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APARIENCIAS DE UN DIVORCIO


Enviado por   •  11 de Mayo de 2013  •  5.311 Palabras (22 Páginas)  •  266 Visitas

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1. Las apariencias de un divorcio

No parece ser muy necesario abundar acerca de la existencia de un divorcio entre la Historia y la Eco-nomía. Desde el punto de vista de los historiadores la culpa es de los economistas. Estos habrían sido fieles a aquello de que la ciencia no se propone tareas que no puede realizar. La ciencia económica es descom-puesta en el razonamiento económico y en el razonamiento matemático. El razonamiento económico cons-tituye la enunciación de supuestos que guían el análisis y que validan las conclusiones, articulan la interpre-tación de los resultados. El razonamiento matemático comprende la deducción, la demostración matemáti-ca y la contrastación de la evidencia empírica. Las crecientes demandas de cientificidad entendida en este sentido axiomático y de poder de demostración matemática, han llevado a una simplificación de los enun-ciados, a la construcción de modelos simplificados. Algunos aspectos, difíciles de integrar rigurosamente en este paradigma científico, quedaron por el camino: el factor tiempo, la dinámica del cambio tecnológico, las organizaciones, las “instituciones”, entendiendo por estas a las diferentes fonnas de armonización y con-frontación de intereses. La teoría del desarrollo en la posguerra sucumbió ante la aparente fuerza, conti-nuidad y linealidad del desarrollo capitalista. Las crisis de los Estados de Bienestar europeos y de las políti-cas de industrialización en la periferia fueron vistas como demostraciones de que las fallas de los arreglos institucionales para superar las fallas de mercado eran más dañinas que estas últimas, llevando a una pérdida de vigor del pensamiento de inspiración keynesiana y de diversas formas de desarrollismo. El marxismo teórico se atomizó, perdió cohesión y, entre otras cosas, no logró competir con las corrientes hegemónicas al momento de validar matemáticamente sus enunciados. Todos estos elementos dejaron a lo que hoy se conoce como el mainstream (la corriente principal) o la ortodoxia, en condición de tal.

Los economistas seducidos por la elegancia formal y la demostración matemática, subyugados por los modelos y la informática, a menudo pierden de vista las grandes preguntas y las cuestiones relevantes, la

importancia y pertinencia de los enunciados generales; prefieren, al decir de Crafts, estar precisamente equivocados antes que vagamente acertados. 1 Los historiadores quedaron apuntando en otra dirección: mantuvieron en alto la bandera de que la realidad es compleja, de que hay que abordarla de múltiples ma-neras. Su instrumental analítico fue en términos relativos menos desarrollados y con enunciados generales y teorías globalizantes en retroceso, debilitadas, cuando no en desbandada. Muchas veces se han encon-trado en una situación similar a los economistas que, seducidos por la elegancia formal, la demostración matemática, subyugados por los modelos y la informática, pierden de vista las grandes preguntas y las cuestiones relevantes, pierden de vista la importancia y pertinencia de los enunciados generales. A veces los historiadores han quedado paciente y prolijamente reconstruyendo hechos, desempolvando informa-ción, aunque no siempre sabiendo qué buscar, qué preguntas centrales formular, qué es lo que se quiere averiguar y qué importancia reviste en los debates de las ciencias sociales. Y eso cuando no se ha estado repitiendo incansablemente las mismas convicciones de una y mil formas. Llegando al extremo, cuando la aspiración científica se cuestiona en la base y la narrativa se propone llevarnos a la reconstrucción de parti-cularidades de la mano de lo sensorial, el divorcio parece consumarse de manera irremediable.

Como en todos los divorcios, diría el terapeuta de esta pareja, ambos tienen su cuota de responsabili-dad. Bajo ciertas condiciones, esta pareja tiene futuro. Bajo otras, no tiene sentido aspirar a juntar mundos bifurcados. Exploremos algunos caminos de reconciliación.

Los escritos de Ricardo son los que primero han recibido críticas de separar la Historia de la ciencia económica, proponiendo un pensamiento abstracto y histórico. Tanto el trabajo de Smith y Mili, como el de Marx, desarrollaron la teoría económica en una estrecha interacción con la Historia.

Las bases de la separación definitiva de los economistas con respecto a la Historia parecen haber sido puestas por el pensamiento marginalista, según el cual la asignación de recursos escasos en situaciones estáticas y por actores atomizados y homogéneos supuestamente maximizadores de beneficios, pasó a ser el eje del análisis económico. Si aceptamos las definiciones divulgadas en los libros de texto acerca de que la Economía trata del funcionamiento de los mercados autorregulados, es poco lo que queda para el Sin embargo, encontramos en protagonistas de la revolución marginalista posiciones mucho menos ingenuas que eso. Karl Menger sostenía que la economía era una ciencia dividida en tres ramas : la economía teórica, es la parte de esta ciencia que busca lo que hay de general en los fenómenos, busca las relaciones genera-les y las leyes exactas ; las ciencias históricas y estadísticas, describen e intentan medir los fenómenos y tienen, por ello, una orientación empírica, realista y producen leyes empíricas ; las ciencias económicas prácticas o aplicadas para una “economía nacional”, que buscan elucidar los principios de una acción o política económica. Para Menger, el estudio institucional formaba parte de la ciencia económica; las insti-tuciones eran, en cuanto tales, tema de estudio de la economía.

Siguiendo la división disciplinaria hecha por Menger podríamos decir que Marshal sostiene que la cien-cia económica solo es tal a partir de la conjunción de la economía teórica y de las ciencias históricas y es-tadísticas.

En la misma dirección, J. Schumpeter sostiene que:

“El economista ‘científico’ se diferencia de todas las demás personas que hablan, piensan o escriben so-bre temas económicos, por su dominio de unas técnicas que pueden clasificarse en tres grupos: historia, estadística y ‘teoría’. Estos tres grupos de técnicas constituyen lo que nosotros llamamos ‘análisis económi-co’” a historia económica - que desemboca en los hechos de la época presente y los incluye — es con mu-cha diferencia el más importante de estos campos fundamentales.” Los motivos que esgrime son los si-guientes:

El objeto de la economía es un proceso histórico único, por lo que la llamada experiencia histórica es in-dispensable para la comprensión de los procesos económicos. La mayor parte de los errores fundamentales que comúnmente se cometen en el análisis económico se deben más a la falta de experiencia histórica que a

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