UN EJEMPLO DE FILOSOFIA ANTIGUA: EL AMOR A LA SABIDURIA SEGÚN LOS ESTOICOS
Juampa SierraResumen17 de Junio de 2017
4.678 Palabras (19 Páginas)622 Visitas
UN EJEMPLO DE FILOSOFIA ANTIGUA: EL AMOR A LA SABIDURIA SEGÚN LOS ESTOICOS
La filosofía vio la luz en Grecia entorno al siglo VI a.C. A este surgimiento se le suele denominar el “milagro griego”, puesto que el nacimiento tan súbito de una disciplina resulta sorprendente. Lo que predominaba eran las religiones que ocupaban el lugar propio de la filosofía. Eran estas las que conservaban el monopolio de las respuestas aportadas al tema de la salvación. Los ciudadanos habían adquirido el habito de discutir, de deliberar, de argumentar, que favorece la aparición de un pensamiento libre.
El padre fundador de la escuela estoica, Zenon de Citio, enseñaba bajo unos pórticos cubiertos de pinturas, de aquí procede la palabra “Estoicismo”, stoa significa “Pórtico” en el vocablo griego. Las lecciones que daba Zenon eran gratuitas y públicas, su primer sucesor fue Cleantes de Assos y el segundo Crisipo de Soles. Son los tres grandes nombres de lo que se conoce como el “estoicismo antiguo”.
La filosofía, en este caso el Estoicismo, puede responder al desafío de la salvación de forma muy distinta a la de las religiones, sin más ayuda de la simple razón, de aportar soluciones antes de la necesidad que tenemos de vencer los miedos que nacen de la finitud.
THEORIA: LA CONTEMPLACION DEL ORDEN COSMICO
To theion o ta theia orao significa “yo veo lo divino”, “yo veo las cosas divinas”, y para los Estoicos la “Theoria” consiste en esforzarse por contemplar aquello que de “divino” tiene la realidad que nos rodea.
La esencia más íntima del mundo es la armonía, el orden justo y bello a lo que los griegos denominaban “cosmo”. La theoria debe ayudarnos a desvelar y a conocer a este orden, al cosmo como tal, a la estructura ordenada del universo entero, a lo que los griegos llamaban lo “divino” y no, a un ser exterior al universo que habría existido antes que este y lo habría, de hecho, creado. Por lo tanto, es a esta divinidad, que no tiene nada que ver con un Dios personal, sino que consiste en el orden del mundo, a la que los estoicos nos invitan a contemplar (theorein) con todos los medios apropiados a nuestro alcance.
La estructura del universo no solo es “divina”, perfecta, sino también “racional” a los que los griegos denominaban “logos” y con el que se hace referencia precisamente a esa admirable ordenación de las cosas. Todo es, desde el punto de vista de los estoicos, a la vez “lógico”, racional en el sentido del “logos” y “divino”, theion. Nosotros los seres humanos, no somos sus creadores ni tampoco sus inventores. Todo lo contrario, lo único que hacemos es descubrirlas ya totalmente acabadas, no las engendramos.
Desde el punto de vista de la theoria estoica el cosmo es “armonioso”, lo que tendrá consecuencias considerables en el ámbito de lo “practico” (en el plano de la moral, de lo jurídico y de lo político). La naturaleza acaba haciendo justicia con cada uno de nosotros, en el sentido de que nos dota de lo esencial de aquello que necesitamos: un cuerpo que nos permite movernos por el mundo, una inteligencia que nos capacita para adaptarnos y riquezas naturales que han de bastarnos para sobrevivir. “Dar a cada cual lo suyo”. Desde esta perspectiva uno de los objetivos de la vida humana será encontrar el lugar justo en el seno del orden cósmico. Realizando exitosamente esta tarea, como se puede alcanzar la felicidad y la vida buena.
Aristóteles quién denunció que aquellos que consideraban el mundo malo, feo o desordenado eran víctima de una ilusión, al no darse cuenta de que a éste no hay que analizarlo el detalle sin recurrir a una inteligencia correcta que abarque la totalidad. Si la gente considera que el mundo es imperfecto se debe a que cometen el error de "aplicar a la totalidad del universo observaciones que sólo se refieren a objetos sensibles y puede que incluso a un número reducido de éstos". Pero ésta no es más que una pequeña parte del Todo, de manera que "sería más justo absolver al mundo sensible pensando en el mundo celeste, que condenar al mundo celeste debido al mundo sensible". Si nos limitamos a ver sólo nuestro pequeño rincón del mundo, no veremos la belleza del conjunto.
El carácter divino del mundo es, a la vez inmanente y trascendente.
Decimos que una cosa es inmanente al mundo cuando se sitúa más allá de él. En caso contrario decimos que es trascendente.
El Dios de los cristianos es trascendente en relación al mundo, mientras que lo divino de los estoicos, que nunca está situado “más allá” de ningún tipo. Desde otro punto de vista, se puede decir que lo divino de los estoicos es “trascenden te” no en relación al mundo si no hay la opción a los hombres en el sentido de qué es radicalmente exterior y superior a ellos.
La ontología es una doctrina que define la estructura o la esencia más íntima del ser según los filósofos.
La teoría del conocimiento es un estudio sobre los medios intelectuales a través de los cuales podemos alcanzar cierto conocimiento del mundo. La teoría filosófica no es reducible a una única ciencia concreta como biología, astronomía, física o química. Sino que intenta aprehender la esencia o la estructura más íntimas en la totalidad del mundo. Pero la filosofía no es una ciencia más entre otras y, aunque deba tener en cuenta las soluciones aportadas por otras disciplinas, su objetivo principal no pertenece al ámbito de los científico, lo que busca no son sólo datos objetivos, pretende dar cuenta del orden del mundo que nos rodea, de los elementos que nos permiten inscribir nuestra existencia en él.
ETICA: UNA FORMA DE JUSTICIA QUE ADOPTA COMO MODELO EL ORDEN COSMICO
¿Qué tipo de ética correspondería a esta theoria que hemos descripto brevemente?
La que nos permita unirnos o ajustarnos al cosmos, ésta es a los ojos de los estoicos la consigna de toda acción justa, el principio mismo de toda moral y de toda política. Porque la justicia es, ante todo, rectitud, ajuste.
Este es el motivo por el que las escuelas filosóficas de la época daban importancia al ejercicio de la sabiduría.
La idea de que la moral y el arte de vivir en general deben adecuar sus principios a la armonía que regula todo el cosmos. La teoría resulta ser la primera de las disciplinas que había que practicar, las consecuencias que se podían extraer de ello no eran absolutamente despreciables.
Para los antiguos, no es eso lo que la naturaleza estuviera detrás de todo lo bueno, sino que, al margen de ella, quedaba en nada la voluntad de una mayoría de seres humanos llamados a decidir sobre el bien y el mal, sobre lo que es justo o injusto, puesto que entendería que los criterios que nos permiten discriminar entre una cosa y otra derivan todo de un orden natural exterior y superior a los seres humanos. Lo bueno es que lo que se ajusta al orden cósmico, lo que queramos o no, y lo malo es lo contrario, nos guste o no. Lo esencial es ajustarse, mediante la práctica a la armonía del mundo, a fin de encontrar el sitio justo que el Todo nos ha asignado a cada cual.
DEL AMOR A LA SABIDURÍA A LA PRÁCTICA DE LA SABIDURÍA: NO HAY QUE TEMER LA MUERTE, NO ES MÁS QUE UN TRÁNSITO, PORQUE SOMOS UN FRAGMENTO ETERNO DEL COSMOS
Los interrogantes más elevados, la pregunta última de toda filosofía: la de la salvación.
Para los estoicos, al igual que para el resto de los filósofos, existe un “más allá” de la moral.
La filosofía, a diferencia de las grandes religiones, promete ayudar a “salvarnos”, a vencer nuestros miedos e inquietudes, no a través de Otro, de un Dios, sino por nosotros mismos, sin más ayuda que nuestras propias fuerzas, simplemente recurriendo a la razón. una gran filósofa contemporánea, HannaK ArendtJ en un pasaje de su libro La crisis de la cultura, tradicionalmente los antiguos consideraban dos formas de responder a los desafíos planteados a los humanos por el hecho insoslayable de su mortalidad, dos maneras, de intentar vencer la muerte o, al menos, los miedos que nos inspira.
- La primera es natural y reside, en el hecho de la procreación: teniendo hijos, asegurando, la propia descendencia, uno se inscribe de alguna manera en el ciclo eterno de la naturaleza, en el universo de las cosas que no conocen la muerte. La inmortalidad se probaría por el hecho de que nuestros hijos se parecen a nosotros, tanto física como moralmente. Así, ellos proyectan, a través del tiempo, algo de nosotros. El problema es, ciertamente, que una vía de acceso a lo perdurable de este estilo sólo sirve para la especie.
- La segunda forma de consiste en realizar acciones heroicas y gloriosas que puedan dejar un rastro escrito cuya principal virtud consiste en vencer, en cierto modo, lo efímero del tiempo. Se podría así decir que los libros de historia los salvan del olvido que amenaza todo lo que no forma parte del reino de la naturaleza.
Y es que los fenómenos naturales son cíclicos. Se repiten indefinidamente, como en el caso de la noche que sigue al día, el invierno que sigue al otoño o el buen tiempo tras la tormenta. Y esa repetición garantiza que no se les olvide: el mundo natural es, ciertamente un poco peculiar, pero no obstante resulta comprensible y participa sin esfuerzo de una cierta forma de “inmortalidad” mientras que todas las cosas que deben su existencia a los hombres, como las obras, las acciones y las palabras, son perecederas, se ven contaminadas, por la mortalidad de su autores. Es precisamente ese imperio de lo efímero lo que se puede combatir, al menos en parte, con ayuda de la gloria. La gloria puede asemejarse a una forma de inmortalidad personal y ésta es la razón por la que, sin duda, fue y aún es codiciada por los seres humanos.
...