HELGE KRAGH. INTRODUCCION A LA HISTORIA DE LAS CIENCIAS. ED. CRÍTICA

HELGE KRAGH. INTRODUCCION A LA HISTORIA DE LAS CIENCIAS. ED. CRÍTICA

2. HISTORIA DE LA CIENCIA.

“La palabra historiografía puede tener dos significados, puede querer decir simplemente escrito (profesional) de la historia, es decir, tratado sobre los acontecimientos de la pasado en cuanto escrito por los historiadores, pero puede querer decir también,  teoría o filosofía de la historia. En este segundo significado la historia es, por tanto una disciplina, cuyo objeto es la realidad histórica; la historia puramente descriptiva no será en si misma historiografía, sino que será el objeto de análisis historiográficos.

“El clima revela una evolución temporal, pero no histórica, cuando hablamos de historia del clima o historia de las estrellas, lo hacemos en un sentido distinto y más trivial que cuando lo hacemos de la historia propiamente dicha, que se halla ligada exclusivamente al comportamiento al comportamiento humano  y la consciencia del hombre. Según Olaf Perdensen (1975), a la historia de las ciencias no le interesa especialmente los problemas históricos en el sentido enque los utilizamos aquí. La historia “dice” no es más que un estudio de un desarrollo en el tiempo de cualquier acontecimiento humano o de otro tipo a lao largo  de una serie de condiciones sucesivas” (p. 35).

“La ciencia que es históricamente pertinente consiste en las actividades o comportamientos de las científicos, incluidos los factores que para ellos resultan importantes, siempre y cuando tales actividades estén relacionadas con trabajos científicos. De este modo, ciencia, es la ciencia en cuanto a comportamiento humano, tanto si dicho comportamiento lleva un  conocimiento verdadero, objetivo en torno a la naturaleza como sino. (p. 36).

“Si se entiende que es la historia de la ciencia, entonces la ciencia, en cuestión será con frecuencia la ciencia en el sentido de CIENCIA. Que consiste principalmente en una análisis técnico de los contenidos de las publicaciones científicas localizadas en un marco histórico” (p.36).

“Según Pearce Willians (1996); el historiador de la ciencia moderna es ante todo un historiador y por tanto no necesita dominar los aspectos técnicos de la ciencia que estudie. Su punto de mira debería centrarse en las relaciones históricas y sociales, mientras que los detalles técnicos serian de menor importancia. (p. 37).

“Kuhn ha criticado también el que ciertos historiadores hayan descuidado los problemas técnicos concretos (Kuhn, 1977).  Pero al mismo tiempo ha señalado la naturaleza estéril  y anacrónica de mucha historia  centrada en la ciencia (p. 37).

Kuhn y Pearce Willians, se encuentran entre los historiadores de la ciencia que han demostrado en la práctica que ambos aspectos no tienen porque excluirse mutuamente. (p. 37).

Como la ciencia es una estructura tan compleja, la historia de la ciencia tendrá que ser un tema con muchas facetas

El punto fundamental es que la historia de la ciencia es algo distinto de la propia ciencia. Como lo afirma paradójicamente  Canguilhen, “el objeto de la historia de la ciencia no tiene que ver nada con el objeto de la ciencia”. (1997) (p.38).

La tendencia a ignorar el contenido de la ciencia en cuestión puede resultar desastrosa. Cuando se logra, depende en gran medida del asunto tratado y de la perspectiva de estudio. En general cuanto más cerca se esté de  del tema científico, tanto más peligroso será estudiarlo simplemente desde fuera. (p. 38).

¿Cuales son los sucesos que pueden que pueden tenerse razonablemente por “Científicos” e “históricos”, de modo que puedan incluirse en la historia de la ciencia. (p. 38).

La ciencia en cuanto a institución y profesión que tiene sus propias normas y valores procede sobre todo del siglo pasado y solo desde esa fecha podemos hablar de ciencia en el sentido moderno de la palabra. (p. 39).

La palabra científico, en nuestra lengua solo tiene 150 años de vida. Antes no existía realmente la profesión de científico, y ello y eso se refleja en la diversidad de nombres que se daban a los que se interesaban por el descubrimiento de los secretos de la naturaleza: sabio, filósofo natural, hombre de ciencia, virtuoso, cultivador de la ciencia etc.

Whewll propuso el nombre de científico, en 1834, medio en broma sin que se tomara en serio. (p. 39).

Los astrónomos y matemáticos que vivieron en la antigua Babilonia, eran científicos solo si aislamos e interpretamos sus actividades científicas al margen de toda referencia al contexto institucional (social-religioso) como elementos del cual podemos reconstruirlos. No se consideraban a si mismo científicos, y menos aun astrónomos o matemáticos. A pesar de todo los historiadores de la ciencia en su afán por simplificar las cosas y a falta de expresiones más exactas suelen llamarlos científicos.

Los historiadores seleccionan tan solo una pequeña cantidad de los individuos a los que potencialmente se les podía considerar históricos convirtiéndoles efectivamente en tales. (p. 40).

Aunque ciencia y tecnología son áreas distintas de hecho, no existe ni tiene porque haber una distinción muy fian entre historia de la ciencia e historia de la tecnología.

Lo único que ocurre es que las innovaciones explícitamente tecnológicas no pertenecen al campo de la historia propiamente dicho. También es importante la historia de la tecnología como para merecer que se le trate como apéndice de la historia de la ciencia.

Ante todo, debería ser tratado como un tema independiente, digno de ser estudiado por propio merito (p. 41).

Newton, que personifica más que nadie a la ciencia, utilizo una considerable cantidad de recursos trabajando en temas que no son decididamente científicos: la cronología de las escrituras, la alquimia, la medicina oculista y las profecías de la historia. (p.42).

La historia de Newton entra dentro de la historia de las ciencias por propio derecho; no ya fundamentalmente porque la alquimia puede ayudar a iluminar ciertos pasajes de los principios o de la óptica, las dos obras principales de física de  de Newton, sino porque constituía un elemento importante de la historia cultural, a la que también Newton contribuyo de forma muy interesante.

La alquimia de Newton como tal, asume, pues, la forma de una teoría racional científica, convirtiéndose en un elemento perfectamente natural de la historia de la ciencia (p. 43)

No hay por arriba ningún límite natural de tiempo para la historia de la ciencia, aunque tradicionalmente la historia trata del pasado, cuesta trabajo hallar argumentos convincentes para negar que también pueda tratarse históricamente en el presente (p.44).

El historiador de nuestra época en estas fuentes (compilaciones y afirmaciones escritas por científicos vivos tendrá mucha dificultad a la hora de lograr una distancia lo bastante objetiva de sus materiales, sus análisis se verán teñidos de algún color y marcados por el compromiso personal que el científico tiene con su obra.

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