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Historia De Universidades (UCSM)


Enviado por   •  2 de Junio de 2015  •  4.340 Palabras (18 Páginas)  •  251 Visitas

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Historia de las Universidades

Introducción

Como en todas las cosas que se quiere comprender íntegramente, más aun si es el caso, el concepto Universidad, hay que comenzar por ser y conocer la historia, porque la historia es parte de todas las cosas. Ante todo, el nombre, ya que “nomina si tollas nulla est cognitio rerum”: "si quitas los nombres no hay conocimiento alguno de las cosas". Citaba a comienzos del Medievo el ilustrísimo Isidoro de Sevilla. La palabra universitas fue creada probablemente por Cicerón, con el sentido de "totalidad"; deriva de universum, que significa "reunido en un todo". Referido a las universidades, aquel vocablo pasó a designar la institución que tenía carácter de totalidad en dos sentidos: originalmente fue universitas magistrorum et Scholarium, esto es, la comunidad de maestros y alumnos; después, universitas litterarum, es decir, la institución en que se reunía en un todo el saber.

Mirar la historia, enfocar, y conocer la génesis de las universidades, es como observar el nacimiento de la vida, la germinación de una semilla que ha producido inconmensurables frutos y beneficios a la humanidad.

Con la caída del Imperio Romano, los hombres se apartaron de la ciencia que se dio como legado a Occidente por parte de Grecia. El infortunio de las sucesivos conflictos y guerras, la pobreza resultante, el sometimiento del régimen feudal hizo que la inteligencia de los hombres invernara, ocupados como estaban en otras contingencias. Quienes no descansaron su mente, se ocuparon en discusiones metafísicas de un mundo de naturaleza teocrático, dogmatizado por la religión que, durante la temprana Edad Media, todavía no había afianzado su poder. Las ideas racionales se entremezclaban con las creencias religiosas, las cristianas y las llamadas bárbaras o heréticas, el misticismo y la magia.

Finalmente, algunas palabras sobre la universidad actual. Está a la vista que las verdaderas universidades de hoy son un conjunto de escuelas profesionales y centros de investigación. Y la mezcla es más fina porque en muchas escuelas profesionales, como en la nuestra, hay laboratorios donde también se hace ciencia. A nuestras universidades les falta, transmitir la cultura, enseñar un sistema completo e integrado de las ideas substantivas del saber actual. Sin el conocimiento de esa síntesis, se es inculto. Se trata, por ejemplo, no de que un futuro profesional aprenda, si puede, la teoría de la relatividad desde sus fundamentos matemáticos, sino de que la conozca en términos cualitativos, sepa las ideas que encierra esta teoría. Ello es posible.

Pero yo veo el papel de la universidad con otra mira, la mira puesta en la realización personal del estudiante. Decía Einstein que la naturaleza era como un reloj que no se pudiera abrir y del que, así y todo, el físico debía desentrañar su mecanismo. Las personas son algo parecido. Deben descubrir sus aptitudes percibiendo desde fuera qué fibras interiores resuenan más frente a los estímulos. Y esa resonancia es el entusiasmo que se despierta. Por eso es tan importante la libertad del universitario, para asumir la responsabilidad de elegir su camino ante el vasto horizonte que sigue ofreciendo la universidad, pues las aptitudes de una persona rara vez quedan satisfechas en el angosto campo de una especialidad, y las que no tienen cabida en él también deben ser cultivadas para realización completa del individuo. Por lo demás, condiciones en apariencia diferentes suelen corresponder a un mismo talento multifacético, que no puede encasillarse en los rótulos que ofrece la sociedad.

1. Un Poco de Historia de las Universidades

"La verdad es que la Edad Media aportó su contribución a la ciencia desde una rica combinación de tradiciones intelectuales y de actitudes culturales. El misticismo y la magia presentaron terreno tan fértil como el del pensamiento racional. Si, espontáneamente, damos por sentado que la ciencia es el producto exclusivo de un esfuerzo racionalista, sólo estamos proyectando nuestra experiencia moderna sobre un contexto cultural anterior y decididamente diferente".

Occidente precisó de más de 800 años para recobrar su habilidad intelectual. Hacia el año 1.000 de nuestra era, en general, las escuelas urbanas eran pequeñas y estaban compuestas de un profesor o maestro y unos veinte alumnos. Doscientos años después, mediante una explosión demográfica, las escuelas crecieron formidablemente, incentivada la cultura por la traducción de textos clásicos griegos, latinos y árabes. Como la separación de Oriente y Occidente nunca fue total, debido al comercio, la diplomacia, los viajantes multilingües, el contacto siempre se mantuvo y a través de él se infiltraron las obras de la antigüedad y los aportes árabes que nunca se detuvieron.

“Este nuevo material, primero un goteo y finalmente una oleada, alteró radicalmente la vida intelectual en occidente. Hasta entonces, Europa occidental había luchado por reducir sus pérdidas intelectuales. A partir de ese momento afrontaría el problema totalmente diferente de asimilar el torrente de nuevas ideas”.

En Oxford, Bolonia y París habían, no ya veinte, sino cientos de estudiantes. Entre los años 1190 y 1209 en Oxford enseñaban unos setenta maestros, lo que nos da una pauta de la envergadura de la población estudiantil, similar en los demás grandes centros urbanos. El crecimiento económico, las oportunidades que se daban para los profesionales y las personas cultas y la pasión intelectual de ciertos maestros impulsaba el proceso. La oferta escolar a niveles elementales incluía gramática latina, canto y matemáticas básicas, lo que pronto no fue suficiente, ya que se ambicionaban estudios superiores.

En las ciudades citadas se desarrollaron un conjunto de estudios y prácticas destinados a que el alumno desarrolle plenamente sus posibilidades en las ramas de teología, derecho, medicina y artes liberales, currículos éstos que atrajeron a gran cantidad de personas interesadas en acceder a conocimientos superiores y especializados.

Estos estudios se realizaban bajo los auspicios de un maestro independiente, o de un conjunto de éstos, que formaban una escuela donde los alumnos, individual o colectivamente, recibían, en un local proporcionado por los profesores, las clases a cambio de honorarios. El crecimiento de los grupos de estudio creó la necesidad de que éstos se organicen, en especial para obtener protección legal, obtener el reconocimiento de la ciudad para que se garanticen los derechos de maestros o profesores y estudiantes y, además, para la concesión

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