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¿DE QUE HABLAMOS CUANDO HABLAMOS DE MEMORIA?


Enviado por   •  21 de Mayo de 2015  •  1.213 Palabras (5 Páginas)  •  291 Visitas

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ENSAYO

Cada situación, cada suceso y cada día que transcurren en este mundo, contiene una implicación directa con lo que viene siendo la historia de un país, de una región y de una comunidad y pos supuesto de un sujeto. Esto debido al hecho de que cada acción pasada representa un cambio en la historia y en la memoria. Una huella, un impacto del que surge la memoria cultural y por lo tanto una identidad de esa región o comunidad.

Dicho por Agnes héller, “cuando hablo de la memoria cultural, no me refiero a las huellas del pasado almacenadas en una especie de consciencia colectiva lista para anular o ocultar en un inconsciente colectivo, enterrado bajo las ruinas del olvido, lo que solo podría ser restablecido en todo caso por un trabajo sistemático” (héller: 2001, pg. 10); la memoria cultural va más allá de una simple huella histórica preparada para ser olvidada.

Al respecto surgen grandes debates y opiniones diversas acerca de lo que sucede cuando una comunidad tiende a dejar en el olvido esos acontecimientos que han marcado su propia historia y pone de lado esa memoria cultural que ahora tristemente solo está plasmada en libros, historias antiguas y esculturas.

En el caso específico de nuestro país, Colombia, el cual ha tenido que afrontar diversas situaciones ya sea de conquista, explotación, masacres como lo ha sido la masacre del salado en el libro (LA MASACRE DEL SALADO, ESA GUERRA NO ERA NUESTRA) recopilado en el centro de memoria histórica “Uno de los rasgos más notables de los conflictos armados de la era contemporánea ha sido la irrupción de pleno derecho en los escenarios bélicos de un tercer actor: el civil, las víctimas. Víctimas hubo ciertamente desde hace siglos, pero sólo recientemente se han hecho visibles y empezó a crearse con respecto a ellas una nueva sensibilidad.

En el discurso tradicional de la guerra, las víctimas eran el precio que había que pagar en las guerras y en las revoluciones. Eran consideradas como los muertos naturales o inevitables en los conflictos armados y sólo entraban en los balances de pérdidas. En la historia, los contendientes apenas aparecían de cuerpo entero, y si había normas de contención era para proteger a estos de los abusos de su contraparte.

Hoy –y por lo menos desde el Holocausto y la Segunda Guerra Mundial– se ha desplazado el eje de las preocupaciones. Al menos en el plano normativo, puede constatarse una mayor inclinación por las consideraciones, reconocimientos y protección a las víctimas, que por las consideraciones a los actores de la guerra, por más políticos que sean los objetivos que estos invoquen. Hoy se piensa más – o por lo menos más que antes– en los derechos y en las reparaciones a las poblaciones afectadas. En las narrativas del conflicto contemporáneo resulta ya ineludible dar cuenta de lo que se ocultaba, a saber, el punto de vista, la memoria de las víctimas.” (CENTRO DE MEMORIA HISTORIA, 2007. PG 08). Es evidente como aun intentamos recordar cada suceso y olvidamos otros, pero no nos damos de cuenta de que no somos más que sobrevivientes de nuestra propia historia sin importar cuanto tiempo haya trascurrido en los años. Todavía conservamos parte de todo aquello en nuestra memoria como lo asegura ASSMAN.

“La memoria cultural tiene su punto fijo, su horizonte no cambia con el paso del tiempo. Estos puntos fijos fatídicos acontecimientos del pasado, cuya memoria se mantiene a través de formación cultural (textos, ritos, monumentos) y la comunicación institucional (el cumplimiento, la práctica y la recitada) llamamos a estas “figuras de la memoria” (ASSMAN CZAPLICKA: 1995,

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