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EL HOMBRE Y SUS CONSTRUCCIONES DE IDENTIDAD


Enviado por   •  6 de Noviembre de 2014  •  Informes  •  1.407 Palabras (6 Páginas)  •  172 Visitas

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EL HOMBRE Y SUS CONSTRUCCIONES DE IDENTIDAD

Para la antropología, el hombre ha sido y es una preocupación constante, comprender sus comportamientos, actitudes, ideologías, expresiones sociales, culturales y biológicas. Desde su aparición ha tenido la inquietud de entender la sociedad y la cultura dentro de sus interrelaciones y manifestaciones.

"Quien no conoce nada, no ama nada. Quien no puede hacer nada, no comprende nada. Quien nada comprende, nada vale. Cuanto mayor es el conocimiento inherente a una cosa, más grande es el amor… Quien cree que todas las frutas maduran al mismo tiempo que las frutillas, nada sabe acerca de las uvas" (Paracelso).

Las relaciones de género: La configuración de la identidad personal es un fenómeno muy complejo en el que intervienen muy diversos factores, desde predisposiciones individuales hasta el desarrollo de diversas habilidades suscitadas en el proceso de educación-socialización. Así pues, la identidad ha de ser entendida como una "red de significación y consistencia fluida" (Carraté, 1994).

En la vida del hombre y la mujer están siempre presentes las preguntas: ¿quién soy yo?, ¿quiénes somos nosotros?; preguntas que son abordadas a través de redes y circuitos de significación que el hombre va creando en el transcurso de la vida en su afán por dar respuesta a esos grandes interrogantes ontológicos, aunque en últimas, jamás puedan ser respondidas a plenitud, ya que como veremos más adelante, la identidad será o significará para el hombre una construcción dialógica y permanente.

Tradicionalmente se consideraba que, en la configuración de la identidad personal, el sexo era un factor biológico determinante de las diferencias observadas entre varones y mujeres y que era el causante de las diferencias sociales existentes entre las personas sexuadas en masculino o femenino. Hoy, por el contrario, al no haber encontrado nada que esté universal y transculturalmente asociado con la feminidad o la masculinidad, tiende a afirmarse que en el sexo radican gran parte de las diferencias anatómicas y fisiológicas entre las mujeres y los hombres, pero que todas las demás pertenecen al dominio de lo sociológico, al ámbito de lo genérico y no de lo sexual y que , por lo tanto, los individuos no nacen predeterminados biológicamente con una identidad de género, no nacen hechos psicológicamente como hombres o como mujeres, ni se forman por simple evolución vital, sino que la adopción de una identidad personal es el resultado de un largo proceso, de una construcción, en la que se va urdiendo, organizando la identidad sexual a partir de una serie de necesidades y predisposiciones que se urden y configuran en interacción con el medio familiar y social.

Las definiciones de género son, pues, variables según las necesidades e intereses de las diversas culturas o sociedades y son prescriptivas y, como cualquier norma prescriptiva, tienen una doble faz, ya que por una parte se presentan como un modelo o prototipo a imitar, al que se debe ajustar la conducta y, por otra, como una prohibición de lo que no se debe hacer. Pero aunque dichas normas no son idénticas en todas las culturas y en todas las épocas históricas, sin embargo tienen una característica común, la división sexual del trabajo, que se constata en todas las sociedades, incluso en aquellas de carácter más igualitario y con una consideración social de los sexos, más o menos equiparable.

Así, el concepto de generó en antropología queda asumido como una construcción de las culturas a la hora de “formular un arquetipo” de feminidad o masculinidad para sus individuos, donde se asigna roles o comportamientos esperados a tales categorías. Tal como lo formula Simone de Beauvoir, la mujer no nace sino que se hace, y de mi parte me atrevería a decir que tal es el caso para el hombre.

Los sistemas de regulación: Las relaciones interpersonales y sus comportamientos son tradicionalmente normalizados por un conjunto de regulaciones, nacidas en el acervo de tradiciones colectivas, conjunto de reglas y desde luego en la normatividad de la moral.

Desde que los hombres viven en comunidad, la regulación moral de la conducta ha sido necesaria para el bienestar colectivo. Cuando los deberes son sentidos como tales por una colectividad y convertidos en norma obligatoria para todos, surgen las leyes. Una ley no es otra cosa (en un sentido amplio) que la expresión formal de un deber con carácter general, permanente y obligatorio. Ahora bien,

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