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Burocracia


Enviado por   •  28 de Abril de 2013  •  1.807 Palabras (8 Páginas)  •  300 Visitas

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Desde la formación de los Estados nacionales la burocracia -como aparato administrativo/operativo para la concreción de sus estrategias e intereses- se ha convertido en sector de poder que introduce a los actores sociales y económicos en un modelo de sujeción, en tanto se erige como filtro para el tratamiento y solución de problemas políticos, laborales, productivos y de servicios. De acuerdo al científico social Max Weber, el corpus burocrático tiende a fortalecerse, debido a que la clase dominante depende de él para ejecutar las acciones para materializar la estructura económica y supraestructura ideológica, así como el sistema de vida general.

Es por esto que dicho conjunto orgánico de empleados y funcionarios de todos los niveles atraen para sí el proceso de dominación a partir de su especialización técnica, sustituyendo los títulos nobiliarios que se respetaban por ascendencia en las formaciones precapitalistas por la razón y empiria de la eficacia. Dicha situación los hace creer y ser, en mucho de los casos, elementos indispensables para que la dinámica política siga desarrollándose en tiempo y forma.

Con diferentes grados de aplicabilidad, las áreas burocráticas se sostienen por la discrecionalidad en la puesta en marcha de planes y procesos, con lo cual fin forman cotos de poder a través de la secrecía y el exclusivismo en tareas estatales. Lo mismo sucede con los partidos políticos, ya que su “separación” con respecto a lo social les permite tener una coraza impenetrable, que le suministra vigorización y presencia (legal y financieramente hablando). Cuando en el México moderno se institucionalizó el poder (1929), surgió un partido hegemónico de Estado, acompañado de un circuito burocrático que dio cabida a las familias triunfantes de la guerra revolucionaria (1910-1917), integrando a la clase media ubicada en zonas urbanas, clases bajas que emigraban del campo para obtener movilidad social, así como profesionistas y técnicos. Durante este periodo se eliminó el poder de las armas, poniéndose en su lugar el imperio de rituales procedimentales y la lealtad hacia el nuevo tlatoani, personificado en el Presidente de la República.

La burocracia comenzó a ser la columna vertebral del posicionamiento del Estado en todos y cada uno de las unidades de poder federal, regional y municipal, unificándose los criterios de inserción-selección para la constitución de un grupo experto en quehaceres administrativos, sociales, políticos y económicos, el cual se diseminó en las instituciones gubernamentales. Su organización prohijó el crecimiento de las serpientes de la medusa, lo que derivó en la consolidación de un nuevo “ejército” de mujeres y hombres cuya principal función era (y sigue siendo) trabajar diariamente para la sustentación/ justificación del Estado. Institucionalizadas las fuerzas armadas y las facciones políticas, la burocracia mexicana se levantó como un Leviatán remasterizado que concentró la ejecución de los programas a corto, mediano y largo plazo del sistema capitalista y la fortaleza del presidencialismo.

Con este señorío la burocracia fue levantando vallas de filtración, para que las labores del gobierno, de la iniciativa privada, las relaciones internacionales y la gobernabilidad tuvieran que pasar forzosamente por sus manos. Luego entonces, los secretarios de Estado se metamorfosearon en cardenales; los subsecretarios en obispos; mandos medios en sacerdotes y los empleados operativos en presbíteros, por medio de los cuales se realiza la liturgia del poder, para seguir controlando las bases económicas, políticas y sociales de la Nación. Aunque pareciera que el cuerpo administrativo del Estado está disgregado no es así, toda vez que en México, la burocracia funciona bajo la égida del Ejecutivo en turno, las pretensiones empresariales en lo interno y externo, los arreglos corporativos y las urgencias cortoplacistas de los empleados que pone el Ejecutivo.

Desde la década de los años cuarenta del siglo XX se dio por terminada la supremacía de los generales herederos de la Revolución en la presidencia de la República, generando con ello que los cargos burocráticos fueran ocupados por profesionistas provenientes de universidades públicas (UNAM e IPN) con formación tradicionalista, a fin de que entendieran y aplicaran los preceptos del proteccionismo de Estado (aunque fuera solamente en el tintero de los proyectos). Esta situación prevaleció -con altibajos- hasta principios de la década de los ochenta, pues la incorporación de México en el conservadurismo neoliberal y los estragos de la crisis de la deuda externa, modificaron radicalmente el sistema político y por consiguiente la estructura burocrática.

El nuevo paradigma no se sustentó en paternalismos o en estabilidad política para el bienestar, sino en la promoción de una economía de mercado fiero, desregulación para fomento de inversiones, venta de paraestatales, apertura comercial desigual, disminución del gasto público y, por ende, recorte de la burocracia y el gasto público en términos materiales y técnicos. Este viraje trajo consigo una élite burocrática compuesta por técnicos especializados en economía, finanzas, relaciones internacionales, legislación comercial, etc., los cuales además de cursar estudios en instituciones privadas de corte reaccionario, son entrenados en escuelas de Europa y EUA para hacerse especialistas en cuestiones monetaristas, administración de recursos, informática y redes sociales internacionales.

Tales circunstancias modificaron al sistema político mexicano, pues la sucesión de presidentes tecnócratas cambiaron el rumbo del país: Miguel de la Madrid, Carlos Salinas, Ernesto Zedillo (PRI) y desde el año 2000 Vicente Fox y Felipe Calderón (PAN) demostraron ser excepcionales operadores de los cánones globalizadores, exterminando la burocracia sindicalizada o fundamentada en contubernios puramente políticos. Paradójicamente la nueva filosofía de los detentadores del poder se defienden bajo los preceptos de la eficiencia y eficacia administrativa, que sirven para cerrar el paso a los

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