ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Parcial de Historia Moderna


Enviado por   •  18 de Marzo de 2019  •  Exámen  •  2.568 Palabras (11 Páginas)  •  184 Visitas

Página 1 de 11

1- En la Edad Media, la gente pedía a Dios que la liberara del hambre, de las epidemias y de las guerras, estos  3 factores detenían el crecimiento de la población cada vez que empezaban a escasear los recursos.

Vemos que en el documento 1 se relata la perdida de toda la cosecha, y a su vez, que esta pérdida fue causa de la suba elevadísima de los precios del grano, y como el pueblo estaba sumido en una absoluta pobreza debido a las fuertes demandas que les imponía su Majestad, se llega a una condición de pobreza que, como dice en el texto, se le llama hambre. El hambre fue unos de los principales factores demográficos que influyeron en la población de los siglos XV y XVI. Se ha confirmado que la mortalidad respondía a variaciones registrada en el precio del grano y otros alimentos básicos, aunque la intensidad difería de un territorio a otro, sobre todo en relación con los niveles de industrialización, ingresos y urbanización. La subida del número de defunciones en muchas zonas de Francia coincidió con un aumento del precio del trigo; “primero viene la hambruna, después la peste”, es decir que la “enfermedad tenía como fondo la hambruna”. Otro factor que podemos mencionar en la mortalidad por causa del hambre, es la mala alimentación que tenían los aldeanos, ya que al que escasear los granos de trigo para poder producir harina y así, cocinar un pan de buena calidad, los aldeanos molían granos de otros tipos que producían harina de mala calidad, y por consecuente un pan de mala calidad (cabe mencionar que el pan era el alimento básico de la población), entonces, la mala alimentación contribuye a una mayor mortandad por causa de hambre.

Vemos que en el documento 2 se relatan los horrores de la guerra. En este texto podemos encontrar otro factor demográfico que inciden en la población que es la guerra. En este caso, los soldados que saquean París buscan fervientemente en todos aquellos lugares en que creen que haya pan debido a que tienen hambre. Este factor está relacionado con la hambruna, ya que el hambre producía tanto pestes como guerras. En primer lugar, hay una razón para creer que se subestimo la importancia de la guerra como factor que limitaba el crecimiento demográfico. Meuvret sostiene que los conflictos bélicos en el pasado habían tenido consecuencias demográficas modestas comparadas con las “catástrofes del mundo moderno”, ya que vemos que dentro de las regiones más afectadas, las ciudades situadas junto a las grandes vías de comunicación fueron las que más sufrieron, mientras que las localidades que estaban escondidas en valles inaccesibles o protegidas por grandes bosques resultaron menos afectadas. Como consecuencia de las guerras, vemos que estas producen todo lo malo que lleva el hombre consigo, ya que se roba, se asesina, se viola y se destruye con total inhumanidad.

Vemos que en el documento 3, encontramos el último factor que influyó en la población, que es la peste. En este texto se relata la peste sufrida en Barcelona, lo cual provocó la muerte de más de 10.000 personas. Podemos enmarcar este texto dentro de la “Edad de la peste”: Parece ser que durante la “edad de la peste”, la única característica “normal” de la mortalidad era la inestabilidad. En tiempos de pestes, la rapidez de la muerte y su naturaleza colectiva afectaban al comportamiento individual y social. También hay que tener en cuenta la incidencia de la mortalidad en las distintas edades, ya que, gracias a documentos parroquiales, se demostró que los índices de mortalidad fueron mayores entre los niños de más de 5 años y los jóvenes de más de 24 años que entre los adultos y los ancianos. Otro problema era que los médicos tardaban en encontrar una posible solución a esta peste, por lo cual la epidemia podía causar grandes estragos en un muy poco tiempo.

2- Puede considerarse que la historia moderna de España comenzó con el reinado de los Reyes Católicos (1474-1516), en cuyo periodo se avanzó de forma decisiva hacia la integración, bajo un único soberano, de los diversos reinos y territorios en que se había dividido la vieja Hispania romana. Con los Reyes Católicos no se produjo una unión de las Coronas de Castilla y Aragón, cada una de ellas mantuvo sus leyes, instituciones y monedas, y continuaron las aduanas en las zonas limítrofes. Sin embargo, ambos reyes intervinieron, en distinta medida, en la gobernación castellana o aragonesa, y -lo que es más importante- en el futuro ambas coronas tendrán un mismo rey. Pero el proceso hacia la integración del territorio peninsular bajo un único soberano va a ser mucho más amplio. Los Reyes Católicos conquistaron el reino de Granada (1492), y años después, muerta ya Isabel, Fernando incorporó el reino de Navarra (1512). Cuatro de los cinco reinos existentes en España a finales de la edad media pasaron a depender de un mismo soberano. Sólo faltaba Portugal, al que los reyes trataron de incorporar, sin éxito, por medio de matrimonios concertados. No se trataba sólo, por tanto, de la integración bajo un mismo rey de los territorios políticos de la Hispania romana; estaba surgiendo una gran potencia política mediterránea y atlántica, que en virtud de las vicisitudes sucesorias pronto será también una potencia europea, cuando a la muerte de Fernando, la vasta herencia de Castilla y Aragón recaiga en Carlos I. Apareció así la llamada Monarquía Hispánica, o de los Austrias, formada por múltiples reinos y territorios cuyo único elemento de unión era la persona del monarca. La Monarquía Hispánica (siglos XVI y XVII) fue también llamada Monarquía Católica, en la medida en que la defensa de la ortodoxia católica frente a los protestantes se convirtió en una de sus principales razones de ser. Al igual que en la primitiva vinculación castellano-aragonesa, cada uno de sus reinos y territorios políticos integrantes mantendrá sus leyes, instituciones, monedas y tradiciones. Con Carlos I, el espacio territorial de la Monarquía Hispánica continuó creciendo. Tras su muerte, Felipe II (1556-1598) no heredó ni los dominios de la Casa de Austria ni el título imperial, pero la expansión se completó con la incorporación de territorios como las guarniciones de Toscana, las islas Filipinas, y sobre todo, el reino de Portugal, con su extenso imperio ultramarino en África, Asia y América. El carácter dinástico o personal, que determinaba la pertenencia a la monarquía de cada uno de los reinos y territorios integrantes de la misma, y la fuerte autonomía que conservaban, junto con la existencia de unas instancias superiores de gobierno en la corte, junto al rey, hicieron de la monarquía de los Austrias españoles una mezcla de autonomía y centralización. La monarquía personal de Felipe II se apoyaba en un gobierno por medio de consejos  y de secretarios reales y en una poderosa administración centralizada. Pese a todo su poder, las bancarrotas, las dificultades hacendísticas y los problemas fiscales fueron característicos durante todo su reinado.

...

Descargar como (para miembros actualizados)  txt (15.8 Kb)   pdf (87.7 Kb)   docx (12.8 Kb)  
Leer 10 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com