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LA EDAD DE ORO


Enviado por   •  12 de Octubre de 2014  •  2.958 Palabras (12 Páginas)  •  241 Visitas

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Los "años dorados"

Interrogatorio:

Desde la perspectiva económica, ¿qué características presenta el período de tiempo transcurrido entre 1950 y 1973?, ¿ ¿ Qué papel cumplió el Estado?, ¿ Cuál fue su rol en materia de política social?

Desarrollo:

La prosperidad de los países capitalistas democráticos

De las ruinas que produjo la Segunda Guerra Mundial surgió un período de prosperidad económica como nunca antes ni nunca después conocería el mundo. Un auge económico entre 1945 y 1973 especialmente notable en los países capitalistas, pero que abarcó también al mundo socialista y al llamado Tercer Mundo. A los países capitalistas desarrollados correspondían las tres cuartas partes de la producción mundial y más del 80% de las exportaciones pero, sin embargo, el ritmo de crecimiento de la URSS durante los años ’50 era más rápido que el de cualquier potencia occidental.

El crecimiento de los países occidentales durante los años cincuenta y sesenta se sustentó en los principios que divulgara el economista John M. Keynes. Según estas ideas, el Estado debía jugar un papel dinámico en la actividad económica y complementarse con el sector privado y la actividad de los sindicatos. La acción del Estado en la posguerra tuvo como objetivo principal lograr el pleno empleo y construir un sistema de seguridad social. Por otra parte, la acción estatal buscaba compensar las desigualdades entre las personas con asistencia social y subsidios a los pobres. También se puso en funcionamiento una política fiscal y monetaria por la cual podía alentar o desalentar la demanda. Por ejemplo, si quería estimular la actividad económica podía decidir la construcción de una represa, ya que el incremento de los gastos en obras públicas generaba empleos y activaba indirectamente al conjunto de la economía. Además se podía disminuir las tasas de interés y, de esta forma abaratar el costo de tomar préstamos y así impulsar a los empresarios a endeudarse para invertir en sus empresas. El fuerte incremento del gasto público también se realizaba mediante el aumento de la oferta de bienes públicos: el gas, los teléfonos, los ferrocarriles, el agua corriente, etc. estaban en manos de empresas estatales. Esta economía mixta, en la que el Estado cumplía un rol preponderante, no fue igual en todas partes: mientras que en Europa occidental el aparato estatal jugó un papel muy destacado, en los EE.UU. fue relativamente menos importante.

La acción del Estado estuvo dedicada también a mejorar las condiciones de vida con el aumento del gasto social: seguridad, educación, salud y justicia. La inversión en educación era especialmente importante. Por una parte, porque de esta manera se buscaba igualar las oportunidades de todos los ciudadanos. Por otra, porque cumplía la finalidad de mejorar la calidad del trabajo. El Estado apoyaba también la investigación científica en las universidades y en otras instituciones con el propósito de que esos progresos favorecieran a la industria y a las empresas. En muchos casos, el Estado planificaba sus actividades y las coordinaba con la política de los sindicatos y las empresas privadas. También, el Estado fomentaba la instalación de empresas y favorecía su establecimiento creando aquellas condiciones necesarias para sus negocios como, por ejemplo, un sistema de carreteras que les permitiera distribuir su producción.

Para los sindicatos y para los empresarios el sistema de acuerdos y cooperación económica era de mucha importancia. El sector privado respetaba la política social y salarial de los sindicatos y los sindicatos se declaraban conformes con la política de inversión de las empresas.

El resultado fue espectacular. Al llegar a los años sesenta era evidente que la prosperidad no podía compararse con la de ningún período anterior. El arma secreta de esa sociedad opulenta “popular” era el pleno empleo. No sólo se trataba de una sociedad rica sino que, también, esa riqueza estaba al alcance de un número mucho mayor de personas..

El crecimiento soviético en esa década fue superior al de los países occidentales y alcanzó un promedio del 6,6% anual. En los años ’60 disminuyó al 5,3% que, pese a ser un índice elevado, resultaba menor que el de los países de occidente.

A pesar del asombroso crecimiento que el bloque soviético había logrado en especial en los quince años posteriores a la Segunda Guerra Mundial, en los años siguientes comenzaron a percibirse algunas debilidades de su modelo de desarrollo. La primacía que la planificación le otorgaba a la industria de base dificultó las expansión de la producción de bienes de consumo masivo propios de una sociedad de bienestar. Muchos medios materiales y una gran parte del progreso técnico fue reservado al sector militar. La postergación del sector agrario hizo que la productividad se mantuviese en un nivel bajo y que fuera necesaria una utilización muy elevada de tierra y trabajo o, en otras palabras, que la agricultura se mantuviera atrasada. Por otra parte, el transporte de materias primas de zonas cada vez más lejanas implicaba el uso de recursos adicionales porque la tecnología del transporte mejoró muy poco y la infraestructura no fue renovada.

El auge económico de fines de la Segunda Guerra Mundial a principios de la década del ’70 llevó a la conformación de un mundo distinto. El modelo mundial fueron los EE.UU. y el automóvil, que había caracterizado en un primer momento a la sociedad norteamericana, se difundió por toda Europa y luego - aunque en menor escala - por el resto del mundo. Esto significaba también la necesidad de tender caminos y carreteras, establecer redes de estaciones de servicio y la aparición de nuevas zonas urbanas en las afueras de las grandes ciudades. Una de las razones de esta notable “era del automóvil” fue que el precio del combustible se mantuvo bajo desde 1950 hasta 1973. El petróleo, por otra parte, brindaba la energía necesaria para que se desplazara el nuevo medio de comunicación comercial para las grandes distancias: el avión. Los traslados a grandes distancias se fueron haciendo más frecuentes y viajar se transformó en un hecho casi rutinario para los pobladores de la clase media de las naciones ricas. Para estas personas, también se volvieron corrientes artículos que mejoraban la calidad de vida o aliviaban las tareas diarias como las heladeras, los lavarropas y el teléfono. La mecanización entró en la vida de todos los días y objetos que sólo habían estado al alcance de los millonarios ahora eran accesibles a una gran masa de personas.

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