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Ritos Y símbolos Del Matrimonio D° Romano

angesilva1616 de Marzo de 2015

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RITOS Y SIMBOLISMOS DEL MATRIMONIO ARCAICO ROMANO, UNIONES DE HECHO, CONCUBINATO Y CONTUBERNIUM DE ROMA A LA ACTUALIDAD

RITES AND SYMBOLISMS OF THE ARCHAIC MARRIAGE OF EARLY ROME, UNMARRIED COUPLE, CONCUBINATO AND CONTUBERNIUM FROM ROME TO THE PRESENT TIME

Luis Mariano Robles Velasco

Profesor Titular de Derecho Romano

Universidad de Granada

lmrobles@ugr.es

INTRODUCCION.- Decía RENE PICHON “como sucede en toda sociedad antigua, el amor y el matrimonio son absolutamente distintos”, pero a igual que todos sabemos la edad para contraer matrimonio, y que el varón no podía contraer matrimonio hasta los 14 años y a la mujer hasta los 12, esto en realidad no era sino una mera formalidad legal, porque los esposos no se casan, se les casa. En el mundo antiguo, son siempre los pater familiae los que intervienen en el asunto. Es cierto, que se requiere el consentimiento de los esposos formalmente, pero lo que es más difícil de comprender es que ellos pudieran rehusar . Según: entre la comparación de adquisición de un objeto de mobiliario y de una mujer o de un animal. Con la diferencia de que la mujer es dotada no vendida, lo que marca una notable diferencia.

Esto nos lleva aludir al matrimonio primitivo. Mucho y bueno se ha dicho sobre el matrimonio de los primeros tiempos de Roma, baste considerar la enorme bibliografía existente sobre ello , tanto en monografías como en Revistas jurídicas especializadas.

1. EL MATRIMONIO PRIMITIVO. RITOS Y SIMBOLISMOS EN EL MUNDO ARCAICO.

En realidad, como señalaba RENÉ PICHÓN , el matrimonio primitivo no es ni una unión sentimental, ni un contrato de adquisición: es sobre todo una iniciación religiosa. Muy posterior en el tiempo, MODESTINO en el Digesto (D. 23.2.1), daba la conocida definición: “El matrimonio es la unión del hombre y la mujer, y el consorcio o comunidad para todas las cosas de la vida, comunidad de todo derecho divino o humano”. Todo depende, según MIQUEL , de los términos consortium omnis vitae se interpreten como “comunidad conyugal para toda la vida” o como “comunidad conyugal de todas las cosas de la vida” (eso sí, mientras dure). Porque en un caso se alude a la pretendida indisolubilidad del matrimonio, cosa que en realidad es un mito mas en el matrimonio primitivo, como veremos, y en el otro caso, al cariz economico patrimonial que era consustancial a las uniones patricias de la Roma antigua.

Lo cierto es, que en la época arcaica, esa relación con lo sagrado, ese toque divino, es esencial en el matrimonio. El efecto que produce el matrimonio es básicamente, introducir en el hogar del marido a una mujer que será su compañera en los actos del culto domestico, y que simultáneamente asegurará la continuación de la estirpe familiar, mediante la descendencia que eventualmente se produzca.

Por ello en un entorno mágico, ancestral de ritos y solemnidades, todo gira en función de la visión de los dioses porque todo forma parte de una ceremonia sagrada.

Los pormenores de esta ceremonia, comienzan por la propia celebración, con los auspicios, la oración, los sacrificios y la manduca del pan sagrado. Los mismos atuendos que ha de portar la desposada, el flammeum o velo rojo .

La utilización del rojo no es el color que comúnmente vemos en las novias, pues lo usual es el blanco. El rojo era el color dedicado a Marte; era el color de los inmortales, de la enseña levantada en el campo de Marte para reunir al ejército, para convocarlo a un acto religioso o militar.

Para comprender la significación del color rojo, debemos de recurrir a CARCOPINO , que nos recuerda que entre los antiguos sabinos –pueblo anterior a la propia Roma-, el color rojo, el propio dios Marte tenía otra significación: Marte era venerado como dios del matrimonio, y su unión con la diosa Nerio era un reflejo de las uniones humanas. De hecho TITO LIVIO hace alusión a ello en la supuesta oración pronunciada por Hersilia, esposa de Romulo, después del rapto de las sabinas. No sería raro, pues, que el flammeum y el reticulum, o redecilla roja sea una invocación a Marte, como Dios sabino, como dios de la fecundidad y de la agricultura y que propicia la fertilidad, la primavera sagrada; a diferencia del Marte Romano, o dios que mata -Maurs, mars, según MOMMSEN -.

Otra de las prescripciones religiosas, que forman parte del ritual, es la necesidad de que la novia o la prónuba lleven una corona de flores que la tradición prescribe que debe de haber cogido de su propia mano . El significado de ello es nuevamente religioso, pues según PICHÓN , es un medio más de purificarse, de conferir a la futura unión fuerza sobrenatural. Es decir, no es un mero adorno, pues las flores, como los arboles, como ciertos animales –como los lobos - o las piedras son objetos sagrados. De ahí la mezcla de boda y conjuro de los espíritus, según BICKEL , lo que hace inexcusable la observación de los auspicios, y las ofrendas a Juno, Júpiter, Venus, Diana y otros dioses o diosas menores como Ceres.

Hecho esto, que podía ser considerado como una ofrenda incruenta, se suceden los sacrificios de animales como los bueyes, corderos o cerdos , a manos del popa o sacerdote menor, a veces un sirviente encargado de asestar un golpe mortal al animal . Este sacrificio tiene un carácter más sangriento que sustituye a la auruspicina etrusca basada en el vuelo de los pájaros. Y si los augurios son favorables, la prónuba unía las manos de los contrayentes en la dextrarum iunctio. los novios intercambian la conocida formula matrimonial:

-Ubi tu Gaius, ego Gaia.

Que reitera la nuba, con cuidado de que su voz no sobresalga por encima de la de su prometido.

Mientras, el pater familiae saca las tabulae nuptiales que diferentes amigos y familiares de ambas familias van firmando hasta que se consiguen los diez testigos preceptivos para validar la unión que va a tener lugar.

Tras lo cual los asistentes felicitan a los contrayentes deseándoles felicidad:

—Feliciter!, Feliciter! (que la felicidad sea con vosotros) .

Otros rituales que completan la ceremonia matrimonial, serian el festín sagrado o comida común de los recién casados de la torta de harina de espelta o Panis farreus, que trasladaría su denominación a la propia confarreatio. O la conducción de la novia a la casa del nuevo marido , o domum deductio, la cual va ir acompañada en el trayecto con canticos en forma de versos (versus fescennini), mezcla de canticos gestuales o mascaradas, que algunos derivan, por similitud en el nombre de la ciudad de Fescennium, como BICKEL , atribuyéndole un origen local, o según otros que enlazan el nombre de versus fescennini, con el de fascinun o miembro viril, como referencia a la fecundidad, o a la situación en que se puede encontrar la novia, como dice su nombre latino fascinatio.

Por otra parte, la costumbre de arrojar nueces al paso de la boda, sería un símbolo del paso de la niñez a la vida adulta, ya que las nueces eran símbolo de fecundidad y alimento destinado a satisfacer el hambre de los malos espíritus que había que dejar atrás.

Luego se producía la deductio, o simulación del secuestro de la novia por parte del novio de la que hoy todavía queda como reminiscencia, la costumbre de que la nueva esposa sea levantada por su marido al traspasar el umbral de la puerta . En principio para evitar que la mujer no tropiece en la entrada, lo que sería un mal presagio, aunque podría ser una antigua reminiscencia del Rapto de las sabinas o episodio mitológico que describe el secuestro de mujeres de los sabinos por los fundadores de Roma .

Todos estos ritos se llevan a cabo en la celebración del matrimonio por confarreatio, que era un privilegio de las familias patricias ya que eran las únicas que tenían sus propios dioses del hogar, con su culto a los antepasados y su religión domestica.

Las uniones plebeyas estaban desprovistas de ese carácter sagrado, por ello los patricios profesaban el mas olímpico de los desprecios, considerándolas casi como los apareamientos casuales, connubia promiscua, more ferarum, poco menos que uniones entre bestias.

Estos ritos cuyo secreto guardaban los nobles patricios, y que tenían un especial atractivo para las clases plebeyas, propiciaban un complejo de inferioridad a los acomplejados plebeyos. Por ello también querían a su modo iustae nupcias, de ahí que acudieran a la coemptio.

La coemptio era un procedimiento parecido a la adquisición de la propiedad. Y al igual que la adquisición de la propiedad se podía llevar a cabo por compra o por el uso continuado, se le dio el mismo tratamiento al matrimonio plebeyo por coemptio.

La coemptio a decir de FERNÁNDEZ DE BUJÁN , requería la entrega por parte del futuro marido de una compensación económica al paterfamilias o al tutor al que estuviese sometida la mujer, como acto previo y compensatorio a la separación que suponía de ésta de su familia de origen y posterior integración en la familia de su futuro marido, como nos recuerda Gayo en Institutiones, 113 y 114 . Esto suponía una venta ficticia del padre o tutor de la muchacha similar al negocio per aes et libram, con la concurrencia del libripens y los testigos.

Y en cuanto al usus, como se indica en las Institutiones, de Gayo (I. 111) , se exigía la convivencia continuada de los cónyuges durante un año, transcurrido el cual se consolidaba la incardinación de la mujer en la familia de su marido, a menos que se ausentara de su casa todos los años durante tres noches, interrumpiendo así el uso

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