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Ética y “muerte digna”,


Enviado por   •  29 de Octubre de 2020  •  Exámen  •  1.486 Palabras (6 Páginas)  •  315 Visitas

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Introducción

Siempre se ha discutido abiertamente sobre los contenidos y límites de la denominada “muerte digna”, existen muchos frentes y debates del tema, por supuesto que los más predominantes son, las morales religiosas los cuales se han mostrado más activos en este proceso del debate, así también; la discusión ha entrado de lleno en la arena de los posicionamientos filosóficos, antropológicos, sociológicos, jurídicos y políticos.

Ahora bien, sabemos que la vida moral del ser humano es siempre más compleja e integral que nuestra capacidad racional para encerrarla en una única teoría, en solo un discurso. La experiencia moral es como un gran poliedro con multitud de caras, y para ver cada una de ellas se necesita un enfoque diferente. Todos ellos son necesarios, todos son insuficientes por sí solos, todos son complementarios.

Dicho lo anterior, en el siguiente examen se contribuirá a debatir y responder sobre el tema en cuestión.

Preguntas de análisis

  1. ¿En este caso, ¿es correcto hablar de “dejar morir”? ¿o más bien se trata de un caso de eutanasia? Si es así ¿qué tipo de eutanasia sería? Argumenta tu respuesta.

        Iniciamos comentando tres puntos relevantes del caso, La primera es que esta condición constituye una carga y un sufrimiento significativo para la familia que tiene a uno de sus miembros en este estado.

        La segunda es que en esta situación las decisiones incluyen complejas consideraciones éticas, legales y se realizan bajo un intenso componente emocional.

        La tercera es que somos diferentes. Damos distintas interpretaciones a la realidad. Tenemos maneras diversas de enfrentar la vida, lo que representa una de las riquezas de nuestra especie.

        Ahora bien, el caso expuesto se ajusta a la definición de eutanasia pasiva “Se refiere a la supresión o no aplicación de medidas que mantienen o pueden mantener a una persona con vida”, lo cual fallece como consecuencia de esta decisión.

        Se considera esta respuesta, dado que dentro de las consideraciones de la eutanasia pasiva son: desconectar de máquinas de apoyo, tubos de alimentación, no ejecutar operaciones que ayuden a prolongar la vida y no administrar medicamentos con el mismo fin.

  1. ¿Desde el punto de vista ético, ¿fue correcto suspender la hidratación y la nutrición de Eluana? ¿por qué?

        Comenzaremos por definir dos posturas aparentemente irreconciliables: por una parte, la nutrición se entiende siempre como cuidado básico y, por tanto, obligatoria; y por otra parte, la idea de que la nutrición asistida es una terapia y, en consecuencia, es siempre opcional.

        Por este motivo, tomando la opción del derecho a elegir como vivir la parte final de la vida, sabiendo que también puede significar el rechazo a un estado de “dolor” o “incomodidad” con la enfermedad y el tratamiento propuesto, la opción avalada por los expertos concluye que dicha decisión (suspender la hidratación y alimentación) es un tratamiento médico, por tal motivo el paciente puede negarse a dicho tratamiento, en este caso el padre debe recurrir a testimonios que avalen la última voluntad de la joven.

        Dado que los testimonios fueron considerados por la corte, el derecho a suspensión de hidratación y nutrición fue concedida a su padre, procediendo este a interrumpir el tratamiento.

        

  1. ¿Qué debía hacer el equipo médico de Eluana a favor de conseguir una “muerte verdaderamente digna”?

        Lo que esperamos de los médicos es que, atentos al sufrimiento de una persona, apliquen sus capacidades y toda la ciencia disponible para aliviarla, deben considerar un  tratamiento paliativo con el objeto de facilitar al paciente y a su familia la mejor calidad de vida posible, haciendo hincapié en el hecho de que la enfermedad no debe ser considerada como una aberración fisiológica aislada, sino en relación con el sufrimiento que conlleva y el impacto que causa en la familia del enfermo.

Ahora bien, si se quiere respetar la dimensión ética de “muerte digna”, se debe tener en cuenta lo siguientes principios,

        Principio de la veracidad, La veracidad es el fundamento de la confianza en las relaciones interpersonales. Por lo tanto, se debe comunicar la verdad al paciente y a sus familiares dado que constituye un beneficio para ellos, pues posibilita su participación activa en el proceso de toma de decisiones.

        Principio de la proporcionalidad terapéutica, básicamente consiste en aceptar que nadie está obligado a utilizar todas las intervenciones médicas actualmente disponibles, sino sólo aquellas que le ofrecen una razonable probabilidad de beneficio.

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