EDUCACIÓN Y SOCIEDAD EN LA ARGENTINA (1880-1900) JUAN CARLOS TEDESCO.
3242215211 de Noviembre de 2013
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EDUCACIÓN Y SOCIEDAD EN LA ARG. (1880-1900). JUAN CARLOS TEDESCO
El libro fue escrito en 1955 pero recién en 1970 se publico, su primera edición. (Si bien desde entonces hubo cambios, los planteos d este se pueden seguir manteniendo).
La segunda edición pretende tomar como un primer eslabón de estudio y no como el último de la Educación y Sociedad en la Rep. Arg. (1880-1990).
CAPÍTULO I
LA CONCEPCIÓN DE LA EDUCACIÓN EN LA HISTORIA ARGENTINA PREVIA A 1880
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Hacia 1796, los estudios clásicos, centrados en el derecho, la filosofía y la teología fueron cuestionados por una concepción proveniente de los países más adelantados de Europa Occidental.
Belgrano, educado en España, recibió la influencia de las doctrinas fisiocráticas: (fisiocracia o era una escuela de pensamiento económico del siglo XVIII fundada en Francia. Afirmaba la existencia de una ley natural por la cual el buen funcionamiento del sistema económico estaría asegurado sin la intervención del gobierno. Su doctrina queda resumida en la expresión y quiere decir "gobierno de la naturaleza", al considerar los fisiócratas que las leyes humanas debían estar en armonía con las leyes de la naturaleza. Esto está relacionado con la idea de que sólo en las actividades agrícolas, la naturaleza posibilita que el producto obtenido sea mayor que los insumos utilizados en la producción surgiendo así un excedente económico. Los fisiócratas calificaron de estériles las actividades como la manufactura o el comercio donde la incautación sería suficiente para reponer los insumos utilizados). Pensaba que la agricultura sería la fuente más fecunda de riquezas y que el mejor método para promoverla era la educación de los agricultores. Por lo tanto, proponía la creación de una Escuela de Agricultura.
Dependiendo de la riqueza producida por el agro, se desarrollarían la industria y el comercio, para la cual también preveía la creación de escuelas especializadas.
A través de este programa, se suponía que se podría lograr la transformación modernizante de la estructura social, deseada por el grupo porteño ilustrado, (instruido).
Debido a la acción de la monarquía española, la enseñanza de las ciencias era prohibida para nosotros, y sólo se nos concedía la gramática, (lengua) latina, la filosofía, (ideología) antigua, la teología, (religión) y la jurisprudencia, (ley) civil y canónica, (adecuada).
Las luchas políticas internas que sucedieron a la declaración de la independencia, permitieron el primen intento parcial de ejecución de un programa científico dentro de la enseñanza, el cual se llevó a cabo recién durante el gobierno de Bernardino Rivadavia, (8 de febrero de 1826 y el 27 de junio de 1827). Durante ese período, el sistema educativo se organizó según el modelo napoleónico: Todos los ciclos pasaron a depender de la recién creada Universidad de Buenos Aires. Rivadavia intentó promover la enseñanza agrícola, para lo cual creó una escuela en la zona de la Recoleta.
El triunfo de Juan Manuel de Rosas, (El primer gobierno duró tres años, desde 1829 a 1832 y el segundo entre 1835 (designado por la Legislatura de Buenos Aires confiriéndole la suma del poder público) y 1852, Juan Manuel de Rosas (1793-1877) fue siempre Gobernador de la Provincia de Buenos Aires y Encargado de las Relaciones Exteriores representando a las demás provincias hasta que fue derrotado por una coalición liderada por Justo José de Urquiza (gobernador de Entre Ríos) en la batalla de Caseros el 3 de febrero de 1852), significó la derrota de estos. La escasa difusión de la enseñanza pareció, (a los ojos de los opositores del gobierno), la causa principal del fracaso de la política liberal que siguieron los representantes del unitarismo porteño. Complementariamente, la difusión masiva de la educación fue concebida como el instrumento más eficaz de cambio social y de “progreso” en general.
El contenido de la educación, fue adquiriendo un énfasis, (significado) cada vez mayor en el papel político que le competía para la transformación del habitante nativo, en un ciudadano. La educación apareció como la clave para solucionar todos los problemas.
La concepción, (idea) de la educación como agente fundamental para el cambio social es patrimonio del siglo XIX. Sin embargo, este optimismo pedagógico no es común a todos los pensadores de la época.
Precisamente, a partir del fracaso de los intentos liberal e ilustrado, en las décadas posteriores a 1810, algunos intelectuales y políticos, en especial Juan Bautista Alberdi, comenzaron a dudar sobre el valor de la educación como formadora del ciudadano. Alberdi criticó las realizaciones educativas de ese período, señalando que los establecimientos de educación formal eran por sí solos, pobrísimos medios de adelanto sin las grandes empresas de producción.
Él, percibió con agudeza, (sutileza) la existencia de medios más eficaces para lograr la modernización de la sociedad, y elaboró para ello una nueva categoría: “educación de las cosas”, entendiéndose como tal, al conjunto de influencias sociales que intervenían en la formación de un individuo, pero que estaban al margen de la enseñanza institucionalizada. Esos medios eran, en Alberdi, la inmigración, la legislación civil, comercial y marítima, los ferrocarriles, el sistema constitucional, el gobierno representativos etc.
La industria es, para él, el gran medio de moralización.
Reclamó una educación formadora de técnicos y científicos en lugar de abogados, médicos y teólogos.
El modelo de Alberdi era el de una educación en relación directa con las necesidades de una economía desarrollada basada en el comercio de materias primas y en la creación de industrias locales. La puesta en marcha de este esquema requería la presencia del inmigrante europeo.
Para Alberdi, la inmigración, los ferrocarriles y las leyes pueden mucho más que la acción de las escuelas.
*La diferencia más importante entre el proyecto de Alberdi y el de Sarmiento, reside en la manera de concebir la relación entre educación y cambio social. Lo que interesaba a estos pensadores y políticos era determinar el medio más eficaz para lograrlo. Mientras Alberdi sostenía que la educación era un instrumento de menor eficacia comparado con la inmigración masiva, la expansión de los ferrocarriles, etc., Sarmiento concibió a la educación como el factor prioritario en el proceso de cambio y modernización.
En Sarmiento, la dependencia que existe entre todas las manifestaciones del “progreso” de una nación y la capacidad de los individuos que la componen, es muy clara.
Sarmiento precisó suficientemente los términos con un criterio pragmático, (experto), como para asegurar que el aumento de esa capacidad debía hacerse en un sentido determinado.
En “Educación popular” (1849), se distingue tres tipos de capacidad, indispensables para el desarrollo:
La capacidad industrial: considerada como una fuerza de producción.
La capacidad moral: considerada como fuerza de acción.
La capacidad intelectual: considerada como una fuerza de dirección.
El fin de la educación pública debía ser, aumentar cada vez más el número de individuos que las posean. Para ello, Sarmiento advertía la necesidad de considerar a la educación desde el punto de vista de la economía política y propender, (apegarse) hacía una enseñanza utilitaria, racional y científica.
Al mismo tiempo, daba a la enseñanza un papel socialmente estabilizador.
En varias ocasiones trató de probar la existencia de una correlación, (similitud) positiva entre educación y estabilidad política, de manera tal que, en su conjunto, la educación apareciera ante una doble tarea:
a. Promover el aumento de la producción a través de la preparación de personal capacitado.
b. Brindar la estabilidad política necesaria para que las funciones de producción se realicen normalmente.
Entendía que cualquier plan de desarrollo económico sería impracticable sin una población preparada técnicamente para ello.
Nuestro país sumaba a la incapacidad y a la falta de tradición industrial de su población, la ausencia casi total de fuentes naturales para ese tipo de producción: Fuentes de energía, yacimientos carboníferos, etc. Esta fue la razón por la cual se defendiera una enseñanza concentrada en la agronomía y en la minería, desechando la industria y la ganadería.
Otro aspecto muy importante de la concepción educativa de Sarmiento es el papel asignado al Estado y a la participación popular en la acción educativa. Sarmiento tendió siempre a relativizar el poder de acción del Estado en materia educativa.
Él, preveía, (anunciaba) que los sectores eventualmente interesados en dar educación a sus hijos eran los sectores económicamente poderosos y que éstos se orientarían hacia las carreras de prestigio tradicional, tales como derecho y medicina. De esta forma, el Estado se le presentaba como la única fuerza capaz de promover estudios diferentes.
El Estado dejará a elección de las clases acomodadas aumentar el número de médicos y abogados según la demanda, reservando sus fuerzas e iniciativas para desarrollar la prosperidad nacional. El Estado daría, a quien la quisiera recibir, la educación que las clases
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