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La oralidad y la memoria como desafios para el historiador.


Enviado por   •  14 de Noviembre de 2016  •  Ensayos  •  1.296 Palabras (6 Páginas)  •  222 Visitas

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Pontificia Universidad Católica de Chile

Facultad de Historia, Geografía y Ciencia Política

Instituto de Historia

Tercer ensayo: Los desafíos del trabajo con la memoria y con  la oralidad para el trabajo del historiador.

¿Qué posibilidades tienen esas combinaciones? ¿Cuáles son sus límites y posibilidades?

Curso

:

Introducción a la Historia

Profesor

:

Claudio Rolle

Alumno

:

Bernardita León Soto

Ayudante

:

Gabriel Nachar

Fecha de entrega

:

14 de noviembre de 2016

Desde que hay vida, hay historia y por consiguiente esto presupone un gran desafío que consiste en el, recordar, revivir, y mantener en el presente todo lo que fuimos, las glorias y las pesadillas, y todo lo que no puede quedar perdido en el olvido. Para esto, es correcto conectar la memoria como el recuerdo vivo del pasado ya sea para, la reconstrucción de la historia o el desenrollamiento del presente y posteriormente del futuro. En el siguiente ensayo se intenta comprender a cabalidad los desafíos de la memoria y el rol que juega la oralidad en ésta y a la vez de manera trascendente,  en la historia, comprendiendo también cómo estas se combinan, cómo se complementan, cuales son los límites y posibilidades entre estos.

Aunque suene cliché, se me hace imposible no mencionar que un pueblo sin memoria es un pueblo sin historia, esta frase refleja que la historia y la memoria son uno, ya que se relacionan y viven íntima y constantemente en conjunto. Para empezar a responder las interrogantes anteriormente planteadas, es importante en primer lugar definir qué se entiende y qué es memoria,  “la memoria no se opone en absoluto al olvido. Los dos términos para contrastar son la supresión (el olvido) y la conservación; la memoria es, en todo momento y necesariamente, una  integración de ambos” (Todorov, 2000, p. 16).

 Lo anterior, evidencia un elemento que caracteriza la memoria estructuralmente este es que ésta es selectiva, es decir, se recupera el pasado para que éste viva permanentemente y esté vigente para su reutilización pero de manera inconscientemente escrupulosa. La problemática de recordar todo  -en su totalidad sería caótico y en cierta parte inútil (como los expone Borges en Funes el memorioso)- o no recordar nada, afecta de manera bidireccional y es por esto que hay que evitar ciertos extremos.

El olvido entonces es dentro del contexto de la memoria un arma de doble filo, por una parte necesario e intrínseco de esta, y por otra peligroso en cuanto nos puede alejar de la realidad ya que “la narración de glorias pasadas o de errores pasados es una herramienta útil en el presente, pero también debe asumir el coste de abusar de la historia. Se abusa de la historia cuando la gente intenta ignorar o incluso suprimir pruebas que podrían impugnar la visión del pasado que prefieren” (MacMillan, 2010, p.84).

Sin memoria entonces no seriamos nada, lamentablemente ésta es frágil y vulnerable. Existen hechos históricos que tergiversan jugando con los relatos de la memoria y amenazandola. Como ocurrió en la época de los regímenes totalitarios en donde se constata “La existencia de un peligro antes insospechado: la supresión de la memoria. Y no es que la ignorancia no pertenezca a cualquier tiempo, al igual que la destrucción sistemática de documentos y monumentos” (Todorov , 2000, p. 11). Pareciera ser entonces, que la memoria que nos dan los elementos tangibles, concretos y palpables son aún más fácil de desaparecer y llevarse junto con los escombros toda la historia que contienen.

Por otro lado, la oralidad ya sea de relatos, poesía, música, entre muchos otros, ha demostrado a lo largo del tiempo su capacidad de mantener la memoria viva y vigente, o al menos logra ser trastocada de manera menos dura. La oralidad es el motor  y la manifestación de la memoria colectiva ya que esta no responde al acontecimiento específico sino que al hecho histórico, es decir, trabaja entorno a lo simbólico, a lo psicológico y lo formal. “Si las fuentes orales utilizadas en esta investigación no son siempre fiables para una rigurosa reconstrucción de los hechos, este dato nos servirá no para descartarlas sino para ayudarnos a ir más allá de la materialidad visible del acontecimiento atravesando los hechos para descubrir su significado” (Portelli, 1989, p.6).

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