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Danza Medio Oriental en Guadalajara


Enviado por   •  1 de Marzo de 2018  •  Tesis  •  1.858 Palabras (8 Páginas)  •  89 Visitas

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Introducción.

Para poder entender la danza medio oriental, primero hablemos de sus orígenes y como fue surgiendo en México. Todo comienza en el antiguo Egipto donde las mujeres bailaban para rendir tributo a los dioses y acompañar los procesos funerarios para así honrar a los faraones, se especula que fue en Tebas alrededor de 1648-1550 a.C. por las pinturas que se han encontrado en tumbas y palacios. Se ha comprobado que estas danzas también eran parte del culto a la fertilidad humana, de la tierra y en honor a Hathor, diosa de la música, la danza, belleza y feminidad. Hathor era conocida como “La Grande de Muchos Nombres” y siendo la más famosa de las diosas del Antiguo Egipto. Con el tiempo, absorbió los atributos de otras diosas y se le asoció con Isis que tuvo su lugar como la diosa más poderosa, sin embargo, Hathor nunca perdió esa popularidad que se le otorga a lo largo de la historia de Egipto. Los festivales dedicados a Hathor no solo eran en Egipto y Nubia, sino que también sus cultos también estaban en la parte occidental semítica de Asia, Etiopía, Somalia, Libia y en la cuidad de Biblos.

“Madre de las madres”, era la diosa de las mujeres, la fertilidad, los niños y el parto. Su poder tenía mucho que ver con las cuestiones de las mujeres, desde los problemas para concebir o en el parto, hasta la salud, la belleza y las cuestiones del corazón. Pero esto no quiere decir que solo era adorada por mujeres, y a diferencia de otros dioses y diosas, contaba con sacerdotes y sacerdotisas. Hathor era conocida como “la amante de la vida” y se pensaba la encarnación de la dicha, el amor, el romance, el perfume, la danza, la música y el alcohol. Se le vinculaba con el incienso de mirra que era considerado por representar las atribuciones del sexo femenino. También ha sido llamada la patrona de la danza y se le asociaba con la percusión, particularmente con el sistro, un instrumento en forma de herradura que contiene pequeños platillos metálicos ensartados en varillas. Este se toca como un tipo de maraca metálica. De ahí, nace esta relación de las bailarinas con Hathor, bailaban para ella en forma de culto.

En Egipto del siglo XIX existían dos tipos de bailarinas: las ghawazze, que habían regresado a El Cairo después de haber sido exiliadas al Alto Egipto por orden de Mohammed Ali, el cual tomó el poder de gobernante después de Napoleón. Y las awalim que eran más respetadas porque no solo bailaban también cantaban y recitaban poesía en las casas de familias ricas. Sin embargo, la tradición de las awalim desapareció en los años 40 y las ghawazze continuaron su legado solamente con las hermanas Mazin. Al desaparecer la figura de “Usta”, la lideresa de un grupo de awalim y artistas famosas por sus tiendas de instrumentos en el Cairo, se vieron obligadas a cambiar sus carreras y comenzaron a llevar sus negocios junto a los hombres. De esa manera, nace la figura de “ma’alimah”, una mujer que baila, es artista y es su propia jefa.

En esa misma época, se encuentra la bailarina que todos conocemos llamada “Shawq” que se cree que bailaba con un pequeño velo que cubría una parte de su rostro dejando solo al descubierto sus ojos. Posteriormente, aparece “Shafiqa la copta”, una bailarina cristiana que abrió el cabaret “Las mil y una noches” en El Cairo. Después de la revolución de 1952 que acabó con el control colonial de Egipto, los festivales de santos locales, Moulid, empezaron a servir como medio para el talento teatral y artístico. Así mismo, la danza oriental se impulsó en los clubes nocturnos de El Cairo, Beirut y Argel.

Hacia al norte, en los harenes del Imperio Otomano, la danza se usó como entretenimiento para las esposas y concubinas que convivían en lugares como el Palacio de Topkapi más que una manera de seducción para atraer la atención del sultán. Las “Çengi”, eran bailarinas que vivían en comunidades gitanas que actualmente se encuentran en áreas de Estambul como Sulukule, Kuştepe, Cennet y Kasımpaşa. Estas bailarinas tocaban un instrumento parecido a las castañuelas llamadas çarpara o şakşak. También había bailarines llamados Köçek, que formaban parte del entretenimiento junto con acróbatas conocidos como Cambaz que realizaban trucos excepcionales.

Los dibujos de los viajes a Turquía del escritor Aubry de La Montraye, fueron una base fundamental de las ilustraciones del pintor y critico social inglés William Hogharth. Aubry se hizo pasar por el asistente de un relojero francés para así, tener acceso al harén del imperio Otomano, aunque perdiera su vida por ello. De acuerdo a sus crónicas, las mujeres del harén imperial era esclavas de diferentes nacionalidades que se obtuvieron durante las conquistas y compradas para ser concubinas o en este caso, Odaliscas; y algunas sirvientas turcas vendidas por sus padres.

Raqs sharqi, es el nombre correcto de esta danza que significa danza oriental. La prensa la llamó “belly dance” (danza del vientre) pero otras fuentes dicen que el director de espectáculos en la Exposición Universal de Chicago de 1893, Sol Bloom quien, debido a una mala transcripción de la danza “baladi”, acuñó a este término. En el contexto de la Exposición Universal de Chicago, hubo un encuentro de culturas, entre ellas, el Medio Oriente. La comunidad estadounidense quedó impresionada por los movimientos sensuales y las ondulaciones corporales de las bailarinas, gracias a esto los movimientos y el baile se reforzaron con la llegada de migrantes árabes al continente americano.

La danza del vientre hecho raíces en su nuevo territorio a través de restaurantes y centros nocturnos, así teniendo más interacción con el público, espectáculos y accesorios de estilo propio. El público de Estados Unidos añadió el traje de dos piezas: el brassier y el cinturón bordado en piedras y flequillos con falda brillante.

Abdel Halim Caracalla estudió danza en los años 60 con Martha Graham en Nueva York y en los 70´s fundó la compañía de baile Caracalla Dance Theatre en Líbano. Recorrió varios países del mundo mostrando su trabajo creando una danza que fusionara las técnicas occidentales con las orientales. Sigue siendo director artístico del ballet y sus dos hijos están a cargo de la dirección y las coreografías.

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