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CORDERO Y TELLO


Enviado por   •  2 de Marzo de 2014  •  3.736 Palabras (15 Páginas)  •  179 Visitas

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L a exposición comprende tres partes:

en la primera se sintetiza el

contexto histórico en el cual se

publicó la primera edición de esta

obra; en la segunda se aborda la obra

en sí misma buscando aquilatar objetivamente

su contenido; y en la tercera se

comenta la introducción a la última edición.

Es claro que un libro que ha sido

reimpreso 17 veces no necesita ningún

reconocimiento formal, por ello nuestra

única pretensión es exponer las partes

medulares que en su momento se significaron

por abordar la problemática

nacional desde una plataforma provocadora

y propositiva; así como la vigencia

–aunque fuese redundante- de las partes

también medulares del análisis.

1. El contexto

El libro La disputa por la nación fue

publicado en 1981. ¿Cuál era, grosso

modo, la situación que prevalecía en

ese momento? Se estaba en un modelo

de economía cerrada en pleno auge

petrolero; se tenía un sistema político

con un Estado paternalista, corporativo

y una concentración piramidal del poder;

un Congreso de la Unión y la Suprema

Corte de Justicia de la Nación totalmente

sumisos a la presidencia de la república;

y era facultad metaconstitucional del

presidente en turno designar a todos los

gobernadores, así como a su sucesor,

amén de otras “gracias”, sin olvidar que

había una sociedad escasamente participativa

y altamente permisiva. El resultado

final era corrupción e impunidad en

nuestras instituciones.

¿Cómo se llegó a esa situación? El

Estado Revolucionario fraguado en el

periodo 1920-1940, a la vez que encarnó

los grandes anhelos de la población

y desarrolló políticas sociales y culturales

que le dieron rumbo al país, le dio al

término nacionalismo el contenido específico

de nacionalizar; al mismo tiempo

tenía en su origen un fuerte componente

de corrupción, que devino en impunidad

y luego se concretó en autoritarismo.

Algunos ejemplos lo ilustran a cabalidad:

Álvaro Obregón manipuló el

Congreso de la Unión al modificar la

Constitución para avalar la reelección

del presidente de la república después

de cumplido un periodo en el cargo; el

mismo Obregón acuñó la frase: “nadie

resiste un cañonazo de 50 mil pesos”

equivalente tal vez a unos 50 millones

de pasos actuales y eso es corrupción;

Plutarco Elías Calles incorporó a su gabinete

a Luis N. Morones como Secretario

de Economía, líder supercorrupto de la

Confederación Revolucionaria de Obreros

de México, de él dependía el Departamento

del Trabajo –antecedente de la

actual Secretaría del Trabajo- y eso es

corrupción de Estado; en plena euforia

de la expropiación petrolera, el STPRP

aumentó en 35% el personal de planta

y en 84% el número de trabajadores

transitorios en el periodo de septiembre

de 1937 a febrero de 1940, para inflar la

nómina y por tanto su poder de negociación

futura con la complacencia de Lázaro

Cárdenas1; Manuel Ávila Camacho

protegió las trapacerías de su hermano

Maximino, el cual actuó como señor de

horca y cuchillo como gobernador en

Puebla. Todo eso es corrupción de Estado.

Y si Miguel Alemán fue calificado en

su tiempo como “Alí Babá” y los miembros

de su gabinete como “Los 40 ladrones”,

lo fue por lo que había aprendido

de sus predecesores o simplemente porque

puso en práctica y superó lo que había

observado en ellos.

Desde Miguel Alemán a Díaz Ordaz el

Estado Revolucionario aplastó todo intento

de disidencia popular cooptando o

declarando a los dirigentes y seguidores

enemigos de la Revolución; ahí estaba

la CTM como aparato de Estado para

controlar

...

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