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NOCHE DE RABANOS.

Jocelyn JarquinEnsayo30 de Noviembre de 2016

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INTRODUCCIÓN

Oaxaca es un estado de la República Mexicana lleno de tradiciones en todos sus alrededores, y una pequeña muestra de estas coloridas costumbres es la famosa; “Noche de Rábanos” una tradicional fiesta Oaxaqueña, que es celebrada todos los años. Razón por la cual el presente ensayo muestra el surgimiento de dicha celebración.


ÍNDICE

INTRODUCCIÓN……………………………………………………………………………….  03

LOS ORÍGENES………………………………………………………………………………….  07-11

LA TRINIDAD DE LAS HUERTAS…………………………………………………………  11-23

EL MERCADO DE LA VIGILIA NAVIDEÑA Y SU ESCENARIO………………..   23-27

EL PRIMER CONCURSO DE HORTICULTURA Y FLORICULTURA…………..  27-33

LA NOCHE DE RÁBANOS ACTUAL……………………………………………………..  33-39

CONCLUSIÓN……………………………………………………………………………………  41


LOS ORÍGENES

Según una tradición zapoteca del Valle de Oaxaca, los antiguos celebraban, el 23 de diciembre, el Nacimiento del Sol con una serie de festejos. Al respecto, Wilfrido C. Cruz relata lo siguiente en Oaxaca recóndita:

Existe la creencia entre las gentes sencillas que ya sólo hablan español, por cierto, de que la noche del veintitrés de diciembre de cada año, llamada en la Vieja Antequera Noche de Rábanos, el rodar de los ecos de las serranías sobre el Valle conduce extraños rumores de fiesta a las aldeas vecinas, percutir de tamboriles y vibrar de flautas y chirimías nativas, murmullos de voces, raros pregones, como si sobre Monte Albán se celebrara una feria nocturna, un extraordinario tianguis. A San Juan Chapultepec, a San Martín Mexicapan y a Xoxo  ̶  se dice  ̶  llegan los ecos; se percibe a intervalos, según el giro del viento, durante la Noche de Rábanos, víspera de la Noche Buena, ese conjunto de ruidos, voces y armonías que parecen surgir de los oscuros socavones de Monte Albán.

Muchas y muy diversas son las versiones sobre el origen y motivo de nuestra Noche de Rábanos, pero todos los relatos de los abuelos, de los viejos horticultores de Trinidad de las Huertas y varios testimonios orales, coinciden en señalar una sencilla costumbre que provocó su nacimiento: el mercado de la vigilia de la Natividad y no precisamente para cena, como algunos dicen, sino para la comida del día 24.

   Hasta fines del siglo pasado, la cena de Navidad, era costumbre de un grupo reducido de oaxaqueños. Aun entre la gente de buena posición económica, lo tradicional era asistir a la calenda y a la misa de gallo.

  De suma importancia fue en Antequera el mercado de la vigilia de Navidad, en el que se expedía el pescado seco cubierto de sal. Ahí se compraban las verduras, para complementar la comida de abstinencia. Estas hortalizas llevaban de Trinidad de las Huertas, principalmente.

  ¿Cuándo se inicia el establecimiento del mercado de vigilia? Eso es muy difícil precisarlo. Tal vez desde los primeros años de fundada la Antequera, una vez implantados los hábitos españoles y la nueva religión. Pero la costumbre de escamar los rábanos y hacer florecitas con las verduras es tan antigua como el mercado mismo.

  Arturo Fenochio, en su novela costumbrista El cielo de Oaxaca, publicada a fines del siglo XIX y situada en la Antequera de la segunda mitad de ese siglo, describe: “Otros se refugiaron en los cobertizos de la plaza del mercado en que aparecían vistosos puestos de fruta y verduras recortadas en figuras de flores, alumbrados por alegres fogatas”.

  Hay quienes han hablado de supuestos certámenes de hortalizas durante la Colonia, organizados por los misioneros domínicos, sin mencionar la fuente de tal información, seguramente por lo que Jacobo Dalevuelta insinúa en Cariño a Oaxaca: “A los barrios de abajo  ̶ la Trinidad en primer término ̶  les tocó el aprendizaje de la horticultura, y probablemente los mismos frailes catequistas tuvieron la idea de hacer exposiciones de los productos de las huertas. Allí nació la exposición de los rábanos”. Ningún cronista de la Colonia hace referencia a tales certámenes, ni hay indicios de que los hubiera. Es en los últimos años del siglo XIX cuando se hace la primera exposición formal y concurso de hortalizas, a iniciativa de don Francisco Vasconcelos, Presidente Municipal, y del Regidor Rodolfo A. Lavie, como lo explicaremos más adelante.

Esa noche se alegraba el mercado; se hacía la venta de lista, de la hueva, del camarón; los puestos de verdura era un regalo para la visita con sus colmados de lechuga, rábanos, cebollas, nabos, coles y coliflores, teniendo al lado sendos canastos de dalias, amapolas, violetas y trinitarias. (Carlos Filio, Estampas oaxaqueñas). Hoy es la abstinencia reglamentaria de las grandes festividades de Navidad y en esto, creemos, está el nacimiento de la pintoresca costumbre que, mitad religiosa, mitad profana, va a buscar los pescados del ritual para cumplir con el precepto cristiano y enflora los condimentos con la gracia siempre exquisita de sus jardines en eterna primavera… (“La clásica Noche de Rábanos”, en el periódico Mercurio, 24 de diciembre de 1930).  

Las fiestas de Navidad han presentado regular animación. Anoche tuvo lugar la tradicional plaza de los rábanos, hubo vistosos puestos… (periódico El Imparcial, de México, 25 de diciembre de 1898).

Esta noche tendrá lugar en la Alameda de León, el Mercado de Rábanos, como se denomina tradicionalmente. Se han hecho preparativos para que la feria resulte animada (El Informador, diario oaxaqueño, 23 de diciembre de 1934).

El señor Cristóbal López Mendoza, nativo de Trinidad de las Huertas (su casa está a un costado del templo), relata que proviene de una familia de horticultores, y sus ancestros fundaron el antiguo pueblo de Las Naborías; y nos muestra un pequeño artículo que escribió en un diario local, Carteles del Sur, el 24 de diciembre de 1977.

Los Rábanos tuvo su origen con motivo de la Nochebuena, ya que ha sido suplantada por la cena de Navidad… Llegando el día de la plaza, 23 de diciembre que era la Plaza de Nochebuena, los hortelanos expedían sus productos… Dado el ingenio que siempre ha existido en el hombre estos hortelanos comenzaron a calar rábanos como hoy en día todavía los podemos admirar, a la variedad llamada rábano largo eran y son calados y adornados con azucenitas hechas de cebollas tiernas, con ramitas de coliflor y rabanitos chicos calados también, dando la impresión de una verdura filigrana; cosa que comenzó a llamar la atención entre la gente en especial en las amas de casa que los adquirían para el adorno de la ensalada… y como dicho arte sólo se hacía en la festividad señalada, pronto el vulgo dio en decir “vamos a los rábanos…”

El señor López Mendoza, continúa relatando, lo que se escuchó de labios de sus abuelos: “Los antiguos le decían el día de los rábanos, porque en aquellos tiempos las actividades terminaban al anochecer…”, el mercado se efectuaba antes del oscurecer y si prevalecía al llegar la noche, se alumbraban con fogatas de ocote.

  Todos estos testimonios coinciden en un origen común de la noche de rábanos: el mercado de la vigilia de Navidad. Todas las personas que entrevisté en Trinidad de las Huertas, que han sido horticultores o nacieron en el seno de una familia de ese gremio, expresaron uniformidad en tal criterio.

LA TRINIDAD DE LAS HUERTAS

Este antiguo poblado, después Ayuntamiento, Agencia Municipal y ahora barrio de la ciudad, localizado en el sureste de Oaxaca, jugó un papel importantísimo en el mercado de la vigilia de Nochebuena ya que la mayor parte de las hortalizas que se vendían en esta ocasión eran cultivadas en la Trinidad.

Debido a la fertilidad de la tierra y a mejoras y enmiendas que se hacen, las huertas de este pueblo se ven siempre sembradas de cereales y hortalizas… Este pueblo se formó de los mexicanos que vivieron en el marquesado. Los conquistadores o mejor dicho, los sacerdotes fray Jordán de Piamonte y Domingo de Santa María, que llegaron a evangelizar a esta ciudad, los congregaron en ese lugar. Edificando el templo de la Trinidad y utilizando las filtraciones del río Atoyac, enseñaron a los pobladores la manera de cultivar legumbres, sembrando ellos mismos las primeras simientes. Las primeras flores que se plantaron fueron el albahácar, la azucena y la rosa de Jericó, que fueron traídas de España por estos mismos padres. En 1533, la Trinidad de las Huertas consumía sus productos en la plaza de esta ciudad, y desde entonces fueron tradicionales en Corpus y el Lunes de Resurrección. La iglesia de la Trinidad y el segundo templo que se fabricó entre nuestros pueblos…

La tradición oral de la Trinidad de las Huertas no olvida a la venerable orden de Santo Domingo impartiendo enseñanzas en el cultivo y la aclimatación de las “plantas de Castilla”. Recuerda a la primitiva ermita en la que se veneraba la imagen antigua de la Trinidad y que fue derribada en el año de 1941. Los pobladores cuentan que dicha capilla la erigió fray Jordán de Piamonte, quien era muy devoto de la Santísima Trinidad.

  Como una confirmación de la presencia de los religiosos dominicanos en el templo de la Trinidad, existe un altar dedicado a la Virgen del Rosario.

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