ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Mitos, símbolos y ritos


Enviado por   •  16 de Octubre de 2013  •  Tesis  •  1.801 Palabras (8 Páginas)  •  351 Visitas

Página 1 de 8

MITOS, SÍMBOLOS Y RITOS

La mentalidad científico-técnica, dominante en el mundo occidental, suele mirar por encima del hombro al pensamiento mítico y sus expresiones simbólico-rituales. Esa mirada arrogante ha relegado a la marginación todo tipo de discurso y lenguaje que no se ajuste a sus presupuestos metodológicos. Es una marginación estigmatizante, pues lo que se arrincona en esos límites recibe el calificativo de "espacio pre-científico". Y lo pre-científico, claro, o ha sido superado, o debe conservarse únicamente en la esfera de lo privado. El ámbito de lo público (¡por supuesto!) es el de la razón, la técnica y la ciencia. ¿Cabe la experiencia religiosa en el interior de estas coordenadas?. ¿La religión no será un producto irracional que carezca de sentido? ¿No hay que desechar por irrelevantes los símbolos y los ritos?

En el origen de los pueblos, las culturas y las creencias se halla siempre el mito. Las religiones se asientan en los relatos legendarios de los orígenes que reflejan el tiempo primordial en el que los dioses eran poderosos actores de los acontecimientos. Se trata de relatos fundantes que explican la "razón sagrada de ser" del mundo, de los pueblos, de las creencias y de los que, además, surge una cosmovisión capaz de articular y estructurar a todos los que se abren a la vida en el interior de una sociedad, de una cultura y de una religión determinadas. El mito posee ese poder humanizador que los psicólogos llaman "socialización y personalización". El mito, pues, hace personas y construye sociedades en torno a los valores hondos que sus relatos expresan.

El lenguaje propio del mito es el simbólico. El símbolo es un tipo especial de signo que aparece cuando se quiere expresar lo que es difícil de expresar con el lenguaje unívoco. Como indica su etimología griega, el símbolo consigue poner juntas, unir, reconciliar realidades diversas. Esta capacidad de acercar lo diverso, de una forma armónica y significativa, revela que el símbolo tiene una estructura transcendente: en su materialidad, en lo que muestra, hay inscrito "algo más", que es lo que se capta y resulta revelador. De esta forma el símbolo hace hablar a la realidad y "da que pensar". En suma: el símbolo transporta a lo profundo, a las vivencias fundantes y estructurantes de lo humano. Por eso el lenguaje religioso es un lenguaje simbólico: revelador de las creencias sagradas originales y originantes. Los símbolos del agua, la luz, el centro, la noche, la fecundidad, la ascensión, etc., están ligados a los relatos míticos de las religiones. Por medio de ellos se comunican de un modo eficaz los valores verdaderamente humanos que, por otros conductos, no llegarían a captarse tan vivamente.

En este proceso de personalización y socialización simbólicas, que los mitos religiosos vehiculan, existe otro elemento a tener en cuenta: el rito. Se podría decir que el rito es la dramatización o puesta en escena simbólica del mito. Símbolos y ritos van de la mano en la lógica mítica. La palabra sánscrita "rita" permite comprender la esencia del rito. El rito se caracteriza por estar estructurado conforme a un orden. Un orden conocido y determinado que admite su repetición. Justamente la reiteración ritual es el método por el que se produce la interiorización simbólica de los valores fundantes de la cultura, de la sociedad y de la religión. Dicho de otra manera, el rito transmite de un modo práctico y operativo la tradición y, de esta manera, pone a cada uno en su sitio con respecto a ella: hace que cada participante en la celebración ritual se reconozca como un miembro integrante de dicho grupo y, al mismo tiempo, el grupo puede reconocer a cada miembro como uno de los "suyos".

Las religiones, todas las religiones sin excepción, son deudoras del símbolo y del rito. Sus relatos primordiales se han elaborado en clave simbólica y se actualizan ritualmente. Por esa vía los creyentes de las distintas religiones se inician en los "misterios" salvíficos respectivos, hasta alcanzar la madurez personal y grupal. Por esta vía llegan a sentirse, y a ser reconocidos, miembros activos en la comunidad religiosa.

Más arriba indicábamos la marginación del pensamiento mítico en las sociedades desarrolladas a causa de su falta de objetividad científica. Asentemos una premisa fundamental: los problemas de la relación de lo secular con lo religioso no han de resolverse por vía de exclusión o de rechazo. Además, no es verdad que el mundo humano secular y científico haya superado la "lógica mítico-simbólica-ritual". Los símbolos y los ritos perviven en el mundo humano científico porque no pueden eliminarse: van unidos a la propia condición humana (¡lo mismo cabría decir de la experiencia religiosa!). Para acabar con los símbolos habría que acabar con la humanidad. Allí donde la persona humana se abra a una vivencia de sentido para su existencia (amor, justicia, libertad, esperanza, etc.), y quiera expresarla, se hará presente el lenguaje simbólico. Allí donde las personas y las sociedades tengan que afrontar una experiencia que genere algún tipo de tensión, que ponga al descubierto el misterio de la vida humana, aparecerá el rito para dulcificar, para domesticar esa tensión (una muerte, un matrimonio, un nuevo destino, etc.). Y es que simbolizar y ritualizar es humanizar. En la misma línea, tampoco será lícito en nombre del símbolo y del rito la ruptura con

...

Descargar como (para miembros actualizados)  txt (10.9 Kb)  
Leer 7 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com