Frigorifico Gualeguaychu
anibalcarmona6 de Febrero de 2013
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INTRODUCCIÓN.
El objeto de estudio de este trabajo es el origen y desarrollo del Frigorífico Gualeguaychú, la importancia que tuvo en el desenvolvimiento económico de esta ciudad y de los ganaderos que pudieron contar con una industria hecha por sus propios capitales para poder superar la crisis que los envolvía en la década del 20.
También me propongo demostrar como se puede, no sin grandes esfuerzos y problemas a superar, instalar un frigorífico independiente de la gran concentración monopólica de las carnes que se había desarrollado en Argentina en este momento. Mostraré la obra social que, con hondo sentido patriótico, desenvolvió esta empresa a favor del bienestar y dignidad de los trabajadores superando la concepción que somete a cada empresa al propósito exclusivo de lucrar y revelando una auténtica vocación por la construcción de un orden económico más justo y humano.
La crisis ganadera de 1920
Al terminar la guerra mundial de 1914-1918 la ganadería argentina sufrió una de las más grandes crisis de toda su historia. El gremio de los hacendados libró una de las más duras batallas en defensa de sus intereses.
La crisis ganadera afectaba una de las más vitales industrias del país y aunque no los afectaba a todos de la misma manera era imprescindible encontrar una solución. Cuando digo no los afectaba a todos por igual significa que los grandes estancieros muchas veces conseguían de los frigoríficos muy buenos precios distanciándose de los criadores o de los ganaderos pequeños. Se va a dar entre criadores e invernadores una división porque sus intereses van a ser diferentes: los primeros más tradicionales estaban dedicados a la cría, nacimiento y crianza del ganado; los segundos, mientras engordaban sus ganados, según las exigencias del mercado, se mantenían en contacto con los frigoríficos, con los que muchas veces se alineaban para la obtención de buenos precios, enfrentándose a veces con los criadores. [1]
Era necesario preparar medidas de defensa para amparar intereses vitales de la economía nacional y para informarse de la forma en que actúan las más poderosas empresas extranjeras y eso no significaba estar contra el capital extranjero, como algunos pretendían ver. "En apoyo a esta política Pagés emprendió la movilización de los ganaderos. Fundó una Comisión Nacional para la Defensa de la Producción que notablemente distinta de la organización blanda de Anchorena. Antes que trabajar con los frigoríficos, como en la búsqueda de nuevos mercados, la Comisión trabajó en contra de ellos, y emitió una serie de informes contra el "trust" de la carne. En junio de 1923, la Sociedad convocó una gran convención en Gualeguaychú , Entre Ríos." [2]
La Asamblea de ganaderos del Litoral.
La Crisis ganadera afectaba a todo el país; los productores del litoral se sentían especialmente afectados por lo cual era indispensable encontrar una salida para defender sus propios intereses. Fue así que los hombres de Gualeguaychú convocaron a un Congreso llamado "de los ganaderos" que se realizó el 29 de junio de 1923
La comisión organizadora de la asamblea de ganaderos del Litoral presidida por el señor Julián Irazusta, vecino y hacendado de Gualeguaychú, se encargó de preparar el orden del día a ser tratado en la misma. Hombres de gran significación constituyeron las delegaciones venidas de los demás departamentos de Entre Ríos, de las provincias de Santa Fe, Buenos Aires, La Pampa y de la Capital Federal. También estaban presentes ganaderos de nuestro vecino país, la República Oriental del Uruguay, pues los problemas angustiosos de la crisis ganadera y las causas de los despojos de que son objeto son comunes en ambas márgenes del Plata. Entre las figuras más destacadas por el lugar que ocupan en la vida política y económica de la nación estaban el diputado nacional doctor Matías G. Sánchez Sorondo, miembro de la comisión especial de asuntos ganaderos de la honorable cámara, los doctores Balestra y Etchevere, el ingeniero Pedro. T. Pagés, presidente de la Sociedad Rural Argentina, el doctor Tomás Sojo, presidente del Comité Nacional de Defensa de la Producción, y los delegados del Ministerio de Agricultura. [3]
La Asamblea reunida en el Teatro Gualeguaychú pone a consideración el despacho de la comisión especial y se aprueba tomar medidas de defensa para la producción ganadera.
Queda claramente establecido que son necesarias leyes protectoras del Comercio y de la industria de la carne tendientes a asegurar el desarrollo normal de la producción ganadera sustrayéndola a las maniobras de los intermediarios que manejan las industrias frigoríficas. La seguridad del porvenir económico exigía conquistar la independencia de esta industria madre.
El delegado de la República Oriental del Uruguay, doctor Urioste, dirigió la palabra agradeciendo la invitación y manifestando la necesidad de unir esfuerzos para la solución de un problema que les es común o sea "la necesidad de un programa de acción paralela y convergente a realizar por los ganaderos Rioplatenses".
Queda clara la importancia del proyecto de un frigorífico nacional sobre la base del cooperativismo con la intervención del Estado y del Municipio pero con la participación preponderante de los productores en la conformación del capital y administración de la Empresa.
La Asamblea de ganaderos culminó con una cena llena de discursos que comprometían a la acción para lograr los fines propuestos. El Dr. Tomás Sojo destacó esta "magnífica Asamblea como respuesta de los ganaderos del litoral" a las necesidades y dificultades del momento económico por el que se estaba atravesando. En su discurso señala los factores adversos: el socialismo que no aspira que la ganadería se salve, los señores que reciben precios diferenciales y que son acaso frigorificados, los invernadores que reciben más por que pagan un precio mínimo a los criadores y otros como los consignatarios, que aunque piensen como ellos, actúan así por terror colectivo a los frigoríficos [4] Exhortó a no defraudar las expectativas del país que tiene puestas sus miradas en esta reunión.
No faltaron las palabras de un luchador contra los trusts frigoríficos y la defensa de la industria nacional como el presidente de la Sociedad Rural Argentina Ing. Pedro T. Pagés quien además de venir en representación de esta entidad manifestó que "como ciudadano productor viene a ofrecer su cooperación y su contribución sin restricciones para defender el equilibrio económico, la soberanía económica financiera de la patria que tiene tanta o más importancia como la soberanía e independencia política". Él promovía "la consolidación de la unidad de la acción defensiva de la ganadería nacional" en defensa de la economía nacional atacada por combinaciones capitalistas trustificadas; había acuerdo en todos los niveles (hacendados, prensa, instituciones rurales, poder ejecutivo y poder legislativo) sobre el diagnóstico del mal, solo hay disidencia en la forma de remediarlo. [5]
El inicio de la Industria saladeril.
La convocatoria de los ganaderos del litoral fracasó porque fue imposible aunar tantas voluntades, pero sirvió para que, más tarde, los ganaderos de la zona lograran la fundación de lo que se llamó en un principio "Sociedad Anónima de Abastecimiento urbano Saladeril y Frigorífica Gualeguaychú", que va a funcionar en un saladero arrendado, y quedó constituida en Asamblea del 10 de setiembre de 1923.
La Sociedad adquiría los ganados al valor de la plaza e industrializaba las carnes por su cuenta exclusiva, implantan como sistema la consignación de haciendas, para asegurar la obtención del valor exacto de sus productos limitándose a percibir una comisión determinada por cada animal que sacrificaban, cumpliendo con el propósito de salvar a la ganadería de la zona.
La cooperación de los Bancos de la Nación e Italia y Río de la Plata permitió entregar a los ganaderos consignantes el 50% en efectivo del valor de sus ganados, enseguida de ser éstos faenados y antes de realizar su venta; el hacendado podía esperar con tranquilidad la liquidación definitiva; se le aseguraba un aumento de 15 o 20$ según se trate de novillos o vacas sobre los precios que en ese momento regían en plaza.
El Directorio se planteaba "si la industrialización primaria de la salazón de carnes bastará, en lo futuro, para asegurar a nuestra ganadería una retribución equitativa. Espera solucionarlo asegurando una explotación estable que pueda aprovechar la calidad de los ganados que pueblan nuestras praderas". [6]
La industria de salazón de carnes fue un recurso circunstancial adoptado ante la crisis del valor del ganado; cuando deja de asegurar una retribución equitativa porque ha aumentado lo que se paga por ellos y por la mestización de los rodeos es más adecuada la industrialización frigorífica.
"Entendiéndolo así el Directorio ha creído imprescindible establecer una fábrica frigorífica cuya capacidad esté en correspondencia con la producción pecuaria de la zona y cuyo funcionamiento asegure a los ganaderos accionistas la solución radical y estable del problema que más les preocupa." [7]
Era imprescindible levantar una fábrica que traería el remedio a las crisis agropecuarias. Luego de estudiar los pro y los contra se decide convocar a Asamblea extraordinaria para poner a consideración
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