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Antonio Gramsci - Americanismo Y Fordismo


Enviado por   •  13 de Diciembre de 2013  •  9.859 Palabras (40 Páginas)  •  1.210 Visitas

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ANTONIO GRAMSCI – AMERICANISMO Y FORDISMO (1929)

El americanismo y el fordismo nacen de la necesidad de organizar una economía planificada; y los problemas que surgen durante su implementación son debidos a las

resistencias que ofrecen las clases subalternas (y hasta algunos aliados de las fuerzas dominantes) durante el paso del viejo individualismo económico a la economía planificada. Los problemas más importantes son:

1- Cambio en la capa plutocrática, a causa de una nueva forma de acumulación y distribución del capital, centrada en la producción industrial.

2- Cuestión sexual.

3- ¿Puede el fordismo desarrollarse como “revolución pasiva” o sólo implicará una subversión del tipo francés?

4- Cuestión de la racionalización de la composición demográfica europea.

5- Los cambios para llegar a una economía planificada pueden originarse dentro del mismo mundo productivo, o guiados desde afuera, por un andamiaje jurídico formal.

6- “Altos salarios” en la industria racionalizada y fordizada.

7- Fordismo como tentativa máxima de superar la ley tendencial de la caída de la tasa del beneficio.

8- Psicoanálisis

9- Rotary Club y masonería

RACIONALIZACION DE LA COMPOSICION DEMOGRAFICA EUROPEA:

Las resistencias a la introducción del fordismo en Europa provienen de la contradicción entre la estructura social demográfica antigua y anacrónica y la forma de producción ultramoderna que se intenta aplicar. El americanismo requiere una estructura demográfica racional, es decir, que no haya clases parasitarias numerosas (como se da en EEUU).Europa, en cambio, se caracteriza por la existencia de tales clases, provenientes de la sedimentación de personal estatal, de intelectuales, del clero, de los

terratenientes, del comercio de rapiña y del ejército (Gramsci los llama “pensionados de la historia económica”). Esto se ve, por ejemplo, en la gran cantidad de ciudades que no poseen industria, o en el hecho de que el campesino cultivador no es dueño de sus tierras, sino que debe sostener con su trabajo al burgués rentista de la ciudad, pasivo desde el punto de vista económico. También en la administración del Estado, fuente de ingresos de un 10 % de la población italiana, que además deja de trabajar poco después de los 40 años (muchísimo antes que obreros y campesinos).

Por otra parte, tenemos la emigración a largo plazo y la poca participación de la mujer en tareas productivas de nuevos bienes; situación agravada por las enfermedades endémicas, la desnutrición de buena parte de los campesinos, la desocupación estructural (endémica dice, es lo mismo?) en algunas regiones y la gran masa de población parasitaria (que genera una masa parasitaria indirecta). Todos estos factores hacen que la relación entre población potencialmente activa y la pasiva en Italia, sea de las más desfavorables en Europa, aunque en mayor o menor grado se da en todo el continente.

Lo importante de destacar es que no está en juego en forma inmediata el tipo de organización económico social sino la racionalidad de las proporciones entre los diversos sectores de la población. En América, no existe esta gran masa parasitaria, lo

que le ha permitido acumular grandes capitales, a pesar de que el nivel de vida de sus clases populares sea mayor al europeo. Hay una base sana de la industria y el comercio, y eso le ha permitido reducir costos de transporte y comercialización. Fue fácil racionalizar la producción y el trabajo, combinando la fuerza (destrucción de sindicatos) con la persuasión (altos salarios, beneficios sociales, propaganda ideológica). Allí la hegemonía nace de la fábrica y se expande desde ahí, la “estructura” domina más inmediatamente las superestructuras y éstas son racionalizadas, simplificadas.

ROTARY CLUB Y MASONERIA:

América tiene el Rotary y la YMCA (Young Men's Christian Association), Europa la

masonería y los jesuitas. En América, la racionalización ha impuesto la necesidad de crear un nuevo tipo de hombre. Esta elaboración aún se encuentra en la fase de adaptar a los obreros a la nueva estructura industrial, no se planteo todavía la cuestión de la hegemonía. La lucha que se desarrolla es de la propiedad del trabajo contra la

“libertad industrial”. Por eso la destrucción de los sindicatos (corporación de los

obreros calificados) por parte de los industriales tiene un aspecto progresista, más que de lucha ideológica. En Italia, se da el enfrentamiento entre el parasitismo conservador y los progresistas.

Primero hubo un impulso fordista, una exaltación de la ciudad, pero luego se volvió al desprecio de la misma y la conversión a lo rural. La tensión entre ambas tendencias continúa.

AUTARQUIA FINANCIERA DE LA INDUSTRIA:

Fovel concibe al “corporativismo” como la premisa para introducir el americanismo en la producción italiana. Una corporación sería un bloque industrial-productivo autónomo, que resuelva en problema del ulterior desarrollo del aparato económico italiano, sin depender de los parasitarios “productores del ahorro”. El mismo bloque productivo debía convertirse en productor de ahorro, a través de un desarrollo de la producción con costos decreciente que permita más plusvalía y más altos salarios. Así se crearía un mercado interno, y los capitales se acumularían más aceleradamente en el seno mismo de la empresa, sin intervención de los “productores del ahorro – devoradores de plusvalía”. Lo que en definitiva propone Fovel es eliminar los elementos no productivos.

Lo que no tiene en cuenta es el rol económico del Estado en Italia (debido a la desconfianza de los ahorristas hacia los industriales) y, por otra parte, el hecho de que las corporación nacieron por la necesidad de una organización policial de la economía

(no por las exigencias técnicas de la industria). Al contrario de lo ocurrido en América, los obreros italianos no se opusieron a la racionalización, es más, fueron justamente ellos los portadores de las nuevas exigencias industriales. Las tentativas de formar sindicatos fueron resueltamente liquidadas.

En Italia, el movimiento corporativo existe, y las condiciones jurídicas para la revolución técnico-económica están dadas. El problema es que la americanización requiere

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