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COLOMBIA Y SU DESARROLLO EXPORTADOR SIGLO XIX

crengifo1216Resumen24 de Marzo de 2016

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INTRODUCCIÓN

En el presente trabajo se recogen los resultados obtenidos de la investigación realizada por el economista José Antonio Ocampo Gaviria, en su libro “Colombia y la economía mundial 1830-1910”, específicamente en el capítulo I denominado “Desarrollo exportador y desarrollo capitalista colombiano en el siglo XIX”.

Este autor ha tenido una importante trayectoria en su vida profesional, desempeñándose en el gobierno nacional como Ministro de Agricultura, Ministro de Hacienda y Director de Planeación Nacional, y en el campo internacional como Director ejecutivo de la CEPAL y Secretario General adjunto de las Naciones Unidas. Experiencia que le ha servido para ser considerado como uno de los economistas más destacados de Colombia.

El autor en este libro analiza de manera detallada aquellos eventos concretos de la economía mundial que afectaron el desarrollo económico de Colombia entre 1.830 y 1.910 del siglo XIX.

Este trabajo se centrará en exponer de manera resumida los planteamientos del autor relacionados con los aspectos más importantes que marcaron esta época y que influyeron en el desarrollo de la economía colombiana.

COLOMBIA Y LA ECONOMIA MUNDIAL 1.830-1.910

De acuerdo a la investigación realizada por José Antonio Ocampo, para finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX, Colombia atravesó por una larga y penosa transición al capitalismo y resultaba difícil encontrar elementos determinantes de una estructura capitalista como tal, relacionadas específicamente con formas de trabajo asalariado o redes mercantiles extensas que vincularan a los productores a un mercado ampliado (nacional o mundial).

La economía y la sociedad Colombiana estuvieron marcados por algunos aspectos que fueron considerados como característicos en el desarrollo de esta etapa del país, como son la existencia del proceso de gestación de un estado-nación, acumulación de capital mercantil, aparición del crédito bancario, creciente inversión de capital en actividades productivas (Haciendas cafeteras y ganaderas, minería moderna, primeras industrias manufactureras).

Este proceso se dio en el contexto de una economía mundial dinámica, el cual se reflejó en diferentes esferas, relacionadas estas, con acumulación de capital, cambio tecnológico, crecimiento del intercambio mercantil; redes mercantiles y de movilidad internacional del capital y de la fuerza de trabajo; grandes trasformaciones políticas, como son la lucha contra los sistemas esclavistas, la expansión de la frontera norteamericana, la unificación alemana, la repartición de Asia y África a fines del siglo XIX, etc.

Ocampo identifica dos elementos fundamentales que incidieron en el estancamiento de la economía del país en el siglo XIX: la débil articulación con el mercado mundial, lo que le otorga el carácter de periferia secundaria al país, y el comportamiento de las exportaciones, basadas en el sistema denominado “producción-especulación”.

Para analizar el desarrollo de la economía colombiana y su necesidad de desarrollo, se toma como punto de partida lo que se conoce como “economía colonial”, es decir, aquella que quedó como herencia histórica del periodo colonial, caracterizada por su articulación débil al mercado mundial y el subdesarrollo del mercado interno. Sin embargo, y a pesar del atraso mercantil contenía algunos elementos básicos del desarrollo capitalista, en particular el impulso expansivo típico de los procesos de acumulación de capital.

A finales de la colonia Colombia registraba uno de los índices de apertura más bajos de toda Latinoamérica. Se desarrolló una tendencia a generar una fuerza de trabajo superabundante, que se asimilaba a la economía a través del peonaje y el concierto libre en las haciendas, o de la colonización de tierras baldías.

No existían intercambios a largas distancias. Las redes mercantiles existentes estaban muy restringidas en términos geográficos, es decir, que los circuitos mercantiles locales tendían a prevalecer sobre los regionales, nacionales o internacionales.

Desde el punto de vista técnico, la “economía colonial” explotaba en forma extensiva sus recursos naturales, con un bajo nivel de productividad, tanto de la tierra como de la mano de obra. Esto reflejaba en cierto sentido la disponibilidad de “factores” en la economía: abundancia de tierra y mano de obra barata, escasez relativa de capital y de personal técnico. Lo anterior se analiza como una tendencia de las economías precapitalistas a minimizar sus costos monetarios.

Existen algunos factores que se deben tener en cuenta a la hora de tratar el tema relacionado con este tipo de economías, como son: la necesidad de reproducción de las unidades productivas y la alta rentabilidad monetaria mediante la minimización de los costos monetarios, utilizando diferentes mecanismos como son: la especialización del trabajo y la mano de obra con un costo monetario nulo o bajo en la producción para el mercado (Ejemplo: pago del trabajo en especie o en el usufructo de la tierra, trabajo familiar, etc.).

Para le época, vemos como en las regiones mineras de Colombia se pudo observar que en torno a este sector se generaron grandes flujos de intercambio interregional. Aunque el mercado no fue el único mecanismo para satisfacer las necesidades de reproducción de estas regiones:

  • En primer lugar, fue necesario un mínimo de producción local, que en algunos casos se sustentó en la extracción tributaria en especie a los indígenas de la región.
  • En segundo lugar, muchas unidades mineras estaban integradas con unidades agropecuarias establecidas fuera de la región.  Esto satisfacía 2 objetivos diferentes:
  • Garantizar la oferta de ciertos alimentos a la empresa minera, y
  • Permitir reducir los costos monetarios del complejo económico del cual hacían parte tanto la unidad minera como la agropecuaria.

Aquellas unidades mineras que no podían suplir la totalidad de sus necesidades alimenticias a través de los mecanismos anteriores, podían reducir sus costos monetarios descargando sobre los esclavos la reproducción de su fuerza de trabajo, así:

  • El esclavo disponía de un tiempo en cada semana para producir sus propios alimentos.
  • Explotar oro por su cuenta para comprar sus alimentos.

Adicionalmente se debe tener en cuenta que una gran parte de la población se dedicaba a las faenas agropecuarias, con lo cual se reducía enormemente el mercado de bienes manufacturados. Esta demanda se podía satisfacer a través de las importaciones.

EL TRANSPORTE

Debido al escaso desarrollo del mercado interno, el sistema de transporte requerido para satisfacer las necesidades del intercambio mercantil permaneció sumamente atrasado con relación a los patrones de la época, es así como muchos años durante el siglo XX, la mayor parte del transporte interno continuó haciéndose a través de caminos de herradura que se diseñaban sin ninguna técnica, siguiendo las crestas de las montañas, y que se hacían generalmente intransitables durante el invierno.

El atraso de las comunicaciones tuvo consecuencias muy importantes desde el punto de vista del sistema productivo. Las mercancías sufrían un fuerte recargo debido a los costos de transporte a una distancia muy corta del lugar de producción.

En este periodo se desarrolló un sistema agrario que incluía al mismo tiempo haciendas y pequeñas unidades productivas. En general aunque la producción de autoconsumo de una hacienda estuviera muy diversificada, los productos que comercializaba eran relativamente pocos y tenían un radio de consumo que iba más allá de las localidades, o estaban dirigidas a un centro urbano (ganado, azúcar, miel, cacao, trigo, etc.)  

La conjunción de la hacienda y la pequeña propiedad formaba el complejo de relaciones sociales que definen la economía precapitalista que se descrito anteriormente.

Esta estructura económica se considera desarrolló un estado débil, analizados desde 2 puntos de vista:

  • El político: relacionado con el efecto de la desarticulación económica sobre el fraccionamiento del poder político alrededor de las oligarquías.
  •  El fiscal: El estado dependía del intercambio mercantil existente para generar sus propios recursos, pero el intercambio mercantil era exiguo, y aun no todo intercambio mercantil podía convertirse en un recurso fiscal importante. Solo existían unos pocos intercambios sobre los cuales valía la pena imponer cargas tributarias, el comercio exterior, el comercio de la sal, el degüello en las ciudades de cierto tamaño, el tránsito por algunas vías de comunicación, etc. Todos ellos se caracterizaban por la posibilidad de controlar sin costos excesivos la producción o el intercambio, ya que atravesaban puntos críticos de las escasas redes mercantiles existentes: unos pocos puertos, las minas de sal, los mataderos, los caminos claves, etc. Aun así la evasión fue muy alta.

EL ESPIRITU DEL CAPITALISMO.

La economía colonial se caracterizaba por un gran atraso mercantil, aunque dinámica, en la medida que contenía las formas más primitivas de capital.

El siglo XIX se caracterizó como un periodo de transición al capitalismo.

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