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Ética Y Derechos Humanos


Enviado por   •  18 de Octubre de 2012  •  1.544 Palabras (7 Páginas)  •  651 Visitas

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El término Ética

A menudo se utiliza la palabra ética como sinónimo de moral, es decir ese conjunto de principios, normas, preceptos y valores que rigen la vida de los pueblos y los individuos. La palabra ética proviene del griego ethos, que significaba originalmente morada, lugar donde vivimos, pero posteriormente pasó a significar el carácter, el modo de ser que una persona o grupo va adquiriendo a lo largo de su vida. Por otra parte, el término moral procede del latín mos, moris, que significaba costumbre, pero que luego pasó a significar también carácter o modo de ser. De este modo, ética y moral confluyen etimológicamente en un significado casi idéntico: todo aquello que se refiere al modo de ser o carácter adquirido como resultado de poner en práctica unas costumbres o hábitos considerados buenos.

Dadas estas coincidencias etimológicas, no es extraño que los términos ética y moral aparezcan como intercambiables en muchos contextos cotidianos: se habla, por ejemplo, de una actitud ética para referirse a una actitud moralmente correcta según determinado código moral; o se dice de un comportamiento que ha sido poco ético, para significar que no se ha ajustado a los patrones habituales de la moral vigente. Este uso de los términos ética y moral como sinónimos está tan extendido en castellano que no vale la pena intentar impugnarlo. Pero conviene que seamos consistentes de que tal uso denota, en la mayoría de los contextos, lo que venimos llamando la moral, es decir, la referencia a algún código moral concreto.

No obstante lo anterior, podemos proponernos reservar –en el contexto acadé-mico que se maneja aquí- el término ética para referirnos a la Filosofía moral, y mantener el término moral para denotar los distintos códigos morales concretos. Esta distinción es útil, puesto que se trata de dos niveles de reflexión diferentes, dos niveles de pensamiento y lenguaje acerca de la acción moral, y por ello se hace necesario utilizar dos términos distintos si no queremos caer en confusiones. Así llamamos moral a ese conjunto de principios, normas y valores que cada ge-neración transmite a la siguiente en la confianza de que se trata de un buen legado de orientaciones sobre el modo de comportarse para llevar una vida buena y justa. Y llamamos ética a esa disciplina filosófica que constituye una reflexión de segundo orden sobre los problemas morales. La pregunta básica de la moral es entonces ¿qué deberíamos hacer), mientras que la cuestión central de la ética sería mas bien ¿por qué debemos?, es decir, ¿qué documentos avalan y sostienen el código moral que estamos aceptando como guía de conducta?

Los Derechos Humanos:

Los derechos humanos deben de ser comprendidos, en definitiva, como respues-tas históricas a problemas de convivencia, a concretos conflictos y luchas sociales o a diferentes carencias o necesidades humanas, las cuales aparecen también como históricas, relativas, instrumentales, socialmente condicionadas y, a veces incluso, falsamente inducidas por el poder. Desde esta perspectiva sería obligado plantearnos, incluso, el siguiente interrogante: ¿hasta que punto es necesaria, todavía, la metafísica política contractualista para fundamentar la necesaria existencia de los derechos humanos? Dichos derechos no son creados por una entidad religiosa, ni derivan de una supuesta naturaleza humana universal –cuya existencia desde un punto de vista antropológico y social, es difícilmente demostrable- , sino que –como señala Podgórecki- los derechos humanos son el resultado directo de procesos sociales, que tienen lugar en un determinado sistema social o que surgen en la interacción entre diferentes sistemas sociales, y que tienen como criterio común la defensa de la dignidad y de la autonomía del ser humano y la lucha contra cualquier tipo de dominación o de opresión. Dicho con otras palabras, no podemos afirmar que existan derechos naturales, por que éstos son siempre adquiridos mediante diferentes procesos históricos y luchas sociales.

Por otra parte, una prueba inequívoca de la historicidad de los derechos humanos está en la evolución, la transformación y la aparición constante de nuevos derechos a lo largo de la historia. Varios filósofos del Derecho (Bobbio, Peces-Barba, Pérez Luño) han analizado el denominado proceso de especificación de los derechos humanos, así como la aparición de nuevos derechos, la especificación de contenidos, la consolidación de nuevos titulares y el reconocimiento de diferentes estatus en los que se puede encontrar el individuo, transitoria o permanentemente, a lo largo de su vida. Pero, además, se trata de un proceso no acabado, sino abierto en su evolución hasta la aparición de nuevo derechos y hacia la reinterpretación y transformación de los existentes. Ahora bien, tras dicho proceso evolutivo o de formación de los derechos humanos, encontramos también una dimensión – parafraseando a Ferrari – exquisitamente sociojurídica, en

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