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LA ERA DEL IMPERIALISMO


Enviado por   •  8 de Febrero de 2015  •  1.984 Palabras (8 Páginas)  •  214 Visitas

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1. TENDENCIAS BÁSICAS Y FUERZAS DOMINANTES DE LA ÉPOCA

Las ideologías políticas.

La lucha por un nuevo orden democrático al menos liberal que dominaba la política europea en el siglo posterior a la Revolución Francesa. En todos los Estados, el liberalismo es apoyado por la burguesía ascendente, su ataque era dirigido al orden monárquico ya establecido, junto con ello fosilizado tanto político como social de las clases aristócratas. Su programa era amplio, ya que se basaba en la garantía de los derechos humanos y civiles, la participación de la nación en la vida política dentro del sistema constitucional. El liberalismo era la fuerza progresista por excelencia de la política europea. La burguesía liberal podía considerarse en su acción política como representante de la nación entera. El liberalismo siempre fue atacado por los conservadores.

El argumento del liberalismo dice que la pobreza es fundamentalmente incurable, pero esto resulto insostenible frente a la crítica socialista al crecer, con la industrialización progresiva, las masas proletarias de las nuevas grandes ciudades. La doctrina liberal argumenta que el Estado no debe turbar las leyes de la vida económica con su intervención. La doctrina anarquista fundamenta teóricamente en Bakunin decía lo mismo que la anterior, de modo distinto se planteaba en la democracia radical, esta propugnaba la realización de los principios de la soberanía del pueblo. Pero aun así el liberalismo seguía siendo el único movimiento político con posibilidades de disputar a los grupos aristocráticos tradicionales el poder en el Estado.

En 1885 se impusieron los objetivos originales del liberalismo; es decir, conquistar en el marco de un sistema constitucional, el derecho de participación para las clases burguesas y fijar constitucionalmente los derechos de libertad del ciudadano. Smith describe la función del liberalismo y dice que la tarea de este es vigilar los derechos iguales de los ciudadanos y su conservación.

En Francia los principios liberales esenciales habían sido realizados con la creación y la defensa eficaz de la Tercera Revolución. Los motivos defensivos sustituyeron a los motivos ofensivos en la lucha política cotidiana. En Alemania, el movimiento del liberalismo se escindió en dos grupos: los nacional-liberales, los cuales eran dóciles aliados del canciller en su lucha en contra catolicismo y la clase obrera, y por el otro lado los progresistas que estaban en oposición. El liberalismo ruso limito actividad política en 1907.

En 1914 el conservadurismo encontró sus principales puntos de apoyo ideológico en la Iglesia: en el anglicanismo en Inglaterra, en el catolicismo en Francia y en el protestantismo, fiel a la monarquía, en Alemania. Política como las dos caras

El liberalismo italiano y alemán había concebido la unidad nacional y la libertad política. Con el imperio nacionalista, surge un nuevo fenómeno en la política europea la cual determinara toda una época. El advenimiento de la idea imperialista provocó un cambio fundamental en la estructura de la conciencia política europea, el liberalismo fue el primero en sentir este cambio ya que empezaron a descubrir sus inclinaciones imperialistas.

En Alemania estaba la doctrina del Estado nacional la cual la expuso Treitschke en esta definía al Estado como la organización de la nación en función del poderío y llegaba a la conclusión de que únicamente un gran Estado militar respondía a este ideal. En la era de transición de un sistema europeo de Estados a un sistema mundial, estos argumentos suponían la defensa de una ambiciosa política imperialista.

En Francia, la nueva doctrina imperialista en un principio se enfrentó a grandes obstáculos. La política quedas como una constante lucha por el poder entablada entre grupos de uno y otro tipo. Según Pareto la política se mueve por motivos cuasi-biológicos y no por principios tradicionales.

Las direcciones ideológicas que se dieron durante el movimiento obrero en el siglo XIX dentro del movimiento obrero que se disponía a pasar a la lucha abierta contra su rival burgués, fueron en principio muy diversas, de acuerdo con las tradiciones políticas y la situación social de los diferentes países europeos.

Todas las formas de gobierno, tanto el sistema parlamentario como la monarquía absoluta, son esencialmente oligárquicas. Toda elite dominante crea una ideología de acuerdo con su posición y sus intereses, destinada a justificar moralmente su dominio ante la masa del pueblo. El parlamentarismo democrático es sólo un medio para camuflar la realidad de que el poder se encuentra en manos de una minoría.

Desde la derrota del cartismo en 1848, se había desarrollado un movimiento sindical acostumbrado a imponer sus exigencias políticas dentro del sistema de partidos tradicional, apoyándose para ello en el ala radical del partido liberal. Los acontecimientos en el continente europeo tomaron un curso opuesto. El socialismo de tipo marxista se puso en todas partes a la cabeza. La socialdemócrata adoptó un nuevo programa que en su primera parte se declaraba conforme con los principios fundamentales de la doctrina marxista y y declaraba que la transformación de la propiedad privada capitalista de los medios de producción, en propiedad privada colectiva, y la transformación de la producción de mercancías en producción socialista, para y por la sociedad era la condición necesaria para la liberación de toda la humanidad. Pero al mismo tiempo, el partido se distanciaba de los movimientos anarquistas y proclamaba la lucha político, que en primer lugar significaba la revolución, que gracias a la dinámica propia del desarrollo económico llegaría necesariamente. En segundo, el partido se comprometía a emprender una política de reformas concretas, dentro del sistema establecido, para mejorar la situación social de los trabajadores.

El movimiento obrero alemán fue el gran ejemplo para los obreros de casi todos los países europeos. Para Sorel el movimiento sindicalista era el medio adecuado para destruir la cultura y el orden social racionalista en decadencia y liberar fuerzas históricas desconocidas y originales.

También habla de si existió o no un estado de crisis. La supuesta crisis surge más bien del sentimiento de inseguridad con respecto a los beneficios, provocado por las oscilaciones de las coyunturas en nuestra época aún no concluida de la producción en masas. Este

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