ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Historia de amor


Enviado por   •  4 de Diciembre de 2013  •  Ensayos  •  1.863 Palabras (8 Páginas)  •  224 Visitas

Página 1 de 8

Último Párrafo

Durante una cálida noche en San Francisco, una joven pareja atravesaba un suntuoso puente colgante, el cual se imponía en medio de un proceloso mar; ambos recorrían el puente admirando las blancas luces sobre los espléndidos y rígidos mástiles. Camila sintió el sílbido del viento en sus frágiles oídos mientras contemplaba con gran vehemencia el elegante restaurante que se imponía ante sus verdosos ojos.

Diego la cogió suavemente de la mano derecha, invitándola dulcemente a caminar junto a él a través del puerto. Las risas de niños, los murmullos de viejas señoras bien vestidas y el sonido de los autos al pasar los acompañaban en su caminar, sin embargo, al mismo tiempo, ambos parecían totalmente ajenos a aquella realidad, envueltos en su propio silencio sin contemplar su alrededor, solo buscaban encontrarse entre los ojos de su amor.

De pronto, ambos pararon frente al restaurante, el cual había logrado deslumbrar a los hermosos ojos verdosos de Camila. Las luces que iluminaban su fachada parecían pequeños soles que les daban la bienvenida al lugar, los grandes balcones de la parte superior dejaban escapar hermosas melodías del salón principal y una alfombra de un color rojo muy profundo les indicaba el camino hacia la entrada. Camila recordó aquellas revistas que solía ver, en las cuales salían aquellas despampanantes actrices de Hollywood, modelando finos y caros vestidos de seda mientras desfilaban por una alfombra roja del mismo color; ella pensó que quizá durante esa noche, ella podría sentirse como una de esas actrices tan hermosas mientras camina hacia la entrada del restaurante de la mano de su amado. Diego y Camila se detuvieron un instante ante los escalones de mármol, ambos miraron como las grandes puertas del restaurante les eran abiertas por dos jóvenes bien vestidos quienes hacían un saludo de bienvenida a los jóvenes enamorados. Al entrar, quedaron impresionados con el decorado del lugar: grandes candelabros de cristal colgando de los techos como arañas, las mesas estabas cubiertas con finos manteles color crema y bordados con flores blancas, el piso parecía reflejar, como un espejo, todo el lugar y los meseros en posición firmes, esperando a ser solicitados. Al llegar a su mesa, dos copas de cristal y una botella de un fino vino los estaban esperando, ella se sentó primero, tratando de mostrarse lo más delicada y refinada posible para no desentonar de las otras damas que se encontraban en mesas cercanas. A él no le importaba nada más que contemplarla a ella, Diego sabía muy bien que no pertenecía a ese mundo y que jamás lo haría pero no se sentía menos que nadie en ese momento, pues estaba acompañado de la dama más hermosa de todo el salón.

–Eres el amor de mi vida y quiero pasar el resto de los días que me quedan por vivir contigo, Camila – decía Diego mientras se inclinaba hacia su amada.

–Tú también eres el amor de mi vida –respondió Camila con lágrimas en los ojos –mi amor yo...

– ¿Quieres casarte conmigo? –interrumpió Diego mientras sostenía en sus manos un pequeño anillo.

Durante una cálida noche en San Francisco, se encontraban reunidos una pareja, la cual poseía un amor tan puro como la mirada de un niño hacía su madre. Camila, acompañada por su madre y su joven hermana, se encontraba reunida con ellas en el comedor central. Ellas contemplaban al enamorado Diego, quien sorpresivamente sacaba de forma sigilosa un anillo simple pero muy luminoso, el cual al entrar en contacto con los hermosos ojos de Camila parecieron hipnotizarla. Habían sido muchos los años en los cuales ambos habían convivido juntos y para Camila ya había llegado el momento de dar el siguiente paso, sin embargo, en su mente no rondaba la idea de que Diego pensará igual que ella. El delicado anillo entró en el lánguido dedo de Camila, se escucharon aplausos de la hermana de la novia. Sin embargo, la mamá de Camila susurro: este pobretón solo le compró uno de tan pocos quilates, que lástima. El comentario se perdió en la atmósfera, sin embargo llegó a los oídos de Diego; lo que había escuchado lo convenció aún más de mantener oculta su verdadera condición económica. Después del día de la pedida de mano, la vida de la joven pareja no sería la misma, pues, a partir de ese momento, su relación se formalizaría. Camila estaba completamente segura de que aquel chico que conoció en la universidad años atrás sería siempre el amor de su vida. Los días pasaban como las estaciones en un año, sin embargo, para la joven pareja era cada día una nueva aventura, una oportunidad para saber un día más que jamás volvería a estar solos, pues ambos se pertenecían uno a otro. En los días de semana, Camila al regresar del trabajo, a pesar de su cansancio, siempre le preparaba la cena a su amado Diego; este al llegar a casa, se encontraba con los cálidos besos de Camila. Constantemente, en la penumbra de la noche, Diego sentía que una sensación de felicidad invadía su cuerpo, una tranquilidad inexplicable la cual indicaba que Camila era persona correcta, aquella mujer que había estado buscando toda su vida, pues con cada pequeño detalle, Camila demostraba su amor incondicional. Un día ocurrió algo inesperado y trágico, Diego recibió una llamada de su madre; al escuchar la amarga noticia, soltó el teléfono y sintió que un dolor invadía en lo más más profundo de su ser. Su padre había fallecido. La actitud de Diego cambió drásticamente, ya no tenía la misma

...

Descargar como (para miembros actualizados)  txt (10.9 Kb)  
Leer 7 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com