La perspectiva de género
asesoriaspatoTutorial20 de Julio de 2013
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Instituto Griselda Álvarez A.C.
Mujeres Munícipes y Municipalistas. Incorporación de la perspectiva de género para el desarrollo municipal. Manual de facilitación de capacitación a capacitadoras. Autoras: Dra. Laura Inés López Padilla y Mtra. Claudia Vélez Londoño. IGA, Córdoba 234 oficina 7, Col. Roma Sur, México D.F. C.P. 06700. Tercera edición diciembre de 2009. Esta publicación fue elaborada gracias al apoyo del Instituto Nacional de Desarrollo Social (INDESOL).
(Páginas del texto original 23-40)
UNIDAD 1
PERSPECTIVA DE GÉNERO12
La perspectiva de género, denominada también como enfoque de género, es una mirada analítica que indaga y explica cómo las sociedades construyen sus reglas, valores, prácticas, procesos y subjetividad, dándole un nuevo sentido a lo que son las mujeres y los hombres y a las relaciones que se producen entre ambos. Dado este sentido relacional, la perspectiva de género no alude exclusivamente a “asuntos de mujeres”, sino a los procesos sociales y culturales que convierten la diferencia sexual en la base de la desigualdad de género. El enfoque de género permite identificar las relaciones de poder que se vuelven relaciones de explotación y de dominio, que pueden ser inter-genéricas13 (de un género a otro) o intra-genéricas (dentro del mismo género). El propósito último de ésta herramienta es el desmantelamiento de sistemas patriarcales e imperiales que han construido estereotipos y prejuicios alrededor del sexo de las personas, con la finalidad de mantener la supremacía de unos sobre otras, lo que facilita la servidumbre. Un principio básico de esta perspectiva es reconocer que las relaciones de género no se dan de forma aislada, sino en interrelación con otras variables de diferenciación, como la clase social, la edad, la condición étnica y etárea, la preferencia sexual y el credo religioso, entre otras. Por tanto, es incorrecto hacer generalizaciones que obvien las especificidades del contexto en que se producen y significan las relaciones de género. Mirar o analizar una situación desde la perspectiva de género, permite entender que la vida de hombres y mujeres puede modificarse en la medida en que no está naturalmente determinada. Esta perspectiva ayuda a comprender más profundamente tanto la vida de las mujeres como la de los hombres y, en el caso de las relaciones inter-genéricas, las interacciones que se dan entre ambos. Este enfoque cuestiona los estereotipos con que somos educadas las personas y abre la posibilidad de elaborar nuevos contenidos de socialización y relación entre los seres humanos. La perspectiva de género permite, en resumidas cuentas, caminar hacia una nueva convivencia solidaria. Con el enfoque de género tenemos una herramienta de análisis que nos permite analizar las diferencias sociales entre hombres y mujeres, para generar propuestas que contemplen las necesidades diferenciadas entre éstos y fortalecer, de manera continua, la participación de las mujeres en la toma de decisiones tanto en su vida personal como en su participación en la vida económica, social y política. Para entender de manera más amplia cuál es el alcance de esta herramienta conceptual y analítica, a continuación se presentarán los conceptos básicos que conforman el enfoque de género, mostrándolos, en la mayoría de los casos, de forma articulada. La articulación del marco teórico permitirá que toda persona que lo lea vea en él la lógica de la fundamentación de la perspectiva de género.
1.1 CONCEPTOS BÁSICOS EN FORMATO DE REFLEXIÓN
Desde el momento del nacimiento, hombres y mujeres hemos estado marcados por la construcción social basada en la diferencia sexual, es decir, nuestra formación y educación en el ámbito social gira en torno a las creencias que han estado perviviendo durante varios siglos y se han ido modificando con el paso del tiempo, tomando nuevas formas, dichas creencias provienen de la ideología patriarcal.
Esta ideología patriarcal más conocida como patriarcado, ha sido definida por varios investigadores e investigadoras sociales como un orden de poder, un modo de dominación cuyo paradigma es el hombre, es decir, está basada en la supremacía del hombre y lo masculino sobre la inferioridad de la mujer y lo femenino14. Al mismo tiempo, es un orden de dominio de unos hombres sobre otros y de enajenación entre las mujeres.
En un mundo dominado por los hombres en donde predomina el ejercicio de lo masculino (como una forma de imposición del poder sobre las demás personas); las mujeres, en diferentes niveles, son sometidas a la opresión de manera predeterminada, es decir, sus órganos sexuales la colocan en una posición de subordinación. Dicha dominación se presenta en cualquier formación o grupo social con sus propias expresiones.
Para comprender mejor cómo funciona el mundo con base en las creencias o el paradigma de lo masculino sobre lo femenino, daremos otras definiciones que nos ayudarán a analizar con más elementos cómo nace y se refuerza la discriminación15 entre las personas en función del sexo al que pertenecen.
Si reflexionamos lo que se define en la mayoría de los textos que explican la teoría de género, el sexo16 de las personas hace referencia a diferencias biológicas que no se podrían cambiar de manera natural, es decir, todos y todas venimos con una biología determinada por la definición genética (combinación de cromosomas en el momento de la fecundación), la anatómica (el desarrollo de nuestros órganos genitales) y la hormonal (la producción en mayor o menor cantidad de estrógenos y testosterona); éste es un factor invariable que determina nuestras vidas. Y en función de esta definición biológica, el sexo tiene dos expresiones: se es mujer u hombre.
¿Por qué la diferencia sexual determina nuestras vidas?
Dependiendo del sexo con el que venimos al mundo, la sociedad define cuáles son nuestras pautas de comportamiento. Entonces, género, es una construcción social de un conjunto de ideas y tradiciones que nos asignan a unos y otras desde el momento del nacimiento, de acuerdo a si somos niños o niñas; “[…] es la manera como cada sociedad simboliza la diferencia sexual y fabrica las ideas de lo que deben ser los hombres y las mujeres”17.
Es importante aclarar que cada grupo social que pertenece a una determinada cultura ha elaborado sus propias ideas, concepciones y prácticas de lo que significa ser una mujer y un hombre. De ahí nacen las expresiones “masculino y femenino”, cuyos significados dan cuenta de los comportamientos que deben tener las personas en función del imaginario social definido para cada grupo sexual.
Por eso cuando escuchemos la expresión género femenino, debemos entender que ésta se refiere a la asignación social (atributos, normas, comportamientos) de un grupo cultural, definida para las mujeres de ese grupo. Ocurre lo mismo con la expresión género masculino, pues a los varones también se les ha asignado social y culturalmente un papel. La asignación de lo femenino y lo masculino cambian de una cultura a otra y de una época histórica a otra. Pero no significan lo mismo las expresiones mujer y género femenino, u hombre y género masculino. Recordemos que cuando se emplean las palabras mujer y hombre, se está hablando del sexo de las personas. En cambio cuando se emplea la expresión género femenino o masculino, se hace referencia a los atributos sociales, ideas, valoraciones sobre lo masculino y lo femenino18, es decir, los comportamientos de las personas en función de la construcción de la feminidad y la masculinidad.
Con todo la información que recibimos hombres y mujeres desde el momento del nacimiento y en el transcurso de nuestros días, cada persona se va apropiando de las normas y simbolismos socioculturales que su grupo le ha asignado. Entonces, la asignación de género se realiza en el momento en que nace el bebé, a partir de la apariencia externa de sus genitales. Padre y madre y otros parientes empiezan a definir cómo va a ser la vida de esa personita: cómo se va a vestir, qué juguetes va a tener, que tipo de juegos va a realizar, cómo se va a comportar; un sin fin de atribuciones o rotulaciones que van definiendo el comportamiento de las personas desde los primeros días de su vida.
En cambio, la identidad de género se construye con la apropiación o interiorización que hacemos las personas de toda la información que viene del medio externo sobre lo que debemos sentir, hacer, pensar e incluso imaginar19. Además, nuestras identidades se van alimentando de otra información que viene del entorno al que pertenecemos: la que nos llega de la clase o grupo social que determina nuestras condiciones materiales de vida; los códigos o normas que debemos cumplir de acuerdo con nuestra edad, nuestra pertenencia religiosa y política, etc.
Con todo lo anterior, mujeres y hombres vamos formando nuestra propia valoración y nuestra convicción de lo que podemos hacer y lo que no. Generalmente, la identidad que adquirimos las personas y que nos da información sobre quiénes somos, corresponderá con la identidad asignada por la sociedad. De ahí que quienes no cumplen con esta regla de oro, sentirán en “algunos momentos” de su vida el rechazo o la desaprobación de su grupo.
Con esta división entre lo femenino y lo masculino, las personas aprenden a ser y a relacionarse entre sí a partir de sus cosmovisiones –formas de interpretar la
vida-, que han sido determinadas socio-culturalmente; formas de ver y aceptar como deben ser y comportarse (en función de su sexo), que corresponden al imaginario de la comunidad heterosexual en el mundo.
Todas las
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