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Integración e Identidad Latinoamericana


Enviado por   •  1 de Octubre de 2016  •  Apuntes  •  2.331 Palabras (10 Páginas)  •  208 Visitas

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Integración e Identidad Latinoamericana ENSAYO

A modo de introducción intentaremos embarcarnos en un plano que comprenda el terreno histórico-político de nuestra América latina. Para tal fin, la cuestión de la diversidad Latinoamericana, proponemos, debe ser abordada tras un análisis compendioso y profundo a la vez. Para comenzar, reconoceremos principalmente dos dimensiones en las que se manifiesta la diversidad latinoamericana: La dimensión originaria, que responde a la diversidad preexistente y propia de los pueblos precolombinos, y la dimensión económica, que responde a las formas culturales e identitarias producidas a partir del desarrollo de las sucesivas formas de sujeción políticas y económicas, (coloniales o poscoloniales) que se cristalizan en la sociedad moderna regida y estructurada por el mercado y una superestructura afín (extraemos dicho concepto desde el Marxismo) . En la primera dimensión, la originaria, encontramos multitud de pueblos, con sus lenguajes, creencias y tradiciones. Todos estos pueblos, sin embargo, se hallan atravesados por un rasgo común: el exterminio, la opresión y la aculturación por parte del pensamiento hegemónico Europeo. En la dimensión económica, más compleja, se dispersan innumerables formas identitarias producidas en el seno de la sociedad de la economía extractiva a través de un catalizador segmentario representado por la propiedad de los medios de producción, sea mercantilista o capitalista. En la primera forma, la mercantilista (extinta), se observan las castas; la sociedad de los títulos nobiliarios, la esclavitud y la marginalización del aborigen. Hacia la segunda forma, la sociedad del mercado y de la pequeña burguesía, de la propiedad privada y de la incipiente globalización, toma lugar un cambio de elite y de régimen; el funcionariado de la monarquía es sustituido por la burguesía criolla, pero permaneciendo, el aborigen, sumergido en su inmutable condición de marginado. Ese marginado y bastardeado salvajismo que Sarmiento, Integración e Identidad Latinoamericana 29 de octubre de 2010 3 a décadas de la revolución de mayo, sabía que no tenía lugar en una perfecta y soñada sociedad de leyes y propiedad privada. Así, se reproduce la condición de opresión y racismo bajo nuevas formas económicas y políticas, pero sobre un estrato social ahora complejizado. Se añaden los mestizos, afrodescendientes, mulatos, una porción de la inmigración europea, algunos importadores del anarquismo o comunismo; todos estos conformado un incipiente proletariado o engrosando las filas del trabajo rural, amalgamando sus identidades en expresiones que varían según provengan de la ciudad o del campo, que se manifiestan en las ricas expresiones de la cultura popular, del canto, de la literatura, ilustradas para siempre en personajes que encarnan sujetos históricos como el Martín fierro, los personajes de los tangos anónimos de principios de siglo, o los paisajes del poeta cubano Martí. Se manifiestan, también, en la protesta social, dejando la vida en episodios como la semana trágica en Argentina. En ésta dimensión económica (que por económica es ineludiblemente política y social) de la diversidad latinoamericana, se dispara una incontable variedad de identidades, pero al igual que en la primera dimensión de la diversidad (la originaria), éstas comparten el mismo rasgo en común: son víctimas por igual de la violencia sistémica, de la explotación y de los asfixiantes procesos de aculturación en el marco de una globalización que impone patrones culturales hegemónicos; es la sociedad de clases, y a ellos, acaso la inmensa mayoría, les tocó ser la clase trabajadora. Ya entrados en el siglo XX, y tras las categorizaciones de tipo norte-sur, centroperiferia, procederemos con identificar a éste sujeto histórico, el latinoamericano Integración e Identidad Latinoamericana 29 de octubre de 2010 4 oprimido1 . A nuestros ojos, el latinoamericano se levanta como un árbol viejo; tiene las raíces enterradas en lo más profundo de su tierra, pero lo azota un viento foraneo que no lo deja crecer. Es así como, entrados en el siglo XXI, presenciamos un alentador proceso de reivindicaciones de las identidades latinoamericanas, un proceso que se constituye en función a la lucha contra los patrones hegemónicos del pensamiento, que son externos y se inmiscuyen en nuestras sociedad a través de un estado colonizado que privilegia y promociona los intereses de sus colonizadores en nuestras tierras, a través de nuestras elites. Este proceso de reivindicación de las identidades, sin renunciar a sus particularidades se constituye como común y plenamente latinoamericano, pues en todos los países la lucha procede unidireccionalmente a partir de la construcción de un discurso emancipador, por un lado, y la reformulación de el papel del Estado como agente promotor de las identidades que han sobrevivido durante décadas o siglos, en lugar de agente aculturador dirigido por elites políticas que se funden con el poder extranjero. La traducción histórico-política de éste fenómeno salta a la vista. Surge un presidente Aymara proveniente del sindicalismo cocalero luego de la oprobiosa pero liberadora guerra del agua en Bolivia; más al sur, un presidente desafía al FMI y revive el discurso Peronista en su verdadero sentido luego del histórico Argentinazo del 2001-2002; en Venezuela, otro presidente reivindica la visión Bolivariana de una Latinoamérica unida, luego del saqueo del neoliberalismo. En Uruguay, en tanto, gana las elecciones un ex guerrillero tupamaro; y en Ecuador, por último, emerge un economista que habla la lengua popular. Esta expresión política, común al continente y a la vez particular a cada país, se institucionaliza 1 WALLERSTEIN, IMMANUEL “CAPITALISMO HISTORICO Y MOVIMIENTOS ANTISISTEMICOS: UN ANALISIS D E SISTEMAS DEL MUNDO”. AKAL 2004 Integración e Identidad Latinoamericana 29 de octubre de 2010 5 en la UNASUR, desde donde se ponen en práctica las nuevas formas y contenidos discursivos que marcaron un quiebre con la política de la atomización latinoamericana. Atomización que solo fue posible tras negar las raíces que nos unen. Fue necesaria la ignominiosa experiencia del neoliberalismo para gatillar, a través de la protesta y las urnas, la conciencia que reclama la soberanía para nuestros pueblos, la misma conciencia que hace ver a uno mismo en el otro, la conciencia que dice que somos latinoamericanos, un pueblo unido, un pueblo hermano. Vivimos un tiempo de caracteres únicos para nuestra historia, un punto clave de inflexión, un momento crítico que al inicio de un nuevo siglo comienza a demandarnos una especie de revisionismo acerca del tipo de mundo que hemos producido, tanto en lo que ataña en nuestra relación con nuestro entorno, como la relación entre nosotros mismos. Este punto clave también induce a reflexionar sobre las relaciones entre nuestros pueblos dentro del marco de una identidad, inconclusa aun que en construcción, una identidad autentica y latinoamericana. Este ensayo surge de la necesidad de componer y aventurar una mirada crítica sobre nuestra identidad, sus intentos forzados de construcción y sus limitaciones desde la óptica que nos ofrece el concepto de fraternidad2 . En primera instancia, debemos decir que la discusión sobre la identidad de los pueblos no es nueva. En la década del 20´ el Instituto para la Investigación Social (Institut für Sozialforschung), fundado en Frankfurt en por Adorno y Horkheimer consideran que el mundo en el que viven "es el mundo de la caída de la razón objetiva", en donde el hombre ya no se cuestiona críticamente su devenir ni pasado, por lo tanto, se encamina en línea recta hacia la pérdida de su identidad individual y colectiva. Lo que los sociólogos alemanes planteaban cobró 2 PONTIFICO CONSEJO DE JUSTICIA Y PAZ. “COMPENDIO DE LA DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA”. 2005 Integración e Identidad Latinoamericana 29 de octubre de 2010 6 importancia años más tarde cuando el mundo entero se vio sacudido por la expansión del nazismo y el fascismo; hechos que de alguna manera fueron vaticinados principalmente por Theodor Adorno en su obra “Cultura Crítica y Sociedad” donde se puso en jaque lo peligroso de la idea de identidad, como aglutinador redireccionado a forma de recurso por parte de gobiernos autocráticos como los mencionados. También Foucault, ya en los 70´3 , trabajo la idea de que hay conceptos claves para el entendimiento de la sociedad en su obra “Microfísica del poder” donde pone énfasis justamente en esa visión reticular del poder y en las manifestaciones en lo cotidiano, rayando con mucho cuidado y prolijidad el tema de la construcción de la identidad. De la obra de Foucault se derivan también los escritos de Guattari, Deleuze, Derrida, Lyotard, etc., quienes hacen un repaso crítico a la posmodernidad. Contemporáneo a Foucault, Jürgen Habermas4 , discípulo alemán de la Escuela de Frankfurt, planteaba que la pérdida de la identidad social era el resultado de la no-compenetración entre los sistemas técnicos y la vida actual, donde el hombre se ha vuelto presa fácil de la tecnificación, olvidando por ende su pasado y el compromiso con el futuro, volcándose hacia la individualidad y el desapego de sus tradiciones. Esto puede observarse cada vez que se reviven las tradiciones de modo risueño y simplista, ubicándolas como parte de un pasado que se recuerda con templanza en fechas especificas de modo anual, o con furor, por un corto lapso, como sucedió durante la duración de los festejos bicentenarios de los pueblos latinoamericanos. Sin lugar a dudas las dificultades de construcción de una identidad común en América latina no se deben solamente a los escollos individualistas introducidos por el sistema capitalista como lo afirman los adeptos a la escuela de Frankfurt. 3 FOUCAULT, MICHEL. “EL PENSAMIENTO DEL AFUERA”. PRE-TEXTOS 2000 4HABERMAS, JURGEN y RATZINGER, JOSEPH BENEDICTO XVI. “ENTRE RAZON Y RELIGION: DIALECTICA DE LA SECULARIZACION”. S.L. FONDO DE CULTURA ECONOMICA DE ESPAÑA 2008 Integración e Identidad Latinoamericana 29 de octubre de 2010 7 La historia de nuestra América se configura también como un obstáculo que penetra en lo más profundo de estas discrepancias5 . Una América fragmentada por la colonización, que levanto sobre los viejos cimientos indígenas una arquitectura de una nueva civilización con características propias de occidente, que luego con las inmigraciones masivas complejizaron aun más el mosaico cultural que es hoy Latinoamérica. Esas fracturas expuestas, por momentos latentes y por momentos visibles, son las que grafican un bricolaje identitario difícil de aglutinar bajo una categoría común. Rodolfo Kusch en América Profunda6 , pone sobre el tapete esta cuestión cuando afirma que hay dos esferas en nuestro continente que no siempre se conjugan bajo el mismo verbo identitario, donde “en primer lugar habría una América periférica, austral que sería dominio de la tradición occidental, depositaria del individualismo, del mundo secularizado, de la racionalidad instrumental y la modernidad que simbolizaría la equivalencia entre "ser alguien" y la acción volitiva del ser humano en el estandarte del control y el dominio, que vive constantemente en una escalada por trascencenderse a sí mismo y suprimir al otro en la competitividad y exclusión. Por otro lado, al interior de América en su "profundidad", existiría una cosmovisión diferente y conservada a pesar de la conquista occidental. Este logos no está orientado a la definición sino más bien dirigido hacia el "aquí y el ahora" como una perspectiva de encuentro, donde predominaría una dimensión colectiva de lo humano sobre una individual, la totalidad sobre la particularidad y una concepción de pertenencia al entorno ajustando el mundo a un sentido mítico y religioso, el sujeto "se vive" como domiciliado en su circunstancia, desde la cual se desprende su sentido ontológico particular referido "al estar"”. La tesis que gravita sobre toda la obra de Kush se basa en el intento de exponer las diferencias ontológicas de nuestra 5 CARRIQUIRY, GUZMAN. “UNA APUESTA POR AMERICA LATINA”. SUDAMERICANA 2005 6 KUSH, RODOLFO. “AMERICA PROFUNDA”. BIBLOS 1975 Integración e Identidad Latinoamericana 29 de octubre de 2010 8 América multicultural y sincrética, opuesta al intento globalizador de conjugar esta diversidad bajo un adjetivo común de “Latinoamérica”. Este, probablemente sea el problema principal, para lo construcción de una identidad común, y un desafío sobre cuya reflexión y enfrentamiento se encuentran todavía pendientes. Pero, ante este diagnostico, existe una salida a este cuello de botella que representa la diversidad de las estructuras culturales latinoamericanas en camino a una construcción de una identidad común? Es posible generar un sustrato identitario común, si que este licue las diversidad de un mosaico cultural que es hoy América latina? Una opción que dé respuesta a estos interrogantes viene de la mano del concepto de fraternidad, entendida como el establecimiento de lazos y vínculos entre sujetos, NO Estados, con un origen, una historia, un contexto y sobre todo, una identidad común, entendiendo a esta como una construcción en relación a otro en su diversidad, en su alteridad, sin intención de ser suprimida, pero que forma parte de una interacción que permita la propia construcción identitaria. La clave del triunfo de la fraternidad como un recurso posible para lograr con éxito de esa construcción tan anhelada reside justamente en el respeto a eso que incluso los más “latinoamericanistas” pretenden eliminar, y que no es otra que la diversidad que trae aparejada la diferencia. Es por esta razón que se hace necesario reformular una ética de la diferencia7 , de la pluralidad, en tanto que el reconocimiento de la diferencia esté fundado sobre el reconocimiento de la pluralidad. Un reconocimiento del otro dentro de sus propios valores, su concepción del mundo y la vida, implica asumir una compresión más sensible y humana de las cosas, una sensibilización y humanización que solo es 7 GALEANO, EDUARDO. “LAS VENAS ABIERTAS DE AMERICA LATINA”. SIGLO XXI 2003 Integración e Identidad Latinoamericana 29 de octubre de 2010 9 posible a través de una valoración de la racionalidad del otro. En la diferencia se reconoce la pluralidad y se funda el reconocimiento. Bajo estos preceptos es posible la construcción de una nueva América latina, que se reconozca a sí misma en su diversidad, donde sus actores respeten sus asimetrías y complejidades mediante un dialogo fraterno, cuyo vaso comunicante y aglutinante no sea otro que la propia ontología del “ser” latinoamericano. En caso contrario, el vano y estéril intento de suprimir esos abismos, que por momentos nos separan, en pro de generar un sustrato común y homogéneo que se enmarque bajo el pseudónimo de “Latinoamérica” tendrá siempre efectos adversos a los propuestos, profundizando aun más la segmentación intercultural de nuestra América latina.

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