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EL ARTE DE LA EDAD MEDIA


Enviado por   •  8 de Junio de 2017  •  Trabajos  •  1.287 Palabras (6 Páginas)  •  224 Visitas

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EL ARTE DE LA EDAD MEDIA

  • Situación artística de Europa en la zona occidental.

     Entre los siglos VIII y IX se estaba gestando en las actuales Francia y Alemania, a manos del emperador Carlomagno, lo que hoy conocemos como arte carolingio, que dio nueva vida al arte en Europa Occidental, arte que había llegado a un punto extremo de agotamiento. Pero, a excepción de numerosos libros ricamente ilustrados y de algunos edificios como la capilla de Aquisgrán, apenas se ha conservado nada de ese momento artístico. Sin embargo, constituye un claro antecedente del arte románico, que en la temprana Edad Media consiguió formular un lenguaje coherente y específico que se podía aplicar a todas las manifestaciones artísticas, llegando a ser considerado como el primer gran estilo artístico predominante en Europa claramente cristiano.

  • Término “Románico” y su relación con Roma.

     

     Está relacionado con el arte que se desarrolló en los siglos XI, XII y XIII en los territorios que hoy en día ocupan Francia, Italia, España, Portugal, y también la Europa central. Es la tipología artística que mejor representaba a la Europa Feudal. El Románico es un arte litúrgico que se hallaba en los diferentes monasterios, adscritos a la orden benedictina, su principal foco de expansión. No obstante, sus inicios están íntimamente relacionados con el crecimiento que experimentaron las vías de peregrinación, cuyo final de trayecto se encontraba en Santiago de Compostola, ubicada en España. Por ello, las iglesias tuvieron que adaptarse para acoger una gran cantidad de fieles, y se generalizaron dos espacios de suma importancia, como son la cripta y el deambulatorio.

     La cripta estaba destinada a albergar las reliquias del santo al que se veneraba en la iglesia, mientras que, el deambulatorio estaba constituido por una especie de pasillo que se ubica detrás del altar, por donde podían transitar los fieles. De entre todas las iglesias románicas de peregrinación, una de las más representativas es la basílica de San Sernín de Toulouse, de planta cruz latina, con cinco naves, la central cubierta por una bóveda de cañón y su mesa de altar labrada en marmól, en la que figura la inscripción de Bernardo Gilduinus.  Éste personaje, fue el maestro que esculpió la mesa de altar. En aquel tiempo los maestros escultores comenzaron a tomar conciencia del valor de sus obras, de tal manera que en ocasiones podían firmarlas y así inmortalizar su autoría.

     De hecho, es durante el Románico que la escultura experimenta un desarrollo considerable, y es una escultura que, en gran medida estará integrada y adaptada al espacio del marco arquitectónico, como pueden ser las portadas de acceso a las iglesias y los claustros de los monasterios. En los claustros, la temática religiosa era bastante variada, con escenas de decoración geométrica, vegetal y figurativa, tanto humana como animal, que se adaptaban a la forma de capiteles y de los pilares. Los Claustros de Saint-Pierre de Moissac y Santo Domingo de Silos constituyen la culminación de este tipo de escultura. En las portadas el tema más recurrente son las teofanías, es decir, el triunfo de Cristo, que se representaba bendiciendo, en un espacio cerrado y rodeado de los símbolos de los cuatro evangelistas.

     Esta fórmula hizo fortuna durante la Edad Media, no solo en las esculturas, sino también en la pintura mural, aunque en éste último caso los ejemplos mejor conservados no los encontramos ni en monasterios ni en iglesias de peregrinación, sino en pequeñas ermitas escondidas en los Pirineos catanales. Destacan claramente entre estas últimas, las pinturas del ábside de Sant Climent de Taüll, realizadas durante la primera mitad del siglo XII.

  • El Románico como arte austero.

 

     Dentro de lo que hoy llamamos Románico, hay diferentes variantes que muestran estilos más sobrios, mientras que otros son más vistosos. La austeridad de una ermita pirenaica podía contrastar con el lujo y la ostentación de la abadía benedictina de Cluny, en la Borgoña francesa, que hacia el año 1130 se había convertido en el monasterio más importante e influyente de Europa. Precisamente contra ese exceso de riqueza y exceso decorativo que el Románico exhibía en portadas, claustros y ábsides, se rebeló el monje Bernardo de Claraval, que emprendió así, una aventura que culminaría con una concepción artística nueva, conocida como arte cisterciense, en la que la está arquitectura desnuda, liberada de cualquier tipo de complemento escultórico y pictórico.

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