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Wittgenstein


Enviado por   •  13 de Junio de 2013  •  2.997 Palabras (12 Páginas)  •  419 Visitas

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LUDWIG WITTGENSTEIN – LENGUAJE Y REALIDAD

Wittgenstein pertenece al llamado “Movimiento Analítico”. Fiel a los principios básicos del empirismo y del positivismo, el movimiento analítico se diferencia de estas corrientes por el papel que da al lenguaje, a la investigación de sus condiciones de posibilidad, sus límites y estructuras básicas. En el movimiento analítico se distinguen dos fases: Neopositivismo o "positivismo lógico", y la Filosofía analítica. El llamado “primer” Wittgenstein mantuvo ideas muy próximas al neopositivismo, al declarar imperfecto el lenguaje ordinario y defender la necesidad de un lenguaje ideal; las nuevas ideas a las que llegó en un segundo momento (el “segundo” Wittgenstein, el de las Investigaciones filosóficas) dieron lugar a la filosofía analítica. En ésta época ya no cuestiona el lenguaje ordinario, al considerarlo uno de los muchos lenguajes que aparecen en la vida humana, como otros son el científico, el ético, el estético, e incluso el metafísico y el religioso; cada forma de vida da lugar a un juego de lenguaje, con reglas y objetivos propios. La obra principal del “primer” Wittgenstein, el Tractatus Logico-Philosophicus, investiga las relaciones entre el lenguaje, el pensamiento y la realidad.

EL LENGUAJE EN EL PRIMER WITTGENSTEIN

El lenguaje consta de proposiciones, que son un tipo de figura o modelo de la realidad, de ahí que el rasgo principal de las proposiciones y del lenguaje sea el aspecto descriptivo, su pretensión de dar una descripción verdadera de la realidad. Existe una estrecha relación entre el lenguaje y el pensamiento, hasta el punto de que los límites del lenguaje coinciden con los límites del pensamiento: todo lo que se puede pensar se puede decir, todo lo que se puede decir se puede pensar. El lenguaje describe hechos, cosas que acaecen, y puesto que el pensamiento no puede ir más allá del lenguaje, el pensamiento sólo puede referirse al mundo a los hechos. Nuestro pensamiento está dirigido esencialmente al conocimiento de la realidad empírica, todo aquello que pueda estar fuera de ella (Dios, el alma, las substancias, las esencias...) son entidades de las que no se puede hablar ni pensar.

La proposición posee una relación figurativa con la realidad, remite a otra cosa distinta de ella misma, pues es un modelo o representación isomórfica de la realidad (teoría figurativa o pictórica del significado). En la proposición las palabras no están dispuestas de cualquier manera, sino de un modo preciso; a esta articulación o estructura de los distintos elementos, esencial para su función significativa, Wittgenstein la denomina “forma lógica”. El lenguaje ideal sería aquél que no nos engañase respecto de su forma lógica, aquél en el que cada sentido fuese expresado por una palabra y cada palabra expresase un sentido. El sentido de una proposición describe la posibilidad de darse un hecho y es independiente de su verdad. Cuando una proposición además de tener sentido es verdadera, entonces describe no sólo un hecho posible sino un hecho real. El conjunto de proposiciones verdaderas representa el mundo. Las proposiciones complejas representan los hechos complejos y las atómicas o elementales los hechos atómicos o estados de cosas. A su vez, las proposiciones elementales constan de nombres y de relaciones, gracias a los cuales pueden referirse a objetos y expresar propiedades o relaciones. Una proposición puede ser verdadera o falsa, pero para que lo sea primero debe tener sentido, debe tener una forma lógica; es verdadera si existe realmente el hecho que era posible, y falsa si dicho hecho no existe. El espacio lógico es el conjunto de hechos lógicamente posibles (no sólo los reales) y queda delimitado por las leyes de la lógica. La forma lógica establece que una proposición puede ser verdadera o falsa, que el hecho es posible, pero no que el hecho sea real o irreal, ni, por lo tanto, que la proposición sea realmente verdadera o falsa. La forma lógica es también la forma o estructura lógica de la realidad.

Wittgenstein divide las proposiciones en los siguientes tipos: proposiciones con sentido: todas las que describen hechos, tanto las que encontramos en la vida cotidiana como las de las ciencias naturales; son la totalidad de proposiciones empíricas; y pseudoproposiciones: oraciones que carecen de sentido, que no dicen nada. Éstas se dividen en pseudoproposiciones lógicas y pseudoproposiciones filosóficas. Las primeras son sinsentidos, y las forman las tautologías y las contradicciones: las tautologías (como “el todo es mayor que las partes que lo componen”) son verdaderas para todo mundo posible, y ello porque no hablan acerca del mundo; pero no son enunciados informativos, no dan información que no esté ya pensada en el concepto sujeto (son analíticos), y su verdad es una mera fidelidad a las leyes de la lógica. Parte de las tautologías son las leyes de la lógica (p. ej. el principio de no-contradicción), leyes que no describen ningún acontecimiento real del mundo y muestran simplemente la forma lógica que toda proposición debe poseer para tener sentido y representar la realidad. La lógica (y la matemática, que se basa y reduce a la lógica) es anterior a la experiencia de las cosas, anterior a lo que sucede en el mundo, ya que describe meramente las propiedades formales del lenguaje y del mundo.

Por otra parte, las llamadas contradicciones (del estilo “los solteros están casados”) siempre son falsas, son enunciados falsos para todo mundo posible: no nos hace falta comprobar cómo es o fue el mundo para saber que son falsos, simplemente lo son como consecuencia de una exigencia lógica. Por su parte, las pseudoproposiciones filosóficas no describen estados de cosas, no se refieren al mundo, por lo que carecen de sentido; pero tampoco describen las estructuras formales del lenguaje; las proposiciones filosóficas no son ni verdaderas ni falsas, son sinsentidos. Wittgenstein considera que no existen los problemas filosóficos, que son pseudoproblemas consecuencia de confusiones lingüísticas.

LA REALIDAD

En “lo que hay” distinguimos dos regiones: el conjunto de cosas de las que se puede hablar y el conjunto de “cosas” de las que no se puede hablar; pero se muestra en el lenguaje; da lugar a proposiciones no significativas; y también parte de los objetos tradicionales de la metafísica: el sujeto o yo metafísico, los valores morales y estéticos y lo místico, Dios; si intentamos expresar estos objetos metafísicos mediante el lenguaje obtenemos proposiciones sinsentido; el lenguaje y el pensamiento no es el medio adecuado para acceder a ellas, se nos hacen presentes mediante una experiencia directa no verbal, al modo en que captamos la

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