Papel de la mujer en el renacimiento

Johanna Andrea Gutiérrez Cubides

11020132010

Estética Moderna

¿QUÉ PAPEL EMPLEABA LA MUJER EN LOS ÁMBITOS SOCIAL, SEXUAL Y RELIGIOSO EN EL RENACIMIENTO?

El siguiente artículo pretende evidenciar el desarrollo de la mujer renacentista en los contextos previamente mencionados, entendiendo cómo ésta etapa impactó en la sociedad europea y modificó la brecha existente entre hombres y mujeres, reforzada en la edad media.

Para dar inicio, se entiende por Renacimiento como el periodo de la historia universal que determina el paso de la edad media al mundo moderno. Grosso modo se establece entre el 1300 y 1600, y se caracteriza por ser una época de  grandes revoluciones culturales, científicas y religiosas; se dejan de lado las concepciones teocéntricas para dar paso al redescubrimiento del hombre como individuo y su relación natural con el mundo que lo rodea, libre de represiones religiosas.

Es natural que este tipo de vanguardias modifiquen o desestabilicen el statu quo de una sociedad, sin embargo en ciertos aspectos el renacimiento apenas contribuyó con cambios a favor del sexo femenino. Si bien el hombre se convierte en el centro del universo la mujer sigue en el mismo estado de sumisión en que se encontraba. El renacimiento no logra desapegarse del peso cultural del patriarcado heredado de la edad media y sus expresiones machistas, por lo que la mujer sigue siendo vista como una sub especie, o especie de hombre incompleto.

Se hace insistente la fragilidad del género femenino y el deber de los hombres de protegerlas de su propia debilidad, pues ésta las hacía propensas a pecar, se evidencia entonces la perpetuidad de la dicotomía virgen María-Eva, es decir la virtud frente al pecado a la cual está encadenada la mujer. Por su parte, era tomada  como un mero instrumento de procreación, y era de gran importancia la conservación de su virtud hasta el matrimonio; en ese sentido es notoria la discriminación en cuanto al goce y desarrollo de su sexualidad, siempre supeditada a un hombre (padre o esposo).

Una vez casadas les era censurada la infidelidad, acto que las condenaba al desprestigio social y a ser tachadas de adulteras, a diferencia del hombre que no recibía ningún tipo de represalias y la infidelidad le era casi un derecho y un acto meritorio.

Empero se conforma una minoría de mujeres que se empeñan en llevar una vida semi religiosa y de celibato sin pertenecer al clérigo o algún tipo de orden religioso, este tipo de mujeres fueron consideradas visionarias, y sus consejos escuchados en todas las clases sociales. Se puede decir que aquellas mujeres que se dedicaron a la vida espiritual a pesar de la discriminación también obtuvieron ciertos beneficios y preferencias, pues lograron ser productoras de literatura religiosa, consejeras  y guías espirituales, llegando a ser consideradas madres espirituales de la época. Este tipo de decisiones tal vez se ven justificadas como una salida para el sexo femenino, pues sus únicas alternativas eran el matrimonio o el convento; el  mecenazgo o la beneficencia eran las únicas actividades sociales permitidas fuera del hogar. Los altos costos de la dote que debían pagar para casarse puede ser también un factor determinante, esto hacía común que las hijas menores terminaran en conventos a falta de dinero para su casamiento.        

Sin embargo, aquellas mujeres casadas conocían su rol en la vida matrimonial y la sociedad, y la mayoría aceptaba que su papel principal era la concepción, razón por la cual las esposas de la alta sociedad aspiraban tener un gran número de hijos, preferiblemente varones que heredaran el linaje. Era sabido que los hombres se dedicaban a los negocios y las mujeres al hogar, ella administraba y se encargaba de los quehaceres domésticos, una postura que le daba cierto grado de independencia en su vida cotidiana.

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