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La Extención Europea Siglos XIV Y XV


Enviado por   •  6 de Septiembre de 2013  •  1.843 Palabras (8 Páginas)  •  528 Visitas

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La Contracción Europea

Caracterización general de la contracción europea

Entre los siglos XI y XIII, gran parte de Europa había experimentado un vertiginoso crecimiento, tanto demográfico como económico. Alrededor de 80 millones de habitantes, en ese momento el mayor número de población en la historia de este continente, no padecían mayores problemas de alimentación gracias a una eficiente agricultura que se había beneficiado con nuevos cultivos (cebada, centeno), innovaciones técnicas para trabajar la tierra (arado metálico, malla) y la sustitución del buey por el caballo que permitió agilizar la roturación de los campos.

La agricultura y la artesanía fueron elementos importantes para el desarrollo de la sociedad europea del siglo XIII.

A estas mejoras hay que agregar el creciente poderío económico de las ciudades italianas, que monopolizaron el comercio con Oriente y permitieron a los europeos acceder a mercancías como las especias (pimienta, clavo de olor, canela, etc.), cobre, oro y seda. Predominaba el optimismo y era previsible una expansión hacia lugares cuya existencia recién se estaba conociendo.

La Batalla de Azincourt, librada el 25 de octubre de 1415, durante la Guerra de los Cien Años, donde los franceses fueron derrotados por los ingleses de Enrique V.

Sin embargo, durante el siglo XIV, los jinetes del Apocalipsis parecían apoderarse de la vieja Europa. Malas cosechas privaron del pan de cada día a millones de personas; crueles enfermedades arrasaron con poblados y ciudades enteras; interminables guerras intestinas consumieron a generaciones de hombres jóvenes y al mundo campesino.

Era la contracción europea, que interrumpió las comunicaciones y los intercambios que se venían realizando desde hace varios siglos con regiones extraeuropeas, como el Oriente Medio, China o el norte de África. La contracción postergó toda posible aventura más allá de las fronteras del Viejo Mundo y sus efectos marcaron profundamente a la Europa de la expansión

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El hambre

Cuadro que ilustra la batalla entre el carnaval y la cuaresma.

Durante el siglo XIII, la agricultura europea elevó considerablemente sus rendimientos. Las tierras se empezaron a cultivar en base a la rotación trienal; vale decir, dos años de producción frente a uno de barbecho, lo cual aseguró una mayor cantidad de alimento. Ello significó disponer de cereales de invierno (trigo candeal o centeno) y, tras un reposo que duraba más de seis meses, cereales de primavera (avena o cebada). Estos cereales, combinados con la carne de vacuno y de cerdo, constituían la base alimenticia de la población europea de aquella época.

Pobreza, rudeza y tosquedad de la vida del campesino europeo.

El entusiasmo y la bonanza de estos tiempos se desplomaron a partir de 1320. Desde entonces, y durante unas cuatro décadas, la temperatura promedio bajó en aproximadamente 1,5 grados Celsius y se arruinaron las cosechas en toda Europa. Inviernos largos y lluviosos, sumados a veranos más cortos, impidieron la maduración de los granos de trigo, cebada o centeno y el fantasma del hambre se hizo presente en la sociedad.

La danza macabra de la muerte, durante el siglo XIV.

El campesinado se vio sometido a largas hambrunas, impedido de poder adquirir alimentos importados desde Oriente a mayor precio. Por lo tanto, las zonas más golpeadas por el hambre fueron aquellas más alejadas de los centros comerciales ubicados principalmente en la Europa cara. El hambre elevó sobre todo la mortalidad infantil y debilitó a una población cada vez más expuesta a las enfermedades.

Otra consecuencia fueron los numerosos alzamientos campesinos contra los señores feudales, quienes seguían cobrándo los mismos impuestos a pesar de la mala situación alimenticia.

Las pestes

Los primeros pasos de la medicina: la práctica de la cesárea.

Una población con hambre y expuesta a inviernos más rigurosos fue presa fácil de las enfermedades epidémicas, como la tos ferina, el tifus, la varicela, la disentería, la neumonía y, sobre todo, la peste negra. La medicina aún estaba en pañales y los hospitales eran lugares que principalmente servían para aliviar las dolencias mediante pócimas y ungüentos. Los médicos, limitados por los escasos conocimientos, fueron impotentes ante estos brotes epidémicos y prescribían medidas tales como abstenerse del baño, no cocinar con agua de lluvia o evitar el contacto sexual. A menudo se practicaban sangrías, lo cual debilitaba todavía más al enfermo y, muchas veces, precipitaba su muerte.

La sociedad europea del siglo XIV sufrió los embates de las enfermedades.

La mayor calamidad pública fue la denominada "muerte negra" que asoló a toda Europa entre 1347 y 1351. La peste negra o bubónica, proveniente del Oriente, se traspasó por la rata negra, inexistente en el Viejo Mundo. Ésta abordó las bodegas de las galeras venecianas que realizaban el tráfico comercial con Asia Menor y Egipto, portando el letal bacilo. En 1347, estas ratas infectadas descendieron en los puertos italianos. Luego, la pulga de la rata transmitió la enfermedad al picar a hombres y mujeres. La peste se manifestó por vía intestinal, linfática y pulmonar, causando la muerte en tres o cuatro días en medio de atroces dolores. El contagio fue muy rápido, pues sólo bastaba respirar cerca de algún enfermo para contraer la peste. Ello explica que las ciudades, que en el mejor de los casos tenían entre 40.000 y 100.000 de habitantes, fueran las zonas más afectadas por la mortandad, tal como se puede apreciar en las siguientes cifras:

Mortalidad en algunas ciudades

- Venecia: 50% de la población

- Florencia: 50% de la población

- Nápoles: 60.000 personas

- París: 50.000 personas

- Estrasburgo: 16.000 personas

- Marsella: 50.000 personas (en solo un mes)

- Avignon: 60.000 personas

- Londres: 15.000 personas

- Bristol: 35% de la población

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