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Parcial de Historia Argentina Contemporánea.


Enviado por   •  2 de Julio de 2016  •  Exámen  •  4.563 Palabras (19 Páginas)  •  272 Visitas

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Parcial de Historia Argentina Contemporánea.

  1. A partir de los textos de James y de Gordillo, para el periodo 1955/73, analice el impacto de las políticas de integración que tuvieron distintos gobiernos hacia el movimiento obrero. ¿Cómo se manifestó la tensión entre la combatividad obrera y el deseo de los sindicatos de mantenerse como “factor de poder” en distintos momentos?

A través de la lectura de los textos de James y Gordillo , podemos observar un  intenso y extenso periodo (1955- 1973)  marcado por diversas características que tuvieron los distintos gobiernos respecto al movimiento obrero, como así también las divisiones y conflictos dentro de los sindicatos para perpetuarse o mantenerse como “factor de poder”.

En septiembre de 1955, el golpe de Estado llevado a cabo por el general Lonardi, en un principio, como bien menciona James,  pretendía “lograr un acercamiento entre el movimiento sindical peronista y el primer gobierno No peronista”[1], designando como ministro de trabajo a Luis Cerrutti Costa, asesor legal de la UOM hasta ese momento.  “El sector de Lonardi admitía que el peronismo conservara el dominio de la clase trabajadora y sus instituciones con la condición de que tras una breve depuración de los más implicados en la corrupción del régimen, los sindicatos se avinieran a respetar como esferas claramente demarcadas la acción del gobierno, por un lado y la representación de los trabajadores, por otro, y restringieran su actividad a esta ultima”[2]

 Esta política de “mediador” le costó al general Lonardi su deber,  ya que desde los diversos sectores de la oficialidad liberal, los partidos políticos tradicionales, y diversos grupos que querían eliminar el peronismo ejercieron presión para obligarlo a renunciar,  de esta manera quedó a cargo del gobierno el general Aramburu.

A  partir de ese momento, comienza una etapa en la cual se intentó erradicar completamente todo lo referente al peronismo causando precisamente  un efecto contrario al que se pretendía. El resultado será de “refuerzo de la identidad peronista alimentado por discursos y tácticas violentas que llamaran a resistir hasta que se hiciese efectivo el esperado retorno de Perón del exilio”[3]

Todo este periodo fue  un desequilibrio político donde a los diversos sectores  les resulto imposible  “legitimar un modelo económico y social alternativo al peronismo”.

Mónica Gordillo, divide este periodo en tres etapas según las medidas que tomaron los  actores que participaban  en las diferentes situaciones.

 En la primer etapa menciona que predomino la resistencia y la protesta obrera, donde surgieron  nuevos actores (1956- 1969), en la segunda etapa ( 1969- 1970), menciono que hubo un momento de “explosión” donde se conformo una rebelión popular y surgieron movimientos opuestos al régimen con nuevos “repertorios” de confrontación. La tercer  y última etapa, fue donde se produjo  el pasaje a la acción política que tomo nuevas formas según los sectores involucrados y las alternativas políticas de cada uno.

El gobierno de la “Revolución Libertadora”, en 1956, llevo a cabo una serie de medidas tales como; disolución del partido peronista, intervención de la CGT, prohibición para ocupar cargos públicos a quienes hayan sido dirigentes gremiales y políticos en las presidencias de Perón, impidió el uso de símbolos, canciones, fotografías y todo tipo de objetos relacionados con Perón  o Eva Perón, se intervinieron los sindicatos y se disolvieron  las comisiones internas de fabrica.

Gradualmente, ante este tipo de prohibiciones se fue gestando,  de manera desorganizada en un primer momento, lo que se  conoció como “resistencia peronista” Utilizando tácticas como huelgas, sabotaje, trabajo a desgano, entre otras.

Sin embargo, como menciona James,  desde finales de octubre en diversas ciudades del país,  comenzaron  a surgir huelgas no oficiales, protestas defensivas, apareciendo desde entonces, “formas embrionarias de resistencia organizada, pero en general los canales más frecuentes  de reacción consistieron en iniciativas espontaneas y atomizadas”[4]

Las luchas salariales de 1956, ayudaron a consolidar el movimiento de resistencia, el paro metalúrgico con 6 semanas de duración, fue dirigida por militantes de base que demostraron capacidad para organizar. Si bien no lograron sus fines, se constituyo como un símbolo de la clase obrera por su buen manejo organizativo para tratar con los empleadores y el Estado.

Quienes dirigieron las huelgas ese año, fueron elegidos en los sindicatos donde se había permitido la normalización de los sindicatos. Eran nuevas figuras que habían “surgido en fábricas y talleres desde la caída de Perón”[5] También había algunos dirigentes que seguían influyendo, desde la cárcel, en sus gremios (Vandor, Gazzera y Olmos).

Hacia 1957, algunos gremios normalizados fundaron  la Comisión Intersindical, lo que se intentaba era, mediante elecciones libres, restaurar nuevamente todos los sindicatos, también procuraban la reaparición de la  CGT, y que se liberen a todos los encarcelados, entre otras cosas. Esta influencia cada vez mayor, fue creando conflictos entre los viejos y nuevos líderes gremiales peronistas, pero solo a través de ella, comenzaron a llegar órdenes directas desde Perón a los dirigentes gremiales y desde estos a las bases.[6]

 En 1958, con la llegada de Frondizi al poder, gracias al apoyo del voto peronista y previo “pacto con Perón”, se  llevo a cabo la sanción de  la ley  Ley de Asociaciones Profesionales, el cual restablecía al sindicato único por rama e industria.

Unos meses más tarde, su política desarrollista puso en señal de alerta a los trabajadores  quienes comenzaron a notar signos negativos por parte del gobierno hacia ellos. Una  importante huelga (dirigida por comunistas y radicales) se desarrollo, en 1958, a manera de protesta por los contratos que se habían firmado con empresas petroleras extranjeras.  Sin embargo en los sectores del Sindicato Unido de Petroleros de Estado, controlados por los peronistas, decidieron no propagar la huelga porque no querían entrar en disputas con el gobierno. Los dirigentes de las 62 organizaciones se reunieron  con Frondizi para acordar los puntos que se discutían, de esta manera, la huelga quedó  sin efecto.

Vandor (dirigente de los metalúrgicos)  fue  el encargado de hablar con Perón y “convencerlo de la sensatez del arreglo”

La relación entre los sindicatos y el presidente, llegó  a su fin cuando la política económica, afecto de manera directa a los salarios.(previo acuerdo con el FMI para enfrentar una crisis en la balanza de pagos). “la política económica de Frondizi junto con la represión de actividades políticas y gremiales que la acompaño, fue considerada una traición por el movimiento sindical”[7].

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