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Escuela Publica


Enviado por   •  8 de Febrero de 2013  •  4.146 Palabras (17 Páginas)  •  293 Visitas

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EN DEFENSA DE LA ESCUELA PUBLICA (CEAPA)

Mucho se ha hablado de la Escuela Pública. Corren tiempos en que todo lo que suene a Público tiene una connotación peyorativa, en tanto que se realza lo privado.

Los pueblos que olvidan su historia están condenados a repetirla. Los ataques a la Escuela Pública no suelen ser desinteresados ni espontáneos, sino que obedecen a una concepción ideológica, más que liberal, reaccionaria y a la defensa de unos intereses.

La Constitución española, en su artículo 27, reconoce, afirma y defiende que todos tienen DERECHO A LA EDUCACIÓN. Apostar por la universalización del derecho a la educación o lo que es lo mismo por que la Educación sea concebida como un Derecho es posicionarse a favor de la igualdad de oportunidades.

Sabemos que históricamente la Educación ha sido el privilegio de unos pocos. La Escuela como institución es un instrumento social relativamente reciente. En la antigua Grecia, en Roma, en la Edad Media, en el resurgir humanista del Renacimiento, etc. la Educación era el privilegio de unas pocas familias que disponían del poder político y económico suficiente para encargar a alguna persona competente la formación y preparación de sus hijos, en tanto que el resto de la población era analfabeta.

No debe causarnos sorpresa, por tanto, que el propio término pedagogo aluda al esclavo que determinadas familias poderosas utilizaban para la formación de sus hijos e hijas. Pensar en la Educación como un Derecho ha sido durante muchos siglos una utopía.

El Derecho a la Educación es hijo, como tantos otros avances de la humanidad, del proyecto emancipador de la Ilustración. Los ilustrados, rompiendo la imagen de siglos, se atrevieron a pensar que la Educación y la preparación eran instrumentos preciosos para la autonomía de los hombres y para vencer la intolerancia, las supersticiones y los prejuicios.

La bandera del Derecho a la Educación fue izada con valentía por el Movimiento Obrero y ha sido, durante el siglo XIX y buena parte del XX, una nítida seña de su identidad.

Defender el Derecho a la Educación o la Educación como un Derecho para todos supone apostar por un modelo de persona y asumir los principios contenidos en las Declaraciones de los Derechos del Hombre y del Ciudadano.

Quienes defienden el Derecho de todos a la Educación, lo hacen en primer lugar porque consideran que la dignidad del ser humano es inalienable y que toda persona debe disponer de posibilidades para desarrollar sus capacidades, entender el mundo en que vive y adquirir la preparación necesaria para prestar unos servicios útiles a la sociedad.

El Derecho a la Educación fue una idea que progresivamente se abrió camino pero no logró su objetivo hasta que no consiguió la escolarización obligatoria y gratuita de todos los niños y niñas.

Está de moda hablar mal del Estado, considerar que debe reducir sus funciones y su volumen. Sin embargo, la progresiva universalización del Derecho a la Educación para lograr implantarse necesitó del concurso y de los recursos de unos Estados expansivos.

Hablar del Derecho a la Educación supone construir escuelas, formar maestros y promulgar leyes que consagren un período obligatorio de escolarización y gratuito.

Las personas ignorantes e iletradas son mucho más fáciles de manipular desde el púlpito o desde cualquier instancia de poder. El miedo anida en el corazón del ser humano, pero la Educación contribuye a generar instrumentos para entendernos a nosotros y nosotras mismos, ser conscientes de nuestro papel en el mundo y saber asimilar el legado de la tradición, no para conservarlo como algo muerto, sino para que nos ayude a vencer los retos del futuro.

La Escuela Pública es una filosofía, es un concepto educativo y un modelo pedagógico. Supone reconocer el derecho de todos a la educación y adoptar las medidas presupuestarias y legales para hacerlo efectivo.

La Escuela Pública ha de financiarse con fondos públicos provenientes de los impuestos de los ciudadanos y ser gestionada por la propia Comunidad Educativa.

Un mínimo de rigor debe llevarnos a distinguir Escuela Pública de Escuela Estatal. La Escuela Pública ha de ser coeducadora, crítica, tolerante, investigadora, propiciadora del aprendizaje a través de la experiencia, participativa, democrática, abierta al entorno y dispuesta a innovaciones permanentes en la utilización de metodologías activas y, sobre todo, participativas.

La Escuela Estatalista puede ser, y con frecuencia ha sido, dogmática y adoctrinadora. La Escuela Pública ha de poner en manos de la Comunidad Educativa la gestión de los Centros.

Luchar por la igualdad de oportunidades y contra las desigualdades es una de las misiones de mayor envergadura de la Escuela Pública.

La Escuela Pública es inseparable del concepto de movilidad social. Una sociedad estamental que reproduce las desigualdades y donde las clases y fragmentos sociales están condenados a repetir «ad infinitum» roles, posiciones y oficios ha de generar mecanismos para imponer la jerarquía y el dominio e, incluso, para hacerlos parecer naturales e ineluctables.

La Escuela Pública, por el contrario, presupone una sociedad abierta, en la que la capacidad y el mérito sean los factores que configuren la movilidad social.

Los conservadores de todo signo gustan hablar de Pluralismo de Centros. La Escuela Pública difiere sustancialmente de este modelo para apostar por el Pluralismo en los Centros. Es positivo y enriquecedor que niños y niñas de diferentes clases y segmentos sociales, de creencias diferentes y provenientes de distintos medios culturales se eduquen juntos, comprobando que es mucho más lo que les une que lo que les separa y preparándose para convivir en una sociedad, cada día más compleja y progresivamente multiétnica y pluricultural. De ahí que separar a los niños y niñas en Centros diferentes por criterios religiosos o sociales suponga, desde nuestra perspectiva, un planteamiento agresivo que da la espalda a la vida.

Por supuesto, el principio de la libertad de enseñanza posibilita que existan Centros privados con carácter propio o ideario, pero quien garantiza la Escuela para todos y la igualdad de oportunidades es la Escuela Pública.

Los Padres y Madres que formamos las APAs las Federaciones y C.E.A.P.A. hemos de ser conscientes de que la Escuela Pública es un instrumento para la corrección de las desigualdades y para garantizar la igualdad de oportunidades.

El reto a afrontar es, a mediados de la década de los años 90 y en el horizonte del siglo XXI, el de la calidad. Hemos de lograr que la Escuela Pública sea competente sin ser competitiva, que disponga de los medios e infraestructuras

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