ENSAYO PROBLEMÁTICA HABITANTES DE LA CALLE EN BOGOTÁ HISTORIA DEL ARTE Y DE LA CULTURA

ENSAYO PROBLEMÁTICA HABITANTES DE LA CALLE EN BOGOTÁ

HISTORIA DEL ARTE Y DE LA CULTURA

Cristian Jossier López Ardila

Desde tiempos que no calculare por ahora, el indigente ha sido alguien frecuente en las sociedades. El fenómeno de la limosna, desde una vista católica, logro que esta problemática se estableciera desde la caridad con el fin de sentirse bien por ayudar a otro que tiene menos que uno. Es parte del juego cristiano de la salvación. Esto conllevó desde un principio, y lo digo con seguridad, a que existiera cierta costumbre a recibir de parte del otro algo por lastima.

El indigente o habitante de la calle es una “evolución” al termino caritativo de la sociedad. Aunque entendiendo que los sucesos que llevaron a esta persona a seguir por este rumbo pueden ser diversos dependiendo de la temporalidad. Actualmente el inmenso problema son las drogas, el alcohol y la violencia intrafamiliar.1 Las drogas mal usadas y suministradas conllevan a la ruptura de vínculos familiares ocasionando que el individuo mendigue con el fin de saciar su vicio. El alcohol es semejante a las drogas ya que, además del problema familiar, abre camino a probar otras drogas. La violencia domestica puede ir también de la mano de las anteriores, en especial con las mujeres, pues son ellas en la gran mayoría de los casos quienes llevan la peor parte del asunto por la adicción de sus parejas.

El indigente en su día a día es un ente fuera del sistema. No de forma literal, pero sí de forma “ideal”. Varios reciclan como modo de trabajo para su sustento diario. Algunos les alcanza para pasar la noche en piezas, como ellos le llaman. Usan el dinero que hacen para solventar el hambre y la sed. Caminan kilómetros mientras esculcan las basuras buscando algo que sea de valor para ellos. En las noches gracias a lo recolectado pueden hacer su cambuche los que no tienen para la pieza. Entre cartones, telas de diversa índole, costales y demás, pasan las noches heladas bogotanas.

Este tipo de indigente por lo general no le hace mal a nadie. Vive en su mundo, se comunica con sus compañeros de gestas, incluso vecinos del sector donde se ubica frecuentemente lo conocen y le ayudan con ropa, comida y dinero. Conozco uno que después de reciclar, saca su radio, mendiga pilas usadas que le puedan servir, y pasa horas y horas escuchando música antigua.

[pic 1]

Pero también está el indigente drogadicto. Su día a día es pensado en buscar la forma de saciar su sed de droga. El cuerpo se lo pide y hará, prácticamente, cualquier cosa por conseguir la forma de solventar su adicción. No tiene en cuenta nunca su salubridad e higiene. Hace sus necesidades donde le plazca. Intimida a la gente para lograr el objetivo de que le den dinero o usan mañas para convencer a la gente mediante la lastima de ayudarles. No andan solos, tienen su parche. Varios se cuelan en los medios de transporte de la ciudad, como lo son en los buses y el Transmilenio. El mal olor y las falsas historias que cuentan son el pan de cada día de los usuarios del transporte público.

Para ver la desgracia que es caer en la situación de la que hablo en este ensayo, hay que ir al centro de la ciudad: desde la carrera 5ta, pasando por la 10ª y la Caracas. Uno de los lugares más peligroso de la ciudad me atrevería a decir es la Caracas desde la estación de Transmilenio de la Jiménez hasta la estación de la 22. Ver indigentes durmiendo en el concreto mientras la gente camina a sus lugares de trabajo y estudio es algo perturbador y angustiante. En dicho sector el robo es bastante frecuente, sobre todo en horas de la noche. Se por cuenta de taxistas que después de cierta hora prefieren coger por otras avenidas para ir hacia el sur. Evitan a toda costa la Caracas por el sector que ya mencioné.

...