Savater El Valor De Educar Capitulo 2 Resumen

SAVATER, Fernando. (1997). “El valor de educar”. Editorial Ariel. Barcelona España, 1997.p.p. 18-39

El capítulo dos de esta obra nos dice en primer lugar que los saberes adquiridos por el hombre se comparten, no somos iniciadores de nuestra descendencia, por lo que los saberes y las costumbres se han ido transmitiendo a lo largo de los siglos y han evolucionado en las sociedades de forma diversa, caracterizándolas y distinguiéndolas de otros.

El concepto de sociedad y tiempo es fundamental. El autor señala que por medio de la educación nacemos al tiempo y recibimos todo ese acumulo de saberes formado históricamente. La educación, por otra parte, está ligada al tiempo, ya que para educar a otros es necesario haber vivido antes que ellos esa experiencia para poder enseñarla. No es necesario ser mayor biológicamente para poder enseñar a la otra persona, ya que todos tienen un acumulo de experiencias que pueden trasmitir (bien ejemplifica el autor con los niños que enseñan a los padres a usar un nuevo aparato electrónico). Savater indica que la enseñanza tiene una función específica vinculada a la condición humana y por ello, todas las personas somos capaces de ser maestros en alguna ocasión.

Por otra parte, el autor se remonta a la antigüedad para analizar las figuras del pedagogo y el maestro. Mientras que el maestro, externo a la familia, se encargaba de enseñar una serie de conocimientos instrumentales (como leer o sumar), el pedagogo se encargaba de instruir valores enfocados a su integración en la sociedad (moral). Ello llevo a que por muchos años la labor del maestro fuera desvalorizada, ya que este no se encargaba de la vida activa de las personas. El autor sostiene que ambos son necesarios, ya que cada uno estimula el aprendizaje de capacidades diferentes, ya sean abiertas o cerradas. Las primeras nunca pueden ser dominadas de forma perfecta y las segundas y las segundas solo se aprenden sistemáticamente y no hay nada más que hacer. Savater identifica la habilidad de aprender como la capacidad abierta más elemental y humana, en donde lo importante es crear en los seres humanos “fabricas” que puedan construir el conocimiento por si solas y no sean solamente “archiveros” que almacenen información sin sentido.

Por su parte, el capítulo tres de esta obra analiza las formas de socialización del ser humano. La afectividad de la familia es el principal agente de socialización de los individuos (socialización primaria). Después las escuela, llevan a cabo la socialización secundaria. En la familia las cosas se aprenden de un modo bastante distinto a como luego tiene lugar el aprendizaje escolar.

El protagonismo de la familia en la socialización primaria de los individuos atraviesa un indudable eclipse en la mayoría de los países, lo que constituye un serio problema para la escuela y los maestros. Como señala Savater, la

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