especial importancia el acoplamiento y la clausura operacional en nuestro sistema nervioso, y en este operar y acoplarse en forma natural –organismo/medio ambiente– emerge el conocimiento, el cual está ligado a nuestro modo de actuar. De allí la trascendencia de la siguiente afirmación en la voz de estos autores: “el que el conocer sea el hacer del que conoce, está enraizado en la manera misma de su ser vivo, en su organización”. Esta sentencia podemos interpretarla bajo la idea de que el conocer no depende sólo del sistema nervioso, sino que el organismo requiere de interacciones recurrentes con su medio ambiente, para construir un conocimiento congruente con lo que revela el organismo observado y la experiencia particular de un observador en una circunstancia también particular.

No podemos dejar pasar por alto que en este acoplamiento entre organismo y medio ambiente, en el caso de los seres humanos, la aparición del lenguaje permite la expansión del pensamiento hacia dominios cada vez más complejos y amplios del conocimiento. Es en el lenguaje donde se gesta la conciencia, la autoconciencia, la reflexión y por tanto el comportamiento ético. El lenguaje sostiene el quehacer humano, es en el lenguaje donde Maturana y Varela nos revelan que se erige el conocimiento no como una realidad ya existente, inmutable, a modo de representacionismo, ni como una realidad de una mente particular a modo de solipsismo, sino que el conocimiento es producto de las permanentes y siempre cambiantes interacciones entre las personas, de sus mutuos acoplamientos estructurales sociales. Somos nosotros –seres sociales por excelencia–, quienes hacemos la cultura, la vida misma.

Como seres sociales que somos, producto de un devenir filogénico y ontogénico, nos hemos venido acoplando y en el transcurso de la deriva natural, hemos venido reconociendo al otro. Es en esta realidad, de ver al otro como un ser único, un ser que trae un mundo a la mano donde tiene cabida lo que los autores designan como el Amor, que no es más que la aceptación del otro junto a uno en la convivencia. Éste es, parafraseando a los autores, el basamento biológico del fenómeno social, en el cual, sin la aceptación del otro junto a uno no es posible la socialización, y en consecuencia, sin ésta no hay posibilidad alguna de perpetuar la humanidad. Nuestros biólogos dan por hecho que en el surgimiento del Amor se construyen las bases de la ética, otro término vital en la teoría de Maturana y Varela para comprender el recorrido del ser humano en el mundo.

II. Acoplamiento estructural

Los biólogos Maturana y Varela definen el acoplamiento estructural como un fenómeno que se caracteriza por la presencia de patrones de interacción recurrentes o repetitivos (configurando perturbaciones mutuas o influencias recíprocas), entre una unidad autopoiética y su entorno.

En

...

Descargar como (para miembros actualizados) txt (27 Kb)
Leer 15 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com